Ya enfilados a toda velocidad en la recta final de un año más de nuestras existencias, muchos de nosotros descubrimos, lamentablemente, que parte inherente de nuestra condición humana consiste en siempre encontrar la manera de autosabotearnos y postergar aquellas cosas que (hayan sido o no parte de los recurridísimos “propósitos de año nuevo”) en algún punto de los 11 meses previos a éste surgieron como parte de nuestro proyecto de desarrollo y crecimiento pero que, por equis o por yé, no supimos o no pudimos implementar las estrategias adecuadas para concretarlas.
Obviamente, a la gran mayoría de nosotros esto nos causará una enorme frustración y enojo, en primer lugar porque ver cómo transcurre un año más de nuestras vidas sin poder cristalizar esos anhelos y/o deseos en definitiva forma parte de esa cultura del autosabotaje que ya mencioné. Sin embargo, en un análisis más profundo de lo que ocurre o no ocurre en nuestra cotidianeidad, bien vale la pena hurgar en nuestro interior para buscar y encontrar el origen de todo aquello que provoca que nuestra fuerza de voluntad se convierta en cualquier cosa menos precisamente en una “fuerza”.
¿Cuántos de nosotros no quisimos bajar de peso y estar en una mejor forma física (tanto por salud como por estética)?, ¿a quién se le ocurrió, de enero a noviembre, que podría mejorar en el aspecto económico saliendo a conseguir un mejor trabajo y acabó con su mismo empleo, ganando poco y sufriendo de más sin haber movido un solo dedo?, ¿o qué tal aquellos que desearon que su relación de pareja (noviazgo y/o matrimonio) se revitalizara implementando nuevas dinámicas y a la hora de la hora siguieron empantanados en la rutina y en el tedio? Puedo seguir con los ejemplos, pero lo cierto es que no dispongo de tanto espacio y ustedes del tiempo para continuar leyendo…
Lo cierto es que el ser humano, hombres y mujeres por igual, pese a que estructuralmente (emocional y psicológicamente principalmente) están provistos de las herramientas necesarias para hacer frente a los retos más complejos que uno pueda imaginar, por lo regular termina fracasando en diversos de los objetivos que se plantea y se persigue porque carece de la disciplina y el enfoque adecuados para echar a andar la maquinaria que le ayuda a concretar el éxito. Muchas veces se deja llevar por las modas o por imitar a quienes le rodean sin siquiera cuestionarse de manera elemental si esa meta que pretenden hacer suya REALMENTE es para ellos y les redituará un beneficio tangible, pero sobre todo permanente.
Por otra parte, la gran mayoría de las personas desconoce que para consolidar una meta de gran envergadura se requiere necesariamente de trazar un plan que los lleve a, mediante la autoevaluación de las fortalezas y debilidades propias, ubicar y alcanzar una serie de metas intermedias a las que se debe llegar en determinado tiempo (que se puede medir en días, semanas y meses) y así erradicar el cansancio (sobre todo mental y emocional) y el aburrimiento que conducen a la frustración.
Y que quede claro, este espacio jamás pretenderá ser de autoayuda o superación personal, pero me parece que en todos nosotros radican fuerzas gigantescas e imparables que nos permiten alcanzar incluso lo inimaginable ¿no creen? Así que, por favor, olvídense del desagradable “no dejes para mañana, lo que puedas hacer… ¡pasado mañana!”.Photo by danielmoyle
Artículos Relacionados: