Los cambios tecnológicos y culturales de la época actual han producido cambios importantes que afectan a la familia, la sociedad y sus instituciones; pero los individuos cargan con su vida personal como siempre lo hicieron, arreglándose lo mejor que pueden con los cambios sociales en que se ven envueltos. Los conflictos que enfrenta una persona ahora no se soñaban hace 20 años y lo que entonces era complicado ahora ya no existe. Sin embargo las emociones humanas son eternas y se ponen en diferentes situaciones. Muchas emociones son heredadas familiar y culturalmente. Los miedos existen pero el objeto que los produce ha cambiado.
Las circunstancias sociales no están separadas de la vida personal ni constituyen un medio externo a ella. Al luchar con sus problemas íntimos, los individuos ayudan activamente a reconstruir el universo que los rodea. El mundo de la modernidad reciente se extiende, mucho más allá del medio de las actividades individuales y de los compromisos personales. Es un mundo repleto de riesgos y peligros; surgen crisis en forma continua y estas producen cambios en el individuo.
En cualquier situación que nos toca vivir hay momentos de estabilidad y momentos cruciales que nos llevan a hacer un alto en el camino. Momentos decisivos para darle una vuelta a nuestra vida y hacer una nueva forma de vida. Una muerte, una enfermedad, un divorcio, la salida de los hijos de la casa, un nuevo trabajo, un cambio de casa entre otros.
Por ejemplo, es un momento desgarrador para algunas mujeres cuando sus hijos se hacen adultos. Saben que ya no dependen de ella y que de ahora en adelante van a hacer su propia vida. Y aunque a veces la dejen echar un vistazo a esa vida, lo hará desde fuera, desde la distancia de otra generación y otro momento social.
Cada cambio nos pone en un lugar diferente al que estábamos previamente y no siempre es por nuestro gusto. Con frecuencia tenemos la sensación de que nosotros no hemos elegido nuestra vida sino que ella nos ha elegido a nosotros. Nos ha tocado un lugar y hay que aceptarlo; vemos personas que no son tan brillantes y son muy exitosas y personas que tienen un gran saber, que no logran acomodarse en forma satisfactoria. Aquí surge otra pregunta que dejo al aire: ¿Qué se entiende por satisfactorio?
A pesar del mundo externo, parte del proyecto de vida personal es controlable, se combina el proceso externo con la individualidad. Ante un hecho externo cada quien reacciona en forma personal y se acomoda lo mejor posible para él, y forma su historia personal escogiendo de un conjunto de acontecimientos. Dos personas pueden estar en un mismo evento y lo viven de manera diferente e incluso contradictoria. Cada quién lo mira desde su propia visión y de la manera más conveniente. En un mundo en cambio permanente e incontrolable no hay otro punto de apoyo que el esfuerzo del individuo para transformar las experiencias vividas en construcción de sí mismo como actor. Cada evento te hace crecer.
Los medios de comunicación ocupan un lugar creciente en nuestra vida, y entre ellos la televisión, el internet y otras redes han conquistado una posición central ya que pone en relación la vivencia mas privada con la realidad más global. La emoción, el dolor, la tristeza ante el sufrimiento de alguna catástrofe sucedida en algún lugar remoto se mezcla con cuestiones individuales. Hemos llegado al grado de comer palomitas mientras vemos escenas de alguna de las imágenes sangrientas de algún suceso desafortunado.
Nos ha tocado ser observadores pasivos de técnicas científicas o militares avanzadas. La emoción que todos experimentamos ante las imágenes de la guerra, el deporte o la acción humanitaria no se transforman en motivaciones y tomas de posición. Esta acción le quita fuerza a ciertos eventos y nos convertimos en espectadores igual que cuando observamos la violencia en el cine o la televisión. Podemos estar al tanto de lo que sucede en los lugares más apartados y sentimos la imposibilidad de tomar alguna decisión.
Escuchamos lo que sucede en Grecia y España, hechos violentos en nuestro país y nos acostumbramos a verlo como telón de fondo ya que no está en nuestras manos resolver nada. Sin embargo, estas noticias hacen un efecto en nosotros y nos determinan sin saberlo. Sabemos sin tomar conciencia de que lo sabemos.
Anhelamos un orden social que nunca ha existido pero fantaseamos con él. Estamos insertos en una sociedad de riesgos constantes, que produce una gran incertidumbre. No creemos en las soluciones institucionales, y no tenemos un orden político concebido como superior al orden social donde podemos encontrar el medio de resistirnos a las fuerzas cuyas estrategias imponen cambios no controlados a nuestra experiencia de vida. Las cosas suceden y no siempre las vemos ni las queremos ver. Hacemos lo mejor posible para sobrevivir.
En la complejidad de nuestro mundo, tenemos por un lado redes globales de producción consumo y comunicación y por el otro, crece un retorno a la comunidad. Vivimos más juntos en todo el planeta y esto produce temores. Nos comunicamos a distancia como nunca antes había sucedido y por otro lado, se fortalecen y multiplican los agrupamientos comunitarios, las asociaciones fundadas en una pertenencia común, las sectas, los cultos, los nacionalismos, los grupos culturales. Buscamos modelos sociales o los inventamos para sobrevivir. Tratamos de estar con gente con la cual tenemos un lenguaje común, ideas, religión, tradiciones, costumbres, y esto nos hace sentirnos mejor.
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