Estimados lectores de Diario Judío este artículo se los dedico a ustedes (como todas las veces que escribo en este tan querido y abierto diario). Pero ustedes disculparán que hoy se lo dirijo a una sola persona, al Sr. Darío Larralde, un ser humano sumido por el momento en la ignorancia, la xenofobia y el odio, pero que espero que este mensaje le sirva de algo:
Si, estimado Darío, hoy deseaste la muerte a un grupo de personas donde entran familiares, amigos, compañeros de trabajo y gente que puedo no conocer y merecen mi respeto desde la base de su integridad humana. Ellos son homosexuales y tienen una orientación diferente a la mía; y si con toda esa gente que me rodea no nos llegamos a conocer al cien, me parece que menos tu lo has hecho.
El odio que creaste no únicamente fueron tus palabras, ni tu nuevo “ídolo”, la bestia de Adolfito; sino todo el odio que provocaste en un motivante a muchos compatriotas quienes aplaudieron tu opinión, se identificaron con ella y algunos otros que dijeron que te respaldaban por una supuesta y nulo concepto de “la libertad de expresión” – ¿por qué no mejor le ponemos ahora “libertad de agresión” para que no lo sientas lo suficientemente bonito para darle retweet? – .
Con el tema de haber hecho alusión a tu odio en el terrible Adolfito, seguramente no te llegó a la mente como a muchísimos otros xenófobos como tú, el sufrimiento de millones de personas que por su culpa fueron masacradas. En esta ocasión tu escudaste tu odio en el grupo de seres humanos homosexuales, pero como tu hay otros que piensan “nada más dije una sola parte de quienes mató Adolfito”. Y así todo muchos creen que su argumento de odio y exterminio es aceptable contra el judío, el homosexual, el gitano, el discapacitado, el migrante, el negro, o simplemente el que no es como uno, cuando en realidad está admirando a esa personaje que esperemos nunca más vuelva a parecer.
Si tanto te cag# todo lo que hace la comunidad LGBT, me queda claro que te voy a invitar a que realmente te informes, porque hay tantos que han hecho mucho más por esta sociedad y por un mundo mejor que lo que has compartido. Hoy, definitivamente creo que no eres apto para representarnos deportivamente a los mexicanos en Japón. El deporte sirve para crear puentes y no para excluir, para mandar mensajes de solidaridad y como una plataforma para demostrar que cualquier ser humano sin distinción de género, etnia, religión u orientación puede llegar a ser un ejemplo a seguir, y vaya que ejemplos sobran. Solo por mencionar, espero que algún día llegues a ser tan grande como Orlando Cruz, un boricua que llegó alcanzar a estar en las primeras posiciones de la Organización Mundial del Boxeo, y que te agradecería no lo vayas a poner en tus pensamientos hitlerianos de quererlo exterminar por su homosexualidad o porque no pertenece a una “raza” en particular.
Agradezco desde tu espiritualidad, cualquiera que sigas y te haga mejor, encuentres lo que en el judaísmo refiere el precepto del “Tikun Olam” (la reparación del mundo), que por favor empieces por no darle retweet a mensajes de ignorancia disfrazados de respaldo y que tengas el orgullo de decir algún día tengo a un familiar, amigo o colega homosexual. Así nos vamos a sentir representados todos.
Apoyar al odio … #YoTampoco
Gracias por su atención y espero su respetuosa opinión en el espacio de Diario Judío o en la cuenta de twitter de un servidor: @PabloQZepeda
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