La escuela judía: un modelo vivo o una estrategia agotada

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Ponencia de León Trahtemberg para la Conferencia Internacional del LAJSA (Latin
American Jewish Association) en la U. de Tel Aviv, 26 de julio del 2009 y para
el coloquio de los Amigos de la Universidad de Tel Aviv “Visión y Desafíos de
las Comunidades Judías en América Latina”, en la U. del Tel Aviv, 14 de julio
del 2009.
¿Podrían elegir Costa Rica o Chile un gobierno chavista? ¿Podría Pakistán lanzar
una bomba atómica contra Europa? ¿Podría caer la longeva monarquía saudita en
Arabia Saudita? ¿Podría producirse un golpe militar en Chile? ¿Podría estallar
una guerra entre Rusia y EE.UU.? ¿Podría decaer el exitoso sistema educativo
judío mexicano y llegar a una crisis similar a la del argentino? Todas ellas son
situaciones impensables hoy, como en 1940 lo era para los japoneses pensar que
dos bombas destruirían Hiroshima y Nagasaky causando cientos de miles de
muertos, o lo era en el 2,000 pensar que ataques terroristas aéreos destruirían
las Torres de Manhattan, o en 1985 era pensar que en 5 años se desmembraría la
URSS dando lugar a repúblicas independientes capitalistas o que China se abriría
a la economía capitalista para convertirse en el rival comercial de EE.UU. y la
locomotora de la economía mundial. Las cosas impensables ¿Son imposibles? ¿Son
viables?
Mi experiencia me enseña que con demasiada frecuencia las cosas impensables nos
estallan en la cabeza y sorprenden, nos agarran desprevenidos, a pesar de que en
una mirada retrospectiva uno descubre la sucesión de hechos que hacían
perfectamente posible lo aparentemente imposible. El caso de la elección y
posteriores acciones de Hugo Chávez en Venezuela es paradigmático. Hoy en día
tenemos una Venezuela antes de Chávez y otra después de Chávez. La crisis
financiera de EE.UU. es otro buen ejemplo.
Eso me ha llevado en los últimos años a procurar desarrollar pensamientos
prospectivos en el tema educativo, aunque sea de modo intuitivo y poco
académico, para intentar aprender del futuro y a partir de ello procurar evitar
los escenarios no deseados. Sé que tengo la desventaja de no poder probar
académicamente mis intuiciones, porque el futuro por definición aún no se ha
realizado, pero aun así creo que los intelectuales debemos aportar no solamente
con reflexiones sobre el pasado verificable, sino también con especulaciones
sobre el futuro por ocurrir.
Entre 1994 y 1996 escribí y dí conferencias con mi visión prospectiva para la
escuela comunitaria integral judía en América Latina para los siguientes 15
años. El objetivo no era ver en el 2010 si había acertado o no, sino poner mis
conocimientos, observaciones de visitas, entrevistas a diversos actores,
lecturas, contactos y experiencia al servicio de una reflexión sobre lo que se
podría venir, de modo que quienes quisieran hacer algo al respecto pudieran
confrontarse con esa visión, adelantarse a su tiempo y prevenir la realización
de las amenazas que se cernían sobre las escuelas comunitarias judías.
El tiempo me dio la razón. Los interesados podrían leer fuentes como “Replantear
la escuela judía con miras al futuro” (Ponencia presentada en el taller “Los
elementos para la construcción de una identidad judía vital”, en la Conferencia
del Congreso Judío Latinoamericano realizado en la ciudad de México, del 7 al 9
de noviembre de 1994); Bases para la continuidad judía (Pensamiento Judío
Contemporáneo # 27 Abril-Mayo 1997); La Educación Judía en las comunidades
medianas y pequeñas (Pensamiento Judío Contemporáneo # 30, 1998)
En resumen decía en aquella época que las escuelas comunitarias judías deberían
prepararse para encarar los siguientes retos:
• Problemas y costos crecientes de seguridad para las instituciones judías por
la creciente amenaza del terrorismo islámico y de las corrientes islamistas en
nuestros países.
• Impacto negativo en la identidad judía de la deteriorada imagen pública de
Israel
• Tensión por los activistas que piden cambiar el “status quo” tradicional e
introducir más ortodoxia religiosa en las instituciones judías.
• Crecimiento de la cobertura de las instituciones ortodoxas aunque sin
compensar el decrecimiento de las no ortodoxas.
• Empobrecimiento de las clases medias judías que baja el estándar
socioeconómico medio de los “no-ricos” en la población judía, con las
consecuentes limitaciones para su participación comunitaria.
• Requerimiento de fondos comunitarios para las épocas de las vacas flacas. Si
no hay reservas, caerá la calidad.
• Creciente diferenciación de orden socioeconómico entre los estudiantes que
asisten a la escuela judía.
• El riesgo de que la elite económica se aleje de la comunidad y sus colegios
buscando mejores servicios y/o interactuar con otros públicos. (En varias
comunidades importantes muchos dirigentes no tienen a sus hijos en los colegios
judíos e implícitamente transmiten el mensaje: “no es la mejor opción para las
familias judías”)
• Problemas de identidad de las escuelas judías porque quieren parecerse a las
americanas o inglesas, lo que usualmente va a cuenta de la disminución de la
importancia del hebreo y lo judaico para incrementar lo universal e inglés.
