¿Que es sentir?
Sarah había perdido a su madre, lo mas querido de todo, su ser espiritual superior, su corazón. Estaba perdida en su madre.
La madre espiritualmente hablando lo es todo, es un amor infinito, es el amor de Dios.
No tiene ninguna importancia las acciones que hayamos hecho en este mundo. Solo son importantes en la medida que estas definen nuestro dolor.
El dolor es un producto de un extasis de amor que concluye en una carencia.
La madre es Dios, sin embargo, no es un Dios infinito y eterno, que se pueda quedar en el mundo físico, el mundo de los colores, para siempre.
A diferencia de Ber, Sarah nunca había vestido el negro, nunca había demostrado su luto, puesto que no comprendía la vida como un espejo.
Solamente a través de una madre infinita podemos ser infinitos, pero el dolor físico y material, de las carencias físicas reales de la vida, pueden ser sustituidos nuestros infinitos con el amor, la imaginación, la creatividad, el potencial de la plenitud: El Amor.
Sarah deseaba que su madre volviera y la envolviera infinitamente, la abrazara sin resarzo, sin ocultamiento o impedimento alguno. La abrazara infinitamente. Para siempre.
El mundo es dolor. Los colores ocultan el dolor.
El producto de este dolor es recordar al pecho materno para siempre, e irlo sustituyéndolo paulatinamente como ríos de amor. Ir sustituyendo la leche materna por otras sustancias.
Ber bebe un cafe con ron, lo bebe fuera de su cuarto, en un lugar donde pueda observar el mundo, invisible y transparente, sin laberintos ni dramas, y el espacio abierto a través de sus gafas negras. A través de los filtros para no ver y no sentir.
Ber deseaba ser un pez hasta que la vio en la televisión.
La vida para Ber se trataría de dejar de sentir, ocultar los sentimientos mas profundos y dolorosos.
Quedarse sin una madre es quedarse desnudo en el mundo. Aquí empieza el viaje de la vida… “la desnudez”.
En el Principio…
Viaja la luz, envuelta en una amalgama de amor erógeno y genético, en un túnel a través de miles de viseras y células vacías, y sentimientos, hasta que se crea en las entrañas y las costillas.
Luego viaja por un túnel de oscuro placer y cálido aura de colores hasta llegar a la Tierra.
Sarah.
Al perder a su madre, perdió su sentido, lo que la conectaba al mundo, su fuente de vida, su arcoiris. El mundo es blanco y negro. Su única “conexión” consigo misma. Es saber la verdad, buscar la verdad.
Ante una amalgama de dolores de tan profunda negación uno solo puede irlos tapando con figuras, formas y colores. Ser un niño para siempre.
-No voy a permitir que se lleven a mi hija- dijo el soldado. -Regreso de la guerra. “Me voy a casa”.
“A casa”.
A Sarah le resonó esta frase, las palabras de su padre, el resto de su vida hasta la etapa colegial.
A pesar de ser un marine experimentado, no tenia conocimiento alguno en crianza de niños, pero recordaba algunos momentos felices. También podía recordar a los civiles defendiendo a sus hijos en las guerras. Y en su infancia había visto una película.
Llevo a Sarah a un estudio de televisión, era una niña de cinco años. Inmediatamente por su excelsa belleza, cabellera rubia y ojos azules brillantes y su increíble ternura fue contratada por la productora para hacer un comercial.
Camara … acción! ¿No es la vida eso?
Un muchacho de dieciséis años, un actor de la provincia, se acerca a ella, se arrodilla, y le da una barra de chocolate, diciéndole:
“Esto te va a gustar, tomalo, es tuyo, y no lo dejes ir nunca”.
Corte!
Esa es la escena. Esa es la escena que se va a representar para siempre.
La escena que debemos afrontar y Sarah sentia que tenia que representar el resto de su vida. No soltar la barra de chocolate, no dejar ir ese “algo” que la sostiene y le da un sentido. El “ego”.
El “ego”: El Amor.
Por supuesto que ninguna religión puede sustituir la barra de chocolate, pero esta se ira deformando y transformando con el tiempo en el estomago de la humanidad.
¿El estomago? ¿O la mente¿ ¿O… “el alma”?
-Tomalo- le dijo Leo insistiendo- extendiéndole un anillo de plástico de Disney, la primera vez que la sedujo para que hicieran el amor, prometiéndole que seria de ella para siempre y se quedaría para siempre con ella para cuidarla. La amaría para siempre.
Amor.
Raymond, quedo de verla en el centro comercial en un cafe de moda con una manzana mordida en el logo, símbolo del paraíso, Adan y Eva, lugar propicio para su encuentro y su proposición.
Venia con paso apresurado y jadeando, había estado en el banco para expedir una tarjeta de crédito sin limite para Sarah y demostrarle su verdadero amor.
El proceso le tomo mas de lo necesario lo que lo hizo tamborilear con los dedos, y luego para empeorar las cosas, comenzó a hacer ruido y a tener sensaciones en la garganta. Su nuevo automóvil se quedo varado a la mitad del camino, tuvo que llamar a un servicio de grúa para que lo llevara al garage, y luego fue corriendo al centro comercial que estaba a algunas cuadras puesto que no encontró taxis en el camino y no quería decepcionar a Sarah.
Ademas de la sorpresa de la tarjeta de crédito y el anillo con los diamantes, le tenia una sorpresa de la que comenzó a hablar con ella por teléfono, un asunto sobre su ex-novio al que tanto ella idolatraba.
Llego jadeando a la mesa en la que estaba Sarah, numero veinticuatro, y jadeando pidió disculpas y se sentó nervioso por lo que ocurriría a continuación.
Sarah lo miro extrañado:
-¿Todo esta bien Ray?-.
“¿Seria realmente Ray el amor de su vida?”
-Perdonare, estuve tratando de llegar pero no encontré un taxi.
-Ey amigo, no hay problema.
-Lo prometido es deuda.
Ray le extendió la tarjeta de crédito dorada, con brillantes pequeños en los bordes y una linda cara de un indio en el centro.
-Wow- ¿En verdad Ray? ¿En verdad?
La cara de Sarah quedo extraviada en su propio infinito.
Sarah se iba a levantar a abrazarlo, pero Ray la detuvo.
-Y ahora… disculpame que tenga que hacerlo… pero tengo que hablarte de un asunto muy serio…
Sarah sonrío pensando que le iba a proponer matrimonio. Fingió que seguía absorta en lo que había en sus manos pero se moría de risa por dentro.
-Se trata de Leo… Leo no solamente es un charlatán y un arrogante de primera clase que ha jugado contigo y los sentimientos de otras chicas, peor que eso, Leo es…
Sarah elevo la mirada para tratar de comprender que cruzaba por la mente de Ray.
-Leo es un asesino-.
Sarah quedo totalmente estupefacta ante la declaración, congelada, como si la hubieran asesinado, como si le hubieran quitado el derecho del aprendizaje de toda una vida y lo primero que pensó fue que Ray estaba debrallando.
-¿Que quieres decir?- dijo Sarah tratándolo ayudar a empujar el pensamiento.
-Temo informarte que… Leo… es una de las personas que se encuentra involucrada en el asesinato de tu madre…
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