Hay un dicho muy trillado pero que no deja de ser cierto: El proverbial medio vaso vacío… o lleno, depende de cómo se vea. Es decir, sabemos que todo depende de la manera en que veamos las cosas. Si extendemos esta metáfora un poco más, veremos cómo en realidad si hacemos un pequeño esfuerzo podremos disfrutar mucho más de lo que poseemos. Por ejemplo, tenemos un vaso lleno hasta la mitad, pero hay quien no tiene ni siquiera un recipiente para colocar el líquido, otros ni siquiera tienen esa mitad, algunos no tienen manos para llevarse ese vaso a la boca, otros no pueden percibir el sabor de la bebida, etc. Otro punto a favor: La parte vacía nos permite llenarla de lo que queramos, si estuviese lleno no podríamos agregarle nada. Además, la mitad de un vaso grande puede ser mayor que un vaso completo de menos tamaño.
En otras palabras, todo es relativo, si queremos, hallaremos pretextos para estar felices. Si nos enfocamos correctamente, tomar consciencia de todo lo que tenemos nos hará más agradecidos con el Eterno- Aquel que provee todo. A su vez, esto conducirá a ser más bondadosos. Pensemos: Si vemos cuántos pares de zapatos poseemos, por ejemplo, y recordaremos qué tan generoso es el Hacedor en habernos dado tantos zapatos, podremos más fácilmente desprendernos de nuestro dinero para donarlo a alguien que no tiene tantos calzados como nosotros.
Si así obramos, esto será un desencadenante para ser más optimistas, más felices y más dadivosos. No se debe subestimar la importancia de ser positivos para el bienestar de nuestros hijos. Un padre alegre le da una autoestima sana a su hijo. Si el progenitor tuvo un día difícil, no es culpa del pequeño. Por lo tanto, nos incumbe tratar de ser positivos para traer optimismo a los niños- y a los demás.
Rab Ben Zión Klatzko
Buena semana
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