• Dificultad de conseguir recursos humanos calificados para la educación formal
y no formal judía de América Latina, tanto en Israel como en la diáspora
• Jóvenes “fugan” de la comunidad ni bien terminan el colegio, buscando
interacciones sociales menos cerradas y exclusivamente judías.
En casi todas las comunidades judías de América Latina los colegios comunitarios
judíos han visto realizadas estas amenazas. Si hace 15 años era relativamente
sencillo predecir acertadamente lo que se vendría, no es tan difícil hacer un
ejercicio similar hoy para los próximos 6-10 años.
Sin embargo, con frecuencia me encuentro con dirigentes y educadores que frente
a la visión que les planteo me dicen “nosotros somos la excepción”; “en nuestro
caso no es así”; etc. Siempre ocurre eso en las comunidades que tienen una
historia de éxitos y pasan por un buen momento en su vida institucional y por
ello creen que eso será eterno (como lo creían Israel, Alemania, Inglaterra por
décadas respecto a la superioridad de su educación escolar). El problema es que
las fórmulas que funcionaron bien en el pasado no necesariamente funcionarán
bien en el futuro. Basta mirar la lista de las primeras 100 empresas del mundo
para ver cómo muy pocas de ellas tienen más de 20 años de antigüedad. El resto
ha desaparecido del liderazgo o del mercado por su incapacidad de adaptarse a su
tiempo.
Por eso me parece que aún las comunidades que hoy se sienten exitosas y
vacunadas de los males que padecen otras comunidades (como Panamá, México, Costa
Rica) deberían también hacer el esfuerzo de visualizar los escenarios futuros no
deseados para prevenirlos, aun si por el momento les parecen impensables.
Después de todo, vivimos en un mundo en el que no pocas veces lo impensable se
vuelve realidad. Sin embargo, a todos aquellos que consideran que esta
futurología intuitiva no tiene sentido ni base académica, les sugiero que
guarden este texto y lo lean hacia el año 2015. Quizá en ese momento le
encuentren más sentido del que le puedan encontrar ahora. O quizás yo tenga que
escribir una crítica a mi propio texto.
SUMILLA
Las escuelas judías comunitarias en Latinoamérica que tuvieron una gran acogida
y éxito en la mayor parte del siglo XX, empezaron a debilitarse y perder
atractivo en los últimos 20 años. (Me refiero a aquellas comunidades que tenían
una escuela judía única para todos sus niños y jóvenes como la de Santiago,
Lima, Bogotá, San José, Caracas, Viña del Mar, Barranquilla, Cali, Medellín,
Monterrey, Guadalajara, Córdoba, Mendoza, Rosario, Maracaibo, las del interior
de Brasil y las dos grandes de Montevideo)
Esto está motivando a sectores de las elites de las comunidades judías a
matricular a sus hijos en los colegios angloparlantes más prestigiados u optar
por variantes como la creación de colegios judíos ortodoxos angloparlantes (como
el Maimónides de Chile) o en cambio, a impulsar una penetración intensiva del
inglés y el Bachillerato Internacional en los colegios comunitarios judíos
(acaparando en diversas medidas los presupuestos, actividades, tiempos y
prioridades que solían tener las materias hebreas).
Si no se toman algunas medidas para lidiar exitosamente con los nuevos retos
educativos y recuperar el prestigio y atractivo de la escuela judía comunitaria,
esta tendencia terminará por debilitarlas del todo, segmentando por razones
económicas y/o de práctica religiosa a los padres cuyos hijos asisten o no a las
instituciones o colegios comunitarios judíos.
El crecimiento del alumnado de los colegios ortodoxos no compensará las pérdidas
de cobertura de alumnos de los sectores no ortodoxos que se alejaran de la red
educativa comunitaria. Con ello, se debilitará el conjunto de la comunidad
judía, no solo por la pérdida de peso central de los colegios comunitarios
judíos como espacios de encuentro e integración comunitaria, sino por el
significado que esto tendrá en la auto-exclusión de los ricos de las tareas
comunitarias, o la auto-exclusión de los pobres o de los no religiosos que no
puedan acceder o no se sientan a gusto en esos marcos educativos.
Resulta sintomático también que el exitoso caso de las escuelas secundarias ORT
de Argentina que atraen a mucha población judía, no hayan sido suficientemente
estudiados para identificar los magnetos que hacen que los padres judíos
(religiosos y no religiosos) se sientan atraídos por una escuela secundaria de
alto nivel tecnológico, que responde a un modelo israelí más que al modelo
americano o inglés.
1. OBSERVACIONES INICIALES
1) América Latina no en una región uniforme, ni en lo general ni en lo judaico,
por lo que toda generalización es académicamente incorrecta. Además, cada
comunidad interactúa con su entorno específico de manera diferente y encuentra
respuestas diferentes. De modo que las afirmaciones y generalizaciones que haré
con fines prácticos y didácticos deben ser tomadas con el debido cuidado,
considerándolas más como rutas para la reflexión que como argumentos científicos
irrefutables aplicables a todos los casos.
2). Dentro de la relatividad aludida he consultado mis argumentos con
personalidades connotadas de las principales comunidades a las que aludiré,
además de diversos columnistas y educadores judíos, que le han encontrado
sentido a lo que escribo.
3). Con frecuencia escucho que el problema de la decadencia de la educación
judía comunitaria concierne más a los no-religiosos, porque los religiosos
ortodoxos tienen resuelto su problema en su sociedad educadora y sus propias
instituciones, las cuales incluso crecen en su cobertura como en el caso
argentino.
Si bien eso suele ser cierto respecto a la solución de sus necesidades
educativas personales y de los marcos para cumplir con sus rituales como judíos,
no es cierto respecto a la vida de la comunidad que abarca al conjunto de todos
los judíos. No olvidemos que la autoexclusión de judíos de la vida comunitaria
es una pérdida para todo el pueblo judío, y también que los derechos de los
judíos, la lucha contra el antisemitismo y la defensa de los derechos de Israel
por los que vela la comunidad judía organizada mediante sus vínculos con los
gobiernos, medios de comunicación, intelectuales, gremios, etc. usualmente se
cultivan más gracias al aporte de personalidades no religiosas que el de las
ortodoxas. Su alejamiento también perjudicaría al conjunto.
2. LAS COMUNIDADES JUDIAS COMO FAMILIAS DISFUNCIONALES
La percepción generalizada de los padres de comunidades pequeñas y medianas es
que la vida en comunidad es un paquete que incluye sinagogas, colegio,
movimiento juvenil, club deportivo, matrimonios y bar mitzvot, etc. Por eso,
sienten que la decisión de mandar a un niño al colegio judío equivale a decidir
si está “in” o “out”. La gente es la misma en todas partes, y las dinámicas
sociales son las mismas en todos los espacios (quienes conforman las elites,
argollas, quienes son los discriminados o excluidos, etc.) lo que le hace la
vida difícil a aquéllos que no son parte de la corriente dominante. Los jóvenes
socialmente discriminados en el colegio suelen serlo también en el movimiento
juvenil o la sinagoga. Esos chicos se ahogan en ese ambiente y prefieren no
asistir.
Si bien las comunidades grandes ofrecen a los jóvenes judíos espacios sociales
más amplios, ellas están constituidas por la suma de diversas comunidades
pequeñas, tanto en lo que se refiere a los judíos que viven en las provincias
fuera de la capital, como en aquellos que están afiliados al “paquete” que
incluye una sinagoga, un determinado colegio y movimiento juvenil, que es
diferente al paquete al que pertenecen otros correligionarios que viven en la
gran capital.
En estos tiempos, muchas comunidades funcionan como familias disfuncionales, que
pudiendo estar integradas por individuos con altas calidades personales y
dotadas de infraestructura y marcos sociales adecuados, no funcionan bien por
falta de liderazgo, mística comunitaria, visión de futuro, y un descontento
generalizado de los miembros respecto a la vida comunitaria.
3. LAS NUEVAS PRIORIDADES DE LOS COLEGIOS JUDIOS
La lectura de la visión, misión y valores de los colegios integrales
comunitarios judíos que aparecen el las paginas web de estas instituciones,
muestran un perfil de oferta educativa que tiene una serie de denominadores
comunes.
1). La preocupación por la vanguardia y excelencia educativa en términos
universales e internacionales. Existe la intención de formar ciudadanos del
mundo, trilingües, integrados al medio nacional, exitosos, en los que se hayan
cultivado capacidades de liderazgo y otras de orden académico que garanticen
esta primacía.
2). Lo judaico es visto más como un valor inspirador que como un objetivo
prioritario a alcanzar en torno al cual giran todos los otros objetivos del
colegio.
3). A pesar que no lo dicen explícitamente en sus publicaciones, en el diálogo
con dirigentes y educadores el tema de los resultados en las pruebas nacionales
de matemáticas, ciencias, lectura y otras ocupa un lugar central en sus
preocupaciones y exigencias internas a los profesores. La publicación de los
resultados con las posiciones relativas del alumnado del colegio judío frente al
resto tiene un enorme impacto psicológico en los padres y en sus demandas hacia
el colegio judío.
Eso quiere decir que las instituciones han detectado la expectativa de los
padres de que sus hijos pertenezcan a la vanguardia de excelencia educativa del
país y que las fisuras en el objetivo académico general generan más preocupación
y presiones para remediarlas que las que se producen en el ámbito judaico. No es
tan difícil adivinar qué pasaría si los padres detectaran que no se logra elevar
el nivel general del colegio judío al nivel de los primeros en los rankings
nacionales.
A continuación haré un comentario más preciso sobre las escuelas judías en
Buenos Aires y México D.F. que estaban excluidas del análisis del caso de los
colegios comunitarios únicos para toda la población judía a los que me referí
anteriormente.
4). EL CASO DE ARGENTINA
En Argentina se ha ido produciendo una elitización y segmentación educativa
judía en dos dimensiones: 1) La diferenciación de colegios judíos (clubes y
sinagogas) por niveles socioeconómicos. 2) La diferenciación de actitudes dentro
de la comunidad judía que hace que la elite logre imponer la cultura e idioma
inglés como sustituto de lo hebreo, ó, en cambio, que la elite se retire de la
red judía para irse a los colegios de elite del país (bilingües americanos o
ingleses) con lo que tanto en los colegios de alto nivel como en los de bajo
nivel (que imitan como pueden a los altos) se va reduciendo significativamente
el interés por lo judaico.
Los padres que le delegaban antes a los colegios la educación judía como tarea
prioritaria, ahora le delegan la tarea prioritaria de globalizar, tecnologizar e
internacionalizar a sus hijos. La ortodoxia y las clases socioeconómicas más
altas (cada una con sus prioridades, uno en la religión y el otro en la
globalización) tienden a dominar a los colegios judíos. Los judíos de niveles
socioeconómicos medios-bajos y bajos reciben los servicios educativos de menor
calidad. Los no ortodoxos y las clases medias y bajas tienden a replegarse y
eventualmente retirarse de la vida escolar judía. Con ello, la máxima judía
“nadie debe quedarse excluido” se sustituye por la máxima del mercado libre “el
que no puede pagar, que busque otras opciones”.
Esto queda claramente evidenciado en los datos estadísticos y tendencias en el
tiempo dadas a conocer por el proyecto MIFNE de la AMIA (2009). Allí se muestra
como en los 15 años que van de 1990 al 2005 la cobertura escolar de la población
judía en edades escolares cayó de 18,461 alumnos a 14,880 alumnos (-19.4%). En
detalle, la caída en los niveles de inicial, primaria y secundaria de 4,197
infantes, 8,460 niños y 5,804 adolescentes respectivamente a 3,626 infantes
(-13.6%), 6,126 niños (-27.6%) y 5,128 (-11.6%) adolescentes marca tendencias
preocupantes.
Sin embargo, si se observan las tendencias comparativas entre los sectores
religiosos ortodoxos y los no ortodoxos ni religiosos el resultado es más
llamativo aún: en inicial los ortodoxos suben de 790 a 1,376 infantes (74.2%) y
los no ortodoxos caen de 3,407 a 2,250 infantes (-34%); en primaria los
ortodoxos suben de 1,459 a 1,960 niños (34.3%) en cambio los no ortodoxos caen
de 7,001 a 4,166 niños (-40.5%) y en secundaria los no ortodoxos caen de 2,031 a
693 adolescentes (-65.9%), en cambio los religiosos ortodoxos suben de 803 a 956
adolescentes (19.1%).
Es interesante que en secundaria los asistentes a las escuelas no religiosas de
ORT (muy prestigiadas) ascienden de 2,970 a 3,479 adolescentes, lo que en la
práctica hace que en ese nivel disminuya menos la salida del sistema educativo
de los no ortodoxos y aumente menos la cobertura de los ortodoxos en la
escolaridad judía secundaria.
Es evidente que los religiosos ortodoxos fortalecen su presencia e influencia, y
que entre los no religiosos crece la deserción y eso incluye tanto a los judíos
ricos como a los pobres, como sostuve al principio, cada uno por sus propias
razones. Los ricos porque perciben que la mejor educación posible para sus hijos
no es la que se obtiene en los colegios judíos, y los pobres porque no están
dispuestos a asumir las exigencias económicas, sociales y procedimentales
(pedido de becas) de la vida comunitaria. También hay que considerar que hay un
número de judíos que optan por la asimilación activa o pasiva por diversas
razones explicadas por los sociólogos y psicólogos sociales.
Deben preocuparnos dos cosas: una, la pérdida del prestigio del colegio judío
como la mejor opción para los no religiosos. Dos, la asimilación voluntaria de
un sector de los judíos.
5. EL CASO DE MEXICO
Como veremos a continuación, México esta en un punto mucho más cómodo y
ventajoso que Argentina respecto a ambos temas. La pregunta que no puede dejar
de hacerse es si en unos años más no se dará en México la misma dinámica social
que en Argentina. Veamos
Con sus 45,000 judíos y 18 colegios judíos, la comunidad judía de México por
ahora es una excepción en cuanto a la elitización y fuga de alumnos del sistema
educativo judío hacia otros colegios prestigiados. Hay una preocupación de los
padres por fortalecer sus colegios y mantener el peso de lo judaico, aun cuando
el tema del inglés tiene una importancia creciente en los últimos años. En
recientes años 3 de los colegios se han inscrito en el BI a pesar que los
egresados no van a estudiar a Europa (pero lo asumen porque es la moda en los
colegios de elite bilingües y porque consideran que ordena mejor el currículo de
secundaria para obtener mayor calidad de aprendizaje de los alumnos)
En el año 2006 pasado por primera vez el gobierno de México tomó la prueba
nacional de conocimientos ENLACE (Matemáticas, Ciencias, Lenguaje y contenidos
curriculares básicos en 3ero y 6to de primaria, y 3ero y 6to de secundaria).
Ningún colegio judío quedó entre los 100 primeros lo que constituyó un verdadero
shock comunitario ya que había una soberbia de pensar que sus colegios estaban
entre los mejores.
Hay ahora una ansiedad por saber qué pasa, qué hacer y cómo mejorar. La
Universidad Hebraica ha asumido la tarea de hacer propuestas para el
mejoramiento de la educación de los colegios y profesionalizar en pedagogía a
los no-pedagogos que enseñan en la red judía. A su vez cada colegio hace sus
esfuerzos individuales para mejorar y conservar su matrícula. Se invierte en
consultores para modernizar el currículo.
Se debate la idea de la necesidad de seguir contando con tantos morim shlijim.
