Hashem siempre desea nuestras tefilot en cualquier momento del día y de la vida. Los Jajamim dicen que la Tefilá no es únicamente un rezo, sino una charla con nuestro padre (Hashem). Qué importante es hacerse un tiempo diario para platicar con Hashem, ya sea para desahogarse, pedirle, llorarle, agradecerle, alabarlo etcétera, y Hashem siempre esperará nuestras palabras con apetito.
Se puede comparar a una pareja que tenía un único hijo de tres años y éste todavía no podía hablar. Los padres ya estaban preocupados y nerviosos de que su hijo todavía no hablaba. Un día escucharon a su hijo que gritó: “Mammm”, “mammm”, y los padres felices y radiantes de que su hijo sacó una palabra de su boca. ¡Pero si no dijo nada!, ¡lo que dijo no significa nada; no dijo ni “mamá”!
El motivo de que los padres estaban felices fue que el hijo estaba empezando a hablar y los padres sintieron como si su hijo ya hablara.
Así mismo con Hashem, debemos empezar a platicar con Él, ya que espera que lo llamemos y Él está dispuesto siempre a escucharnos y ayudarnos, ya que es nuestro padre.
Rab Yehezkel Abramsky acostumbraba muy seguido a “platicar con Hashem”. En una ocasión, hubo una época donde no llovía en la ciudad y la situación comenzaba a complicarse. Se paró Rab Yehezkel Abramsky en la ventana, comenzó a llorar y dijo: “Hashem, ¿hasta cuándo no habrá lluvia?, ¡apiádate de tus hijos!
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