Uno de los últimos judíos de Irak, Thafer Muallem, ha fallecido esta semana. Su muerte ha hecho aflorar un gran número de recuerdos y emociones para los iraquíes que buscan reconectarse con los 2.600 años de historia judía en el país. Thafer Muallem es recordado como un “sanador de los pobres” en Irak.
Edwin Shuker, amigo del difunto Thafer, dice que conoció al médico en 2003. La madre de Thafer fue una de las primeras mujeres médicas de Irak y tuvo su propia clínica privada en Bagdad en la década de 1950. Cuando la mayoría de los judíos de Irak se vieron obligados a abandonar el país, ella se quedó hasta su muerte en el año 2000. Thafer nació en 1960 y creció durante el apogeo de la época de Saddam, viviendo un Irak que era, a principios de los 80, un país poderoso y exitoso bajo un régimen a menudo brutal.
“Sirvieron al país hasta sus últimos días”, dice Shuker. “Decidieron quedarse a pesar de los muchos desafíos”. Irak sufrió las sanciones de la década de 1990 y, tras la invasión estadounidense de 2003, la violencia sectaria ha aumentado y las milicias proiraníes desempeñan un papel importante en el país. Mientras que en la región del Kurdistán septentrional ha habido más tolerancia y acercamiento a la histórica comunidad judía, en Bagdad y otras zonas los lugares y santuarios judíos han sufrido el abandono o han sido confiscados.
La muerte de Thafer ha suscitado un gran interés local por la comunidad judía. Shuker lo considera un hecho positivo e importante. “Hay un interés por parte de los iraquíes en la comunidad judía y sus contribuciones pasadas. Los iraquíes desean volver a conectarse con una comunidad que ahora, más que nunca, es apreciada y valorada”, dice. Se aprecian los recuerdos judíos. La gente también está conmocionada al darse cuenta de que la muerte del médico puede suponer el fin simbólico del puñado de judíos que quedan en Irak.
Una comunidad que en su día fue de cientos de miles, donde se escribió el Talmud de Babilonia y donde una vez los judíos fueron el 40% de la población de Bagdad a principios de siglo. Los judíos fueron importantes para Irak y su desarrollo moderno antes de la década de 1950. Desempeñaron un papel clave en la política y la vida profesional, como la medicina, las finanzas, la música, la judicatura, el comercio y la literatura. Hay un clamor por conocer la comunidad judía ahora en Irak, dice Shuker.
“No se trata sólo de quién era Muallem, sino de este fenómeno en el que los iraquíes sienten que los judíos han sido una influencia positiva. En la última década se ha notado que el hombre de la calle busca reconectarse con los judíos de origen iraquí, dondequiera que estén, y espera que algún día puedan regresar para ayudar a reconstruir un país asolado por la violencia y la corrupción”, dice Shuker.
La avalancha de recuerdos para el médico judío ha quedado patente en las publicaciones de las redes sociales y en los medios de comunicación árabes. Ali Baroodi, un académico del norte de Irak, escribió en Internet sobre el luto por el “último médico judío que queda”. Señaló que el médico no abandonó Irak a pesar de los desafíos y dijo que era “más patriota que decenas de miles, era el único”.
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