A mis 61 años ¿cuántas crisis he sobrevivido?, unas por cuestiones internas del mismo país, otras a nivel mundial como ésta última.
También nuestra forma de afrontar es diferente, ya que nosotros vamos cambiando, más si consideramos el paso de los años que no solo se refleja en nuestro físico, sino en nuestra forma de pensar, aceptar y actuar.
Ningún sexenio ha estado exento de problemas de toda índole: financieros, sociales, ambientales entre otros.
Sin embargo, a pesar de que soy una sobreviviente en todos los sentidos de mi vida: desde mi divorcio, el manejo de mis hijos en ciertas circunstancias por haber tenido problemas con algunas materias, aclarando que fueron niños y ahora adultos “normales”, además de ser una jubilada de una paraestatal, gracias a la cual pude sacarlos adelante, además de algunos trabajos en la iniciativa privada.
Por qué titular estas líneas “nunca como ahora”, se debe a la dificultad para enfrentar ciertos problemas económicos que se originaron en este sexenio, a pesar de haber pasado por ellos anteriormente.
El más difícil ha sido deber una gran cantidad a mi mantenimiento, de hecho como nunca lo hice así como las cuotas especiales, lo cual me llevó a la necesidad de “negociar” mi pago que a la fecha solo le falta un tercio del mismo.
Esto me ha obligado a “apretarme el cinturón” por lo menos hasta diciembre de este año cuando acabaré de pagar.
Tampoco mi familia ha estado exenta del desempleo, uno de mis hijos él que vive conmigo ante las perspectivas laborales, decidió formar un grupo de teatro con unos amigos y está probando suerte; el más chico emprendió su camino hacia Israel donde vive ya hace algunos años por convicción propia.
A pesar de no ser la única “situación por resolver” como se suele decir en el argot de ventas y superación personal, agradezco que los otros ya estarán finiquitados dentro de muy poco.
¿Cómo se enfrentan estas “situaciones por resolver”, aquí van varias ideas:
- Aceptar la situación, analizarla fríamente poniendo los pies en la tierra y finalmente enfrentarla.
- Definir estrategias después de un análisis concienzudo y consensado, considerando cómo hemos administrado nuestra casa.
- Después de este proceso, definir cuánto necesitamos para salir adelante para cumplir con nuestros compromisos.
- Decidirnos a “amarrarnos el cinturón”, sin afectar nuestras necesidades básicas y “llueva, truene o relampaguee” acogernos a este plan.
- En mi caso cuento con el apoyo de diversos préstamos de la institución donde trabajé, lo cual me facilita el poder enfrentar un imprevisto; sin embargo aquellos que no cuentan con este privilegio deberán enfrentarlo de alguna manera, ya sea por familiares, amigos u otros medios.
- Mantener la comunicación y la negociación abierta, para poder encontrar salidas por si algo falla.
- No perder la fe, por más que nos sintamos caer, levantarnos y seguir adelante sobre todo cuando estamos a la mitad del camino.
- Motivarnos con nuestros éxitos y contar con alguien que nos levante cuando nos sentimos vencidos.
En los cursos de ventas y superación personal se dice que “crisis es crecer”, si todo lo tuviéramos muy fácil quizás nuestro cerebro se estancaría y bloquearía nuestro sentido de pensar o razonar, eso es lo rico para nuestra superación el encontrar nuevos caminos.
Nadie ha dicho que sea fácil, el camino está lleno de obstáculos; nuestra mente debe estar atenta para identificarlos, brincarlos como buenos deportistas aunque sea en nuestra mente y al final no quitar el dedo de renglón hasta lograr nuestra meta.
Debemos agradecer lo bueno que tenemos como nuestra salud, amigos, éxitos y fracasos de los cuales aprendemos, por eso “nunca como ahora” este esfuerzo ha sido duro y constante, cuando sintamos que nos caemos y el mundo se nos viene encima es bueno recordar que: al final del camino siempre hay una luz.”
Artículos Relacionados: