El día que decidí inscribirme a el curso Padres para Padres con hijos adolescentes. Sabía que era algo que nos iba a ayudar mucho a mi esposo y a mí. La reunión fue en Ramat Shalom y tuve que ir sola porque mi esposo no se sentía bien. Nos explicaron que una de las reglas es que es para parejas.
Así que tenía que persuadirlo. Nada fácil fue la enmienda, porque él no estaba del todo convencido.
Como psicóloga y como madre me queda muy claro que siempre se tiene que aprender y uno NO lo sabe todo, menos en la adolescencia que es una etapa de la vida realmente complicada.
Pero desde el momento que entramos a la primera reunión de nuestro grupo nos recibieron con mucho ánimo nuestros coordinadores. Desafortunadamente vimos que no conocíamos a nadie, pero no importó porque comenzó una dinámica para romper el hielo. El coordinador fue súper amable con mi marido y mi esposo se sintió realmente bienvenido.
El grupo está conformado por un grupo intercomunitario tanto de los grupos, como de los coordinadores. La comunidad que lo respalda es la comunidad Ashkenazi.
Lo significativo es que todos simplemente encontramos un punto en común: el interés para mejorar como papás.
Les puedo decir que este proyecto de la comunidad vale la pena participar al 100%, es de esos proyectos que dejan huella, porque no sólo hacemos algo por alguien, sino que comenzamos con lo más cercano y esencial que tenemos: nuestros hijos y nuestra familia, esa es la prioridad.
¿Cómo saber que les dejamos un mejor futuro sino nos involucramos?, ¿cómo decir que no hay un manual para ser padres, cuando realmente sí hay herramientas útiles, actuales que se puedan usar ya y en el futuro?,
¿Cómo decir que no importa y lo vamos arreglando sobre la marcha? y lo que sería peor: ¡pero si yo no lo necesito!, voy educando a mis hijos como vaya pudiendo.
Y ahí justamente debería marcarse un silencio y dar como respuesta… precisamente porque tienes a unos hijos que necesitan mejores padres, que realmente vean por su familia para optimizarla y crecerla como personas, como judíos y como comunidad.
¿No hay nada que hacer?, entonces crucemos de manos y no nos actualicemos y hagamos como que no hay herramientas que sí nos pueden ayudar.
No digo que el curso tenga todas las respuestas, pero sí tiene muchas herramientas útiles y efectivas para nosotros como padres que estamos comprometidos con nuestros hijos y con nuestra comunidad, tenemos la tarea de mejorar de forma individual y en familia.
No es que exista el manual de cómo ser papás, pero si existe un curso que ojalá hubiera existido en el pasado.
Nuestros padres tuvieron sus errores y aciertos, pero nosotros podemos hacer un mejor y remasterizado esfuerzo, la diferencia radica en la información.
La Información es la diferencia y acertadamente la comunidad ha decidido incluir a ponentes de primer nivel para los diferentes temas que les toca pasar a nuestros hijos, desde los pequeños hasta los grandes.
Hacer algo por nuestros hijos: seamos mejores padres, créanme que sí da pistas que marcan un contraste enorme.
Una vez a la semana vale la pena, no sólo por las conferencias, que son buenísimas, sino porque aunque no lo creamos hacemos lazos fuertes con otras parejas y esos son beneficios adicionales al curso.
Salirnos de la rutina y tener también un tiempo con nuestra pareja, tener actividades de las diferentes fiestas, como el ejemplo de Tu bishvat con toda la familia, tener un seminario de pareja en un ambiente relajado escuchando las conferencias, sin quitar el factor de la diversión, obras de teatro, asistir al CRIT para que estuviéramos con los niños y les donáramos sillas de ruedas, vernos y ver a los demás con otros ojos.
En varias ocasiones asistir con todo y nuestros hijos a las pláticas, lo cual le agrega un elemento de estar en familia, aprendiendo y por supuesto haciendo actividades vivenciales.
Cada una de las personas que trabaja como coordinadores, como encargados de grupo, tras bambalinas, etc. Hacen un trabajo voluntario extraordinario y eso…es invaluable porque dan su tiempo, su esfuerzo su voluntad de hacer mejor a nuestra comunidad.
En su momento escribí el artículo del seminario de este año que se realizó en Querétaro que amablemente me solicitó la Kehile.
El jueves pasado fue la graduación de este año al estilo de los años 80´s, fue lo más divertido, en verdad voy a extrañar a cada pareja que conformó al grupo.
Pero lo más importante es no pensar que ya dejamos de aprender y menos en este tema de los hijos. Es indispensable sensibilizarnos ante el tema, manteniéndonos actualizados, interesados, fortalecidos como pareja, familia y comunidad, seamos realmente: papás de alto rendimiento.
Actuar y hacer cosas buenas para la comunidad, este es un proyecto que como dice el coordinador general “debería de ser del triple de tamaño”. Es quitar la apatía e involucrarse con el mejor reto de nuestra vida: nuestros hijos.
Hagamos por lo tanto la misión que nos ha sido encomendada como regalo de D´s -que tenemos por poco tiempo- para hacerlos mejores seres humanos: ese regalo son nuestros hijos.
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