Cuenta el Talmud que el gran Rabino Yehoshua Ben Jananiá fue a Roma y le dijeron que hay un niño preso en la cárcel. Era un niño muy bello, bonitos ojos y caireles en su cabello.
Fue el Rabino Yehoshúa Ben Jananiá a la cárcel y comenzó a expresar un versículo, preguntando quién había hecho eso, de meter a un niño a la cárcel.
En ese momento, ese niño continuó el versículo, el cual dice: “Alo Hashem Zu” –“Dios es quien hizo eso y no otro”.
Rab Yehoshúa Ben Jananiá dijo:
—¡Ese niño será alguien grande en el pueblo de Israel!
Y Rab Yehoshúa Ben Jananiá agregó:
—¡Sacaré a este niño cueste lo que cueste!
Rab Yehoshúa Ben Jananiá consiguió el dinero y sacó al niño de la cárcel. Dicho y hecho, este niño creció tanto en Torá que llegó a ser un gran Rabino, llamado Rab Ishmael Ben Elishá.
Preguntó el Rabino Asher Vais:
—¿Qué vio en especial Rab Yehoshúa Ben Jananiá en ese niño que dijo que llegará a ser alguien tan grande y se esforzó tanto en conseguir el dinero para rescatarlo?
La respuesta es: Rab Yehoshúa Ben Jananiá vio que ese niño llegará a ser alguien muy grande, ya que atribuyó lo que lo habían encarcelado únicamente a Dios y no lo atribuyó a los romanos o a los policías.
Quien atribuye —todo lo que pasa— a Dios, ya sean los éxitos y/o los fracasos, viviremos muy diferentes y mucho más felices.
Saludos
AMÉN!!
Espectacular