Empecemos por definir lo que es la imagen corporal, muchas personas creen que es nuestra apariencia física real, pero en realidad es que está más relacionado con las actitudes y valoraciones que nosotros mismos le hacemos a nuestro cuerpo. Paul Schilder define la imagen corporal como “la imagen que forma nuestra mente de nuestro propio cuerpo, es decir, el modo en el que nuestro cuerpo se nos manifiesta”.
Una imagen corporal negativa implica demasiadas cosas que van más allá de la insatisfacción por nuestro físico, también existe una excesiva preocupación y eso lleva a tener pensamientos y acciones que ponen en riesgo la definición de nuestra propia identidad.
A través de los años las mujeres han tenido estándares de belleza que han cambiado radicalmente, si viajamos en el tiempo, en la antigua Grecia la cultura estaba muy centrada en los hombres. Las mujeres se sentían avergonzadas de no verse como ellas. Podemos apreciar la “figura ideal” de la mujer en las esculturas que hacían en esos tiempos, eran cuerpos parecidos a los hombres.
En el renacimiento existía una cultura extremadamente católica y patriarcal, las expectativas sociales dictaban que las mujeres tenían que tener apariencia de una esposa. El estándar de belleza era un cuerpo redondo, que significaba abundancia y un cuerpo fértil para tener hijos.
La era victoriana fue muy importante para la mujer ya que la figura más influyente era la reina Victoria que reflejaba la importancia de ser madre y la familia. La forma de vestir era que usaban corsés para estrechar sus cinturas al máximo y moldeaban el cuerpo en forma de reloj de arena. Estos corsés limitaban considerablemente la movilidad de las mujeres y limitaban la actividad física.
Entrando al siglo XX las cosas fueron cambiando. Un parteaguas para que las mujeres tengamos más libertad en nuestra forma de vestir y de expresarnos fue que nos otorgaron el derecho al voto. Las mujeres que habían trabajado fue algo que las empoderó y empezaron a crear su independencia y libertad.
En la década de 1920 adoptan un estilo de apariencia andrógino, reduciendo la prominencia de las cinturas y usando sujetadores que aplanaban el busto. La belleza se asociaba con un cuerpo juvenil y sin curvas.
En la edad de oro de Hollywood fue de 1930- 1950. Por primera vez se establece una representación idealizada de la feminidad que se difundió globalmente. Las estrellas de cine, como Marilyn Monroe, fueron el estándar de belleza.
Pasando a los años sesenta, las mujeres se vieron favorecidas por un movimiento feminista ya que existía mayor presencia femenina en el ámbito laboral. Se impulsaron las minifaldas y las formas de línea A. Esta tendencia tuvo su máxima representación en la modelo Twiggy que cambió el estándar de “cuerpo ideal” de curvilínea a alta y delgada.
Para los años ochenta una actriz americana llamada Jane Fonda creó una moda donde los aerobics son el ejercicio perfecto para que las mujeres tengan “el cuerpo ideal”, actrices como Cindy Crawford que estandarizaba el cuerpo ideal del momento que era una mujer atlética, alta y delgada pero con un cuerpo un poco voluminoso. Para esta época los casos de TCA se empezaron a dar a la alza, muchas personas piensan que fue por brusco énfasis en el ejercicio.
En los años noventa fue donde hubo un giro extremo en la moda, donde ahora las mujeres tenían que tener una delgadez extrema. Una modelo muy característica de esta época es Kate Moss, y era un estándar de belleza importante para las modelos de esos años. Durante esta época fue donde se empezó a romper el silencio acerca de los TCA ya que los casos subieron considerablemente.
En la década de los dos mil, las mujeres se han enfrentado a una avalancha de expectativas diversas sobre su apariencia. Un factor muy importante para estos cambios tan repentinos de modas y tendencias es la entrada de las redes sociales.
Las redes sociales en los últimos años se han convertido en herramientas muy importantes de nuestro día a día, puede ser positivo o también algo negativo. Es importante poder aprender cual es la diferencia, al igual que aprender a no compararnos con las demás personas. Es importante reflexionar cómo nos hace sentir el contenido que consumimos, si nos hace sentir inseguros, con ansiedad o frustración por no poder llegar a un objetivo que a lo mejor no es realista.
Podemos observar cómo ha existido una violencia estética como los corsés que limitaban el movimiento físico, los sujetadores que aplanaban el busto, la presión de las redes sociales, etc. Son elementos que al final nos pueden dañar tanto físicamente como psicológicamente.
Hoy en día existen movimientos como el “Body positive”, o cuentas en redes sociales que nos ayudan a desaprender muchas enseñanzas que tenemos por lo que hemos visto o escuchado que pueden favorecer conductas de riesgo para un TCA. La prevención es algo muy importante y podemos poner nuestro granito de arena con cosas muy simples como dejando de seguir cuentas que te hacen tener sentimientos negativos o dejando de hablar de cuerpos ajenos. Si tu o conoces a alguien que está en una situación de riesgo es muy importante pedir ayuda, hay que cuidarnos entre todas. Recuerda que el cuerpo perfecto es un cuerpo saludable.
FUNDACIÓN APTA
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