De 36 que había hace unos años (el más alto per cápita del mundo) el número se
ha ido reduciendo significativamente. Se discute mucho el carácter de su aporte
ya que su calidad es variada y el costo es alto.
PROSPECTIVA DEL CASO DE MÉXICO
Si los mexicanos con todos sus éxitos actuales quisieran ser precavidos,
tendrían que preguntarse si las fotografías del momento de Argentina y México
reflejan realidades diferentes que jamás podrían coincidir o permutarse, o si la
fotografía de Argentina de hoy podría ser la de México en 20 años. Es decir, una
realidad similar pero que aparece en distintos momentos de la historia
particular de cada comunidad. Después de todo, eso es lo que ha ocurrido con
muchas comunidades judías que en algún momento de su historia eran el ejemplo
del éxito y al poco tiempo entraron en crisis por situaciones externas o
internas impensables (pensemos por ejemplo en el caso de Moral y Luces de
Venezuela antes de Chavez, la red escolar judía de Argentina antes de la crisis
nacional y la quiebra de los bancos judíos, el colegio Weizmann de Chile antes
de la creación del colegio Maimónides, el caso del colegio Ariel de Uruguay, la
discusión sobre la viabilidad de los pequeños colegios judíos de Cali, Medellín,
Asunción, Monterrey, Guadalajara, el inicio de la migración de niños judíos a
colegios angloparlantes de elite en el Perú, etc.)
Si uno mira en prospectiva los datos de México y la ansiedad frente a los
resultados académicos generales, vemos que existe la posibilidad de que en la
próxima generación de padres pueda empezar a cambiar el panorama de la cobertura
de la educación judía. El hecho de apelar a comparaciones con la elite de los
colegios no judíos y reconocer que hay otros que son considerados por la
sociedad nacional como mejores que el judío, para la generación de nuevos padres
que tanto valoran la competitividad internacional del individuo globalizado, -en
algunos casos más que lo propiamente judaico-, esa puede ser una señal
preocupante. En otras comunidades eso ha abierto la puerta a la deserción
escolar judía.
Junto con ello, la falta de profesores que motiven hacia lo judaico y los
escasos recursos para tener disponible a los mejores profesores y la mejor
enseñanza general podrían gravitar en la situación general de la educación judía
mexicana. El esquema “tengo profesores nacionales mediocres y escasos profesores
judíos de calidad” no parece muy alentador como magneto para los padres mas
ambiciosos de estudiantes judíos. No parece inverosímil que al cabo de algunos
años también en México ocurra que los padres más pudientes busquen que colocar a
sus hijos en los colegios considerados los mejores y más prestigiados del país.
6. ¿QUÉ HA PASADO?
Mi tesis es que las escuelas comunitarias judías (y la Sojnut que las han
acompañado y asesorado por décadas) no han sabido identificar y encarar las
fuerzas disruptivas producidas por los cambios generacionales y los nuevos
valores, expectativas comunitarias, pedagogías, formas de gestión educativa, así
como el impacto de la nueva imagen de Israel en su identidad personal. A su vez,
la fuerte presencia en las directivas comunitarias y escolares de empresarios y
profesionales que tienen peso social por su éxito en sus respectivas
especialidades, que basados en eso -aunque sin tener formación ni conocimientos
de educación- toman decisiones educativas trascendentales para sus
instituciones, lleva a situaciones que no son las más apropiadas para la buena
marcha de sus instituciones a la luz de la sabiduría pedagógica de nuestros
tiempos. En otras palabras, se permiten tomar decisiones en las escuelas judías
que por analogía, ellos nunca permitirían que legos en la ingeniería, finanzas,
economía, marketing, derecho, etc. tomasen en sus propias empresas frente a
problemas cruciales para su existencia.
El hecho de haber sido alguna vez alumnos de un colegio judío o tener hijos a
quienes educar, no convierte a nadie que no se haya formado especialmente para
eso, en educador o gestor educativo profesional.
Así, en muchos casos no se ha trabajado con suficiente esfuerzo profesional y
prospectivo judío para procurar imaginar escenarios futuros y tratar de actuar
sobre los resortes y piezas claves del presente que permitan llegar en el futuro
a los escenarios deseados.
6.1 CAMBIOS GENERACIONALES, NUEVOS VALORES Y NUEVAS EXPECTATIVAS COMUNITARIAS
Exceptuando Argentina, país al cual la inmigración judía llegó en cantidades
importantes en el siglo XIX, en el resto de América Latina, el proceso que
describiré se dio en el siglo XX, especialmente después de la 1era Guerra
Mundial.
a) En grandes términos, la generación de 1930 a 1960 es la del asentamiento
nacional de los inmigrantes, cuyas actividades cotidianas –exceptuando las
económicas- eran esencialmente endógenas, en el contexto de regimenes políticos
conservadores. Es la generación que vivió el Holocausto y la lucha por la
independencia del Estado de Israel. La autoimagen colectiva era la del judío
débil, victima, perseguido, odiado. La prioridad de los padres era la seguridad
física y económica, y la adquisición de locales para cementerios, sinagogas,
actividades comunitarias y colegios.
