La Conferencia de Evian fue convocada por el presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, del 6 al 15 de julio de 1938 para analizar el problema de los refugiados judíos. La Conferencia tuvo lugar en Evian, Francia, a las orillas del Lago Geneva, en el Hotel Royal. A esta Conferencia acudieron delegados de 32 países: Canadá, Australia, Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Haití, Estados Unidos, entre otros. Sólo Italia y Sudáfrica rehusaron la invitación de Roosevelt.
El ataque de Hitler en contra de los judíos fue gradual, para no agredir a la opinión pública y para no dañar la economía de Alemania. Poco a poco, se les fueron quitando los derechos a los judíos.
Cuando Hitler subió al poder en 1933, hasta 1937, aproximadamente 130,000 judíos escaparon de Alemania. En esa época se les permitió llevar consigo algunas de sus pertenencias y no tuvieron muchos problemas para establecerse en otros países.
Después de que “Alemania anexara” Austria en marzo de 1938, Roosevelt convocó a esta conferencia para promover la emigración de refugiados judíos austriacos y alemanes y crear una organización internacional que se ocupara del problema de los refugiados en general.
En un principio se pensó en llevar a cabo la Conferencia en Suiza, pero ésta se negó, ya que no quería ganarse la antipatía de Hitler. Debido a ello, ellos mismos empezaron a restringir la inmigración de judíos que provenían de Alemania y Austria.
Alemania no fue invitada a la conferencia debido al consejo del Secretario de Estado americano, Cordell Hull, ya que él sentía que sería mejor encontrar una solución para el problema de los refugiados “que negociar con el delincuente sobre sus fechorías”.En un discurso de campaña, Hitler declaró que él iba a permitir que los judíos salgan “aunque sea en barcos de lujo”, pero nunca habló de suavizar las leyes sobre la transferencia de propiedades y del capital, que fue el principal obstáculo para la migración.
Antes de la Conferencia se decidió que no se le iba a solicitar a ningún país que aumentara su cuota de refugiados sino que se discutiría sobre crear una solución al problema de los mismos.
Gran Bretaña estaba de acuerdo en cooperar con la Conferencia, pero estaban preocupados porque Palestina, que estaba bajo el mandato de la Liga de las Naciones, podía ser sugerida como un país receptor para los refugiados. No querían tener problemas con los árabes, por lo que insistieron que Palestina fuera dejada a un lado de la lista de probables países receptores.
La Iglesia Católica también se opuso a la inmigración de refugiados judíos en Palestina. Asimismo, la mayoría de la prensa británica también se opuso a dicha inmigración.
El gobierno australiano aceptó asistir a la Conferencia con la condición de que Gran Bretaña aceptara asistir. El ministro del Interior J. MacEwen acotó en una discusión del gabinete en abril de 1938, lo siguiente: “….son muy inteligentes como clase y usualmente tienen éxito en cualquier cosa en que se ocupen o en cualquier negocio que emprendan, pero en vista de sus creencias religiosas y sus reglas estrictas con respecto al matrimonio, permanecen como una raza aparte y el fracaso para asimilarse propiamente al país y adaptarse crearía muchas dificultades en cualquier país en donde formen una considerable proporción de población”. El Gabinete de Australia declaró en junio de 1938 que sólo permitiría la inmigración de 300 judíos de origen australiano o alemán.
Canadá tenía reglas muy estrictas de inmigración y no estaba dispuesta a recibir a refugiados judíos, ya que en ese momento su gobierno tenía tendencias antisemitas. Asistió a la conferencia esperando que otros países abrieran sus puertas a los refugiados.
Los judíos americanos le enviaron al presidente Roosevelt cartas en las que expresaron su felicidad hacia su iniciativa.
Al presidente Roosevelt se le atribuyeron varios motivos por su invitación a la Conferencia: su genuina preocupación por el pueblo judío que estaba siendo perseguido y el estado crítico en que se encontraría si no encontraba refugio en otros países. El Time pensó que la propuesta fue designada para expresar la desaprobación de Estados Unidos a la anexión de Austria por Alemania. También podría ser que Roosevelt estaba respondiendo a la enorme presión de la comunidad judía americana, que naturalmente querían guardar un refugio para sus hermanos judíos austriacos y alemanes. Otro motivo podría ser que el presidente de los Estados Unidos no quería aumentar sus cuotas para la inmigración judía y que esperaba persuadir a otros países para que los recibieran.
El orden del día para la Conferencia propuesta por el gobierno de Estados Unidos fue la siguiente:
- Considerar los pasos que debían ser tomados para facilitar el asentamiento de refugiados políticos de Alemania (incluyendo Austria) en otros países.
- Considerar los pasos inmediatos que debían tomarse sobre las leyes migratorias existentes y sus regulaciones en los países receptores, para ayudar a los casos más urgentes.
- Tomar en consideración un sistema de documentación para los refugiados que estén imposibilitados para obtener de otras fuentes los documentos requeridos, aceptable por los estados participantes
- Considerar el establecimiento de un cuerpo gubernamental continuo para solucionar el problema existente en una mayor medida.
- Preparar una resolución con recomendaciones a los países participantes en la Conferencia, considerando los puntos antes enumerados y algunos otros que fueran traídos a la mesa antes de la reunión intergubernamental.
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