Esperanza no es la señora que vivía en el edificio de mis papás y le pedía fiado en su tienda a mi padre y nunca le pagaba. No es esa señora que decía una cosa y hacía otra sin importar que hiciera daño a los demás.
Esperanza es una amiga con la que llevo cosechando una relación desde hace mucho años y en quien definitivamente me apoyo en momentos difíciles pues es alguien en quien se debe confiar.
La vida nos va llevando por caminos muy diversos en cada etapa; en algunos nos acaricia con bondad, en otros nos besa con pasión pero en otros tantos nos azota para que aprendamos a levantarnos, sobarnos, curarnos las heridas y aprendamos que a fuerza de voluntad podemos salir adelante.
Es aquí donde Esperanza habla conmigo y me platica, me cuenta que la vida es subidas y bajadas, que la vida es una tierra fértil que si la trabajas y la procuras ella hará lo mismo contigo, que si siembras y cuidas lo que sembraste finalmente podrás cosechar. No todos somos conscientes de lo que sembramos; muchas veces también cosechamos cosas malas y no es hasta cuando salen de la tierra que nos damos cuenta de nuestros errores.
Esperanza hoy habló conmigo. Platicamos mucho, mucho….me comentó que en momentos como estos debemos ser realistas pero positivos, fijar la mente en lo bueno que si tenemos, en los aprendizajes que situaciones como las que vivimos nos van a dejar. Me hizo ver todo lo bueno que hay en nosotros y, lo más increíble, que después de la oscuridad de la noche siempre sale el sol…no importa cuán mal dormimos, siempre se nos presentará la oportunidad de recibir el nuevo día con actitud.
Siempre que hablo con ella me sorprende y hoy no ha sido la excepción. Creo que voy a hacerle caso y estoy seguro que mañana será un buen día, que mañana seremos mejores, que mañana todo estará mejor.
Gracias siempre querida Esperanza…
Artículos Relacionados: