Los fenómenos migratorios han existido desde siempre aunque no es lo mismo verlos en la historia, estudiarlos y analizarlos, que ser parte de la vida personal. Han existido migraciones masivas que rebasan la dimensión individual y se manifiestan como fenómenos colectivos donde se ponen en juego el desarraigo espacial y cultural de los países de origen y la necesidad y reto de incorporarse a un nuevo espacio para adaptarse a ese nuevo mundo. Esto implica fenómenos de integración a diferentes aspectos sociales y culturales lo que se convierte en un proceso complejo. Surgen por un lado, procesos asimilatorios y por el otro, identificaciones con las propias raíces tanto históricas como religiosas.
Cada persona que llega a un nuevo país, lleva conocimientos compartidos que forman un modo de vida cotidiana que comprende información, ideas y habilidades. En conjunto con los valores y las creencias crean el sentido de pertenencia. Las personas de culturas distintas no tienen las mismas identidades porque poseen diferentes valores y creencias.
La llegada a un nuevo país promueve la integración y la asimilación. La primera significa una incorporación a la sociedad manteniendo la propia identidad; la segunda supone una nueva identificación con la sociedad mayoritaria a costa de la pérdida de la propia identidad. Olvidar de donde venimos no es lo ideal; hay que agradecer lo que la cultura de origen nos ha dado. Se ha comprobado en procesos de psicoterapia o entrevistas personales que en los individuos siempre hay un residuo de lo que fueron los padres, abuelos y bisabuelos manifestado en conductas que rastreadas tienen su origen allá y entonces.
La migración mexicana a Estados Unidos ha pasado de ser una migración temporal a constituir una migración definitiva pero una gran mayoría de ellos tienen claras sus raíces aunque sus manifestaciones son variadas. Es frecuente encontrar personas con rasgos mexicanos que ya no hablan español y lo entienden poco. Este sector poblacional fue en busca de mejores posibilidades de vida y muchos lograron obtener lo deseado para ellos y sus familias.
José que habla poco español nos dice: Mi padre fue un niño de barrios bajos que recibió escasa educación y que superó la pobreza de sus padres casi por completo gracias a una aplicación atenta y programática. Un taxista en Los Angeles, me contó que él había llegado sin nada y que consiguió trabajo y ahora sus tres hijos estaban en la universidad. Se sentía orgulloso de lo hecho y agradecía las ventajas que tuvo y supo aprovechar.
Muchos de los inmigrantes tienen un afán para seguir adelante y logran acomodarse de buenas maneras.; han legalizado su situación y se han movido hacia el norte de los Estados Unidos.
Cuando uno entra a una pizzería o fruteria en Nueva York, y reconoce a empleados mexicanos al empezar a hablar con ellos en español, la sonrisa y la atención cambia para mejorar; escuchar su propio idioma les hace sentir en casa. Siempre existe la nostalgia y cierta necesidad inconsciente de reencuentro con los orígenes.
En el avión que iba a Los Angeles, me tocó en suerte estar cerca de varias mujeres mayores, mexicanas provenientes de provincia o de la ciudad de México. Al platicar con ellas me contaron que iban de visita para estar con los hijos o hijas y sus descendientes.
Una de ellas me platicó que tenía 8 hijos, cinco de los cuales ya eran ciudadanos americanos. Ella pensaba quedarse varios meses y planeaba quedarse durante un mes en casa de cada uno de ellos. Esto lo hacía periódicamente y era su manera de conocer a los nietos y biznietos.
Luisa, 78 años, me dijo que no aguanta tanto tiempo estar lejos de su pueblo pero que tampoco quería quedarse sin convivir con los nuevos miembros de su familia. Se sienten contentas de ir y al mismo tiempo les cuesta el despegarse de sus hogares. Cuando tuvo que llenar sus papeles de migración pidió ayuda a la azafata, quien amablemente lo hizo por ella.
Julia iba acompañada de su nieto ya que le daba temor viajar sola porque no hablaba inglés y no conocía las costumbres de ese país. Al hablar de sus hijos me dijo: ni son mexicanos ni son americanos. Tienen costumbres de los dos países.
Algunos jóvenes prefieren identificarse con sus propios padres y adoptar la analogía inmigrante, utilizando su identidad étnica para moldearse en forma congruente con ellos mismos. Este fenómeno es conocido como cultura de movilidad de minorías, según la cual la juventud reconoce el racismo pero ha aprendido a negociarlo estratégicamente y lo derrota.
Muchos niños que han emigrado con sus padres dicen que los llevaron de un lugar a otro sin mayores explicaciones ya que a los niños no se les tenía que explicar lo que sucedía. Agrega Lorenzo, piensan que son como animalitos curiosos que hay que arrastrar hasta que se hacen mayores y no necesitan ser informados.
Pierden contacto con las raíces de sus ancestros; muchos de ellos se quedan con una curiosidad de conocer sus raíces que satisfacen años después. Ya no son como sus padres. Sienten nostalgia por una o dos generaciones; se aferran a su cocina, profesan su religión y celebran algunas fiestas cívicas y religiosas. Pero forman un grupo con características propias.
El duelo por haber emigrado, no siempre es resuelto adecuadamente. Contaban de una señora que tenía sus hijos viviendo fuera y cuando los visitaba se pasaba la primera mitad de la vacación llorando de alegría por el reencuentro, y tres semanas antes de partir ya lloraba del dolor de la separación. Comprendió el motivo de sus llantos y tristezas cuando estuvo en psicoterapia y revisó esta parte de su historia.
Por otro lado, dentro de esta reconfiguración de la cultura diaria también están los que se quedan en el país; esto ha obligado a muchas mujeres a convertirse en el sustento familiar. Rosario nos dice: Creo que mi marido inició otra vida, al principio nos enviaba dinero y nos llamaba pero luego dejó de hacerlo.
Genaro nos comenta: cuando regresé me encontré con que mi grupo familiar había cambiado y tuve que acomodarme a la nueva configuración familiar. Como podemos ver la migración es un fenómeno que puede ser visto desde muchos lados y abarca un sinfín de consecuencias para los que se van y los que se quedan.
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