Este es el cuarto borrador que inicio tratando de explicarles a Ustedes lo que es esta nueva tierra que hoy empiezo a describir, esta “provincia-nación” de Cataluña, la 4ª versión de una introducción que será más larga que muchos de los artículos que le seguirán pero que es necesaria para poder relatar todo lo que en esta tierra hay de especial y diferente del resto de España.
Si Cataluña es parte de España y aun así trataré de mencionar todos los elementos que la hacen diferente al resto de España y al mismo tiempo subrayar su intima relación con una nueva España que según la mayoría de los catalanes que entreviste, les es ajena aun cuando están íntimamente ligados a ella.
Una Cataluña cuya historia y realidad reflejan –quizás a su pesar- tanto de lo historia judía que casi podríamos afirmar que son una tribu perdida si no fuera porque de serlo no sería perdida.
Una Cataluña que acogió durante la edad media a las comunidades judías de Italia y Francia cuando fueron expulsadas de esas regiones y que volvió a hacerlo en pleno siglo XX cuando su frontera -tan porosa como cuidada por la Gestapo- volvió a servirles de ruta de escape a quienes huían de Alemania, Austria y Francia.
La misma Cataluña que apenas unos años antes sirvió de punto de salida a casi medio millón de refugiados españoles que huían de las tropas franquistas y entre los que estaban los remanentes de las brigadas internacionales – más de 30% judíos- que llegaron a representar un cuarto del ejército republicano luchando por salvaguardar la constitución y la integridad de España.
La misma Cataluña donde la guerra civil es una realidad tangible en un grado muy superior a lo que lo es en el resto de España porque aquí murió la República.
Cataluña, donde los guías hacen notar al visitante que sus iglesias son sobrias y no tan garigoleadas y decoradas como en el resto de España, donde el dinero público se gastaba con mesura y sin dispendio.
También la misma Cataluña donde los judíos fueron expulsados 100 años antes del resto de España a finales de los 1300 y aunque ellos afirman que los ataques eran curas y bandas procedentes de Sevilla, la realidad es que los locales coadyuvaron y aprovecharon la situación solo para verse en la misma condición unos años más tarde cuando su orgullo y autonomías fueron igualmente destruidas por las mismas fuerzas que perseguían a los judíos.
Barcelona tan diferente a Madrid como la iglesia de la Sagrada Familia lo es a la Catedral de la Almudena, donde el arte, la vitalidad y la intelectualidad empujan a la provincia y la llevan a ser reducto de trabajadores de toda España que encuentran en sus costas e industrias el trabajo que a veces escasea en el resto del país.
Para mí, educado en México entre refugiados catalanes que crearon escuelas, editoriales y grandes obras en México, mi vista a Cataluña me permitió regresar a la casa de mis padres, a las platicas con los refugiados que eran tan parecidos a mí que en su momento creí todos eran judíos solo para descubrir que sin serlo éramos idénticos.
Cataluña, provincia de belleza intelectual, indómita independencia y gran cercanía emocional en cuya capital, Barcelona, se conmemoran oficialmente múltiples fechas judías que incluyen el Día del Holocausto (Enero 27), Krishtalnajt (9 de Noviembre) y Januke (en Diciembre) –todas fechas relacionadas con la lucha por la libertad- y donde, quizás, solo les hace falta agregar una nueva fecha a su calendario de conmemoración, una fecha en Abril que para que no sea el 14 (día de la inauguración de la República) ni el 1º. De Abril (cuando en 1939 dejó de existir la República Española) podría ser el 19 de Abril (día del Levantamiento en el Ghetto de Varsovia) donde murieron los últimos sobrevivientes de las brigadas internacionales que lucharon mano a mano con los catalanes por el derecho a su autonomía y libertad.
Recordar a los judíos que viajaron de todo el mundo para luchar con y por ellos podría ser una manera interesante de recordar sus propias luchas, sus errores del pasado y sus aciertos del presente en una ciudad que los vio a todos, los recibió a todos y contó con el apoyo de todos donde se mezcla el museo que recuerda el regreso de Colon del nuevo mundo y el puerto fronterizo por el que escaparon los Walter Benjamin y los últimos sobrevivientes del judaísmo Alemán.
En fin, en Cataluña el pasado se mezcla inexorablemente con el presente y entreteje el futuro en el que, como sabiamente escribieron sobre el monumento a Walter Benjamín “vosotros sois lo que nosotros fuimos y nosotros somos lo que vosotros series”.