El rol de los colegios judíos era el de dar custodia a los niños judíos,
resolver el problema del rechazo de otros colegios a recibir judíos en sus
aulas, cuidarse en grupo del antisemitismo, procurar la socialización judía
cerrada, divulgar el sionismo y enseñar las tradiciones del hogar y el hebreo.
b) Luego vino la generación de 1960 a 1990, de los hijos de los inmigrantes
anteriores, en un contexto de gobiernos dictatoriales militares fascistas o
socialistas. Es la generación que asumió la imagen del judío “rambo” que
proyectó el triunfante ejército de Israel en la Guerra de los 6 días (1967). La
prioridad de la vida comunitaria se focalizaba en garantizar la continuidad
judía en la comunidad y la creciente inserción social y política en la vida
nacional. La prosperidad de post guerra permitió la construcción de locales
comunitarios y el desarrollo de instituciones judías de varones y mujeres.
El rol de la escuela judía, -además de la custodia y socialización judía,
conocer las tradiciones, el hebreo y cultivar el sionismo-, se orientó a formar
postulantes exitosos para ingresar a las mejores universidades y empezar a
combinar la vida judía endógena con e l mundo gentil extra comunitario. Los
padres no religiosos, conscientes de sus limitaciones en lo ritual, cargaron a
la escuela con la responsabilidad de la educación religiosa.
c) Seguidamente tenemos a la actual generación de 1990-2010 de los nietos de
inmigrantes, educados en regimenes democráticos liberales y una cultura
crecientemente materialista. Para estos niños, el Holocausto y el nacimiento del
Estado de Israel ya pertenecen a la prehistoria y les toca vivir más bien la
inestabilidad que traen los Acuerdos de Oslo (1993) la muerte de Itzjack Rabin
(1995) y la imagen pública de Israel en los medios de comunicación como agresor
de los palestinos, para lo cual los judíos no estaban preparados. Después de
décadas de considerar inviable el diálogo con la OLP y Arafat, de pronto estos
se convierten en los “socios de la paz” de un país en el que además un judío
religioso asesina el Primer Ministro en razón de sus ideas. Las intifadas y
acciones en el Líbano tan cargadas negativamente por los medios internacionales
contra Israel, terminan de descompaginar a muchas familias judías que no logran
asimilar lo que estaba pasando. De pronto la promesa de que Israel daría
seguridad al mundo judío se invierte, porque crece el antisemitismo y terrorismo
internacionalizado a causa de las acciones de Israel. Los judíos del mundo no
estaban preparados para eso, mucho menos los jóvenes que asistían a escuelas
judías que aun vivían con los enfoques educativos de la época de su fundación o
de los triunfos de 1967.
La prioridad de los padres ahora es lograr la inserción de sus hijos en la
globalización y mercado laboral planetario. Que sean judíos internacionalizados.
Los padres judíos buscan nuevos espacios de socialización extracomunitarios en
las casas de playas, los colegios no-judíos, las ONG’s, los gremios
profesionales, los partidos políticos. El rol de la escuela judía ahora, además
de dar a conocer las tradiciones, es el de lograr una socialización judía
abierta y tolerante. Hacer del judío un ciudadano internacional que domina el
inglés y las TICs, tiene un alto sentido de competitividad y se puede adaptar a
una posible migración.
Los padres que son profesionales modernos tienden a buscar indicadores y
estándares para comparar colegios en función de lo que se considera una calidad
educativa universal. Aumenta la frustración de tomar nota que el colegio judío
que cuenta con una población heterogénea no puede superar en el desempeño de sus
alumnos a los colegios mejor rankeados del país, que solo aceptan a los alumnos
de nivel mas alto con lo que garantizan un mejor desempeño medio. Para una parte
de la elite judía, estar “inn” incluye que sus hijos asistan a estos colegios de
elite no judíos.
En esencia lo que ha estado ocurriendo es que han habido fuerzas disruptivas
endógenas y exógenos que se han dado en el paso de generación en generación, que
las comunidades judías no han sabido leer ni adaptarse a ellas.
Por un lado el paso de regimenes políticos conservadores a dictaduras militares
y luego a regimenes democráticos liberales. Por otro lado el paso de la vida
pobre a una vida más acomodada y en muchos casos la acumulación de importantes
fortunas que a la par abre la brecha con los más pobres. Y en el tema de la
autoimagen judía, el psicológicamente complejo paso del “judío victima” al
“judío rambo” y luego al “judío agresor”. Finalmente, la publicación de los
resultados de las pruebas nacionales de rendimiento escolar en cada vez mas
países que ofrece una información estadística del desemepeño comparativo de los
alumnos en relación a los colegios de vanguardia.
Las comunidades y escuelas judías han querido comportarse hasta ahora de una
manera similar a la que les había dado resultados desde su fundación, pero se
han tenido que confrontar con la realidad de que los únicos que han podido
sostener esa continuidad con cierto éxito son las familias religiosas. A las
otras familias eso no les alcanza.
6.2 LIDERAZGO JUDIO, CAMBIOS GENERACIONALES y NUEVOS VALORES
a) En la generación de 1930 a 1960 los líderes eran personas muy motivadas y
prestigiadas que asumieron iniciativas de crecimiento y desarrollo comunitario
que fueron apoyadas por las mayorías judías: colegios, clubes, sinagogas,
cooperativas de créditos, ayuda mutua, tzedaka, apoyo a inmigrantes, hogar de
ancianos, etc. Se compartía lo mucho o poco que cada uno tenía con un sentido
comunitario muy altruista.
b) En la generación de 1960 a 1990 los nuevos líderes ya son profesionales
nativos de peso, muchos de ellos con fortuna propia o heredada, los cuales velan
por crecimiento de los espacios comunitarios y por dotar a todos de buenos
servicios comunitarios, sin excluir a nadie por razones socioeconómicas.
c) En la generación de 1990 al 2010, al lado de dirigentes muy serios y
comprometidos que se agotan, empiezan a tener mas presencia líderes mediocres
arribistas, sin visión comunitaria, ineficientes para el manejo financiero
comunitario, con muchos notables casos de corrupción que desprestigian el rol
dirigencial, lo que hace que haya poca confianza en ellos por parte de los
donantes. Por su parte la sociedad judía se segmenta, se elitiza, y aumenta la
exclusión de sus servicios por razones socioeconómicas sin que haya suficientes
(si alguno) lideres poderosos que apuesten por mantener la integración
comunitaria a toda costa.
6.3 ROL DE LA ESCUELA JUDÍA, CAMBIOS GENERACIONALES Y NUEVOS VALORES
a) En la generación de 1930 a 1960 un motivo central de la escuela judía era la
identificación con lo judío e Israel. La escuela además tenía un rol social,
cultural y protector perfectamente definidos que respondía a las expectativas de
los dirigentes y padres.
b) En la generación de 1960 a 1990 se fortalece la autoestima y el orgullo judío
en torno a Israel y sus logros. A ellos se agrega la redefinición de la escuela
judía original con nuevas tareas y expectativas que demandaban ajustes al modelo
educativo anterior (esencialmente vinculados a la excelencia académica y el
ingreso de sus alumnos a las mejores universidades).
c) En la generación de 1990 al 2010 aparece con fuerza una tendencia a la
confusión e incluso la decepción respecto a las acciones de Israel, con dudas
sobre la justicia de sus decisiones políticas, y un creciente temor por la
hostilidad antijudía que generaba la mala imagen internacional de Israel. El
modelo educativo heredado de las generaciones anteriores ya no responde a las
expectativas de los padres, tanto las académicas (aumentar el inglés, las TICS,
reducir el sionismo y el hebreo, lograr el liderazgo en pruebas nacionales) como
las sociales (no saturarse socialmente interactuando solo entre judíos)
7. EN SUMA ¿ADONDE ESTAMOS UBICADOS HOY EN DIA?
1). Se ha producido una elitización socioeconómica judía y segmentación
educativa judía en dos dimensiones
• A) Los colegios integrales comunitarios judíos están perdiendo atractivo como
tales y están en la vía de transformarse para ser más ortodoxos y/o
transformarse en más parecidos a los americanos (en ambos casos con grandes
tendencias a la exclusión por origen judaico o capacidad económica de alumnos
que no reúnen el perfil deseado). Con ello la máxima judía “nadie debe quedarse
excluido” se sustituye por la máxima del mercado libre “el que no sea
compatible, que se retire”
• Habrá colegios comunitarios judíos que no sean económicamente viables que
procurarán mantener su población judía y calidad abriendo sus puertas para
captar un porcentaje de población no judía, lo que los obligará a redefinir su
perfil educativo.
• B) Los padres que prefieren estar totalmente sumergidos en los usos y
costumbres propios de la elite nacional, ó aquellos que se dan cuenta que los
colegios judíos no responden a los criterios de vanguardia, desisten del colegio
judío y escogen alguno de los de elite.
2). Todo ello presiona para que disminuyan los recursos económicos y
disponibilidades curriculares para las materias judías y se aumenten los
esfuerzos hacia incorporar más factores propios de la cultura educativa
angloparlante.
3). El liderazgo educativo judío de los directores de los colegios judíos
también se ha ido transformando. En los colegios judíos el director judío,
-líder del proyecto pedagógico, figura de identificación para alumnos y
profesores- ha sido desplazado por el director ejecutivo, gerente administrador
del colegio dependiente de la Junta Directiva (que es la que realmente gobierna
el colegio y fija las políticas a seguir por el gerente o director ejecutivo).
Inclusive hay colegios judíos que contratan directores no judíos especialmente
por su experiencia en aspectos del currículo angloparlante, con la implícita
presunción de que lo judío es solamente un asunto de menor importancia para lo
cual basta tener un coordinador.
4). Los docentes judíos actualmente tienen menor vocación, formación judía más
deficiente, menos poder de compra y poco incentivo para capacitarse y liderar
cambios en el proyecto educativo judío.
Lamentablemente aun no se logra entender que así como una sinagoga es exitosa en
la medida que cuenta con el liderazgo de un rabino carismático e inspirador, los
colegios judíos exitosos en lo judaico cuentan con directores y profesores bien
formados, carismáticos, inspiradores, reconocidos por su calidades educadoras.
Ninguna reforma curricular traerá mejoras en el aprendizaje e identificación
judaica de los alumnos si no tienen al frente educadores de polendas. Esos son
escasos y costosos, pero impactan mucho más que las computadoras o los
currículos más perfectos. Después de todo, si los colegios judíos quieren
compararse con los angloparlantes, no deberían limitarse a comparar el dominio
del idioma por parte de los alumnos sino también la calidad de los directores y
profesores que tienen el encargo de sacar adelante su proyecto institucional.
8. VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACIO.
Siempre que trato estos temas, un sector de los aludidos sostiene la tesis del
vaso medio lleno versus el vaso medio vacío (que seria la mía). Se puede
observar el panorama y decir complacidos “Cuántos logros hemos obtenido”,
“podemos dormir tranquilos”. También se puede decir “que hayamos logrado éxitos
hasta ahora no garantiza que siempre será así”. Cada uno se pone los anteojos
que prefiere.
Mi preocupación está en que si no leemos bien lo que esta pasando o inclusive
nos focalizamos en los logros del pasado, nos podamos volver apáticos o
complacientes, sin ese sentido de urgencia que es el que lleva a lidiar con las
crisis en ciernes o a anticiparse para hacer las innovaciones o correcciones
necesarias para tener los máximos logros en el futuro.
Prefiero por tanto ponerme en el peor caso, especular con eso, y actuar para que
no ocurra, que ser presa de la indiferencia de quien piensa que el camino
presente es correcto aún en aquellos casos en los que los procesos previsibles
no son muy alentadores.
9. SI NO SE REVIERTE EL PROCESO SE PUEDE PREVÉR PARA LOS PRÓXIMOS AÑOS
DEBILITAMIENTO DE LO JUDAICO EN LOS COLEGIOS JUDIOS
• Los colegios comunitarios judíos (no religiosos) reducirán su carga académica
y vivencial judaica y la centralidad de la identidad judía; tenderán a imitar
cada vez más a los angloparlantes americano o inglés.
• Los padres cuestionarán cada vez más la calidad de los servicios ofrecidos por
las instituciones judías. Crecerá la obsesión por las modas pedagógicas, sean
franquicias de métodos de enseñanza, uso de lap-tops, softwares educativos y
otras tecnologías en la escuela, bachillerato internacional, pruebas
estandarizadas, consultores de moda que muchas veces cuestan mucho y aportan
poco, etc.
• Los directivos sin formación educacional van a ir tomando cada vez más
decisiones cruciales para la vida de sus colegios, usualmente basadas en
presiones de corto plazo de los padres y actitudes o indicadores que son usuales
para el mundo empresarial pero no necesariamente para el mundo de la educación
judía, lo que terminará debilitando la dimensión educativa de las instituciones.
DEBILITAMIENTO DE LA IDENTIFICACIÓN CON ISRAEL
• La propaganda globalizada anti israelí, la victimización de los palestinos y
la deteriorada imagen de Israel y de sus dirigentes (PM, Presidentes,
congresistas, ministros) comprometidos en escándalos de abuso sexual,
corrupción, mafias, incompetencia en las acciones militares, así como el debate
interno israelí sobre qué hacer con los territorios y la autoridad palestina,
lleva a criticar, desconfiar y tomar distancias de la conducción gubernamental
israelí, lo que va haciendo perder el encanto de lo israelí. De no formularse
una nueva aproximación a lo israelí, se debilitará la identidad sionista de los
alumnos.
DEBILITAMIENTO DE LA IDENTIFICACIÓN CON LA DIRIGENCIA JUDÍA LOCAL
• La prosperidad de una América Latina liberal paradójicamente acelera el
proceso de escisión entre las elites y la clase media-baja y baja judía.
• Aunado a lo anterior, la deteriorada imagen de dirigentes de comunidades
judías poco representativos e incluso omprometidos en actos de corrupción, quita
atractivo y credibilidad a los cargos comunitarios y a sus convocatorias para
emprender proyectos innovadores ambiciosos.
• Se suma a lo anterior la apatía, indiferencia o falta de voluntad de asumir
una mayor responsabilidad dirigencial por parte de los judíos que son
reconocidos por su capacidad, trayectoria y calidad ética, lo que lleva a que
las mesas directivas en lugar de mantener una masa critica de gente valiosa se
empiecen a debilitar con la presencia de gente que tiene su propia agenda o de
mediocres para los cuales la figuración o el ejercicio del poder si tiene mucho
atractivo.
FALTA DE VISUALIZACION DE LAS VIAS PARA EL ÉXITO FUTURO.
• Crece la tensión entre los que pregonan propuestas religiosos y no religiosos,
entre los judíos de NSE alto y NSE bajo, lo cual se asemeja más a un divorcio
que a una convivencia entre diferentes que se toleran.
• En las comunidades con población pequeña o decreciente por las crisis
políticas (Venezuela, Bolivia) las comunidades quedan desorientadas y carentes
de una visión de futuro capaz de convocar los esfuerzos humanos y económicos
para sostener su viabilidad
10. TAREAS PENDIENTES
Al principio de este artículo sugerí a los escépticos o a quienes estuvieran
complacidos con la realidad de sus comunidades que lean este texto recién en el
año 2015 para ver si entonces le encuentran sentido. Sin embargo, si hay una
masa crítica de dirigentes de distintos países o instituciones que sí consideran
que algo de lo escrito puede tener sentido de inmediato, podría ser un buen
momento para sentarse a trabajar. Sin duda cabezas judías talentosas que se
juntan para pensar en la construcción de un futuro deseado, pueden hacer mucho
por realizar los sueños de sus comunidades.

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