Estamos acostumbrados a ligar automáticamente la palabra “adicción” con el consumo de sustancias como alcohol o drogas. Sin embargo existen otros tipos de adicciones que tienen que ver con conductas, como puede ser la adicción al deporte, al trabajo, al internet, al sexo, al juego e incluso a la comida.
Casi cualquier conducta que produce placer y que nos ayuda a evadir situaciones dolorosas, puede convertirse en una adicción. El problema aquí es quizá, la dificultad para identificar el momento en el que hemos llegado al terreno de la adicción, por lo que muchas veces la enfermedad queda oculta.
Algunas pistas generales que pueden ayudarnos a notar que estamos cruzando la línea, es cuando sentimos que no tenemos la fuerza de voluntad necesaria para controlar o evitar dicha acción y dependemos de ella para sentirnos mejor, pues al dejar de realizarla, caemos en un estado de angustia. Cuando de pronto, ocupa una parte importante de nuestra vida y pensamiento, sin importar las consecuencias que pueda traer. Es entonces cuando dejamos de hacer otras actividades para realizarla, aún cuando esto afecte nuestro cuerpo, nuestras relaciones, nuestro trabajo o nuestra forma de vida.
¿Qué es comer compulsivamente?
Comer compulsivamente es uno de los trastornos de la conducta alimentaria al igual que la anorexia y la bulimia, que va de la mano con la depresión, la ansiedad y las fobias. Además de los daños psicológicos que genera, trae consigo la obesidad, y con ella altas probabilidades de desarrollar diabetes, cáncer y otras enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, respiratorias y endocrinas.
Podemos decir que una persona tiene este problema cuando de manera crónica, ingiere en poco tiempo y de forma descontrolada una cantidad mayor de alimento a la que es necesaria, incluso aunque no sienta hambre. El problema es que estos episodios van seguidos de malestar, vergüenza y culpa, no solamente por la forma de comportamiento sino por el aumento de peso que genera.
Muchas veces, estos “atracones” suceden cuando hay una imposibilidad para controlar una emoción negativa y su ansiedad aumenta, lo que ocasiona un problema metabólico que se convierte en un círculo vicioso entre la angustia, el atracón y la culpa.
El comedor compulsivo, a diferencia de quienes padecen bulimia y anorexia, no se inducen el vomito, ni toman laxantes ni diuréticos, aunque la obsesión a la comida puede llevarle a iniciar recurrentemente dietas de todo tipo que no llega a concluir.
Las personas que padecen este tipo de trastorno responden de manera inadecuada a situaciones de stress, problemas cotidianos y conflictos emocionales. El alimento se convierte en una forma de calmar las situaciones que son difíciles de sobrellevar. Sin embargo, es importante el hecho de que reconozcamos que existe detrás un problema emocional y que para salir de esta enfermedad, es necesario enfocarnos en las causas que llevan a cada individuo, como en el resto de las adicciones, a desplazar el dolor emocional a un objeto, que en este caso, es la comida. Existen grupos de comedores compulsivos, así como especialistas que pueden ayudarles a quienes sufren esta enfermedad, a tener una vida mejor. Lo importante es atreverse a pedir ayuda.
Umbral es una organización integrada por profesionales en el tema de adicciones, que se maneja con completa confidencialidad. Acércate a nosotros y te haremos una valoración para determinar si necesitas tratamiento. En Umbral, la puerta está abierta.
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