¡¡Con una sola palabra!!!
Con una palabra irresponsable, ¡creas discusión y peleas! Con una palabra cruel, ¡creas heridas! Con una palabra de resentimiento, ¡creas odio y rencor! Con una palabra brutal, ¡matas!
Con una palabra amable, ¡alegras! Con una palabra alegre, ¡animas! Con una palabra oportuna, ¡haces liviana la carga! Con una palabra de amor, ¡curas y traes felicidad!
¡Las palabras existen! ¡Maldicen o bendicen, destrozan o ayudan, matan o salvan!
“Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán.”
De ti depende si las usas para bien o para mal, tanto para ti como para los demás.
Cuida tus palabras; ¡recuérdalo siempre! Ellas tienen poder.
¡Habla de tal manera que tanto tu alma como la de los demás queden en paz!
En breve: Una de las primeras cosas que debes aprender sobre hablar es, que mientras menos palabras uses y mejor las pienses, más sabiduría demuestras.
Al hablar de más podemos cometer errores de los cuales nos arrepentiremos y no podremos enmendar.
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