La parashá que leímos el pasado shabbat fue Vayikrá (“llamó [a Moshé]…”), ese nombre está tomado de la primera palabra de la misma. Sin embargo, esa palabra está escrita de manera inusual, la alef al final de la palabra tiene un tamaño menor que el común. Nuestros sabios han explicado que el motivo de esto es porque Moshé no quería escribir esa letra porque la palabra Vayikrá señala un llamado afectivo, Moshé en su gran humildad quería que se escriba sin la última letra porque eso demostraría un llamado fortuito, no uno en el que D-s demostraba un interés específico en él. Empero, el Eterno no aceptó eso y le pidió que escribiese la palabra Vayikrá. Sin otra opción lo hizo, pero con la letra más pequeña.
Sin embargo, si todo su motivo fue ser humilde, lo mejor hubiese sido escribir la letra de tamaño normal- viendo que el Todopoderoso no accedió a su pedido- porque ahora que está escrita más pequeña, todos hablan sobre su humildad. ¿Qué ganó? En verdad, la lección que quería transmitirnos Moshé es la siguiente: Él sabía el nivel que había alcanzado, no era tonto. Humildad no significa que el individuo se haga el desentendido de la grandeza y potencial que posee.
Moshé quería enseñarnos que la persona debe considerarse insignificante ante el bendito Creador. Debe tener en mente constantemente el conocimiento que está ante Él. Es como alguien que vive en un pueblito y tiene un poquito más de dinero que sus amigos, le llaman el “Rothschild del pueblito”. Si tiene un poco de sesos no se ufanará ante nadie al saber lo poco que realmente tiene. Esto es algo que debemos pensar siempre, puede ser que seamos inteligentes, pero ante nuestro Rey no somos nada- lo que somos y lo que tenemos es gracias a Él, entonces, ¿de qué nos enorgulleceremos?
Shabbat shalom
Adaptado de las palabras de Rab Moshé Frankel
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