No recordaba que los pequeños tienen tantas energías y una imaginación fantástica para crear juegos. Suponiendo que todos más o menos somos iguales cuando tenemos 4 años me queda preguntar que nos pasa que después de los 20 a 25 comenzamos a ser alienados y en general alineados con normas que no son claras quien las estableció. Ahora me queda vivir otros 20 o 25 años para contarles como se desarrollo la niña. Eso fue a la tarde, después de las 16 horas y también el día anterior.
Hoy mientras caminaba recordé que hace dos años estuve en Zurich, de tránsito en el aeropuerto y me preguntaba si el estar en tránsito se agrega a las veces que visite Suiza? No hay una respuesta absoluta, más bien es como un comodín que se puede utilizar de acuerdo a la comodidad o la necesidad. Lo que me llevo a pensar en mis lectores es el hecho que también fue en diciembre y pensar en diciembre me recordó que este es el cuarto diciembre consecutivo que estoy paseando.
Ese pensamiento amigos me recordó el tema de las postales tal como escribí en otra oportunidad.
Postales de las vacaciones
Las vacaciones no son un día, no son una semana son todo un año, son toda una vida , cuando uno junta y disfruta las postales que recibe de las vacaciones de los demás.
Nacido hace muchos años atrás, en un pueblo pequeño, tan pequeño que es un atrevimiento llamarlo pueblo, solían llegar con el carro del cartero, postales del mundo, de gente que hacia sus vacaciones.
Esas postales eran mis vacaciones, era conocer el mundo, era sentirme turista.
Hasta recibí el apodo de “guri turista” , no porque viajase lejos, pero me convertía en guía de cada camionero que venía a buscar la cosecha de trigo o lino o cargar los novillos para el remate.
Durante los años tuve la suerte de poder viajar y conocer y en cada viaje tenia especial placer en elegir cada postal para cada uno en especial, cada uno que le quería participar de mi paseo, de mi experiencia, de mis vacaciones.
Siempre incluía alguna, por intermedio de mi hermana, para el pueblo todo y siempre era la postal de alguna iglesia, convento o catedral del lugar que visitaba. En mi infancia ni siquiera había iglesia en el pueblo y me parecía importante que la gente, buena y humilde pueda ver, impresionarse de las bellezas del mundo, de los 5 continentes.
Escandalo muy grande hubo, cuando a mi madre remití la postal de “la maja vestida” y a mi padre “la maja desnuda” dos importantes pinturas de Goya después de haberlas visto en el Museo del Prado en Madrid.
Hace dos años deje de mandar postales. Visitando Irlanda con amigos, pronto a escoger mis postales, les comento mi costumbre, me miran asombrados, como si estuviese loco, y me dicen que nunca mandan postales para no despertar envidia.
Yo tan egoísta, nunca pensé que mi vacación y la postal que con tanto cariño, placer y alegría elegía, podía provocar
envidia.
Espero hasta el próximo viaje encontrar una respuesta que sea satisfactoria. Al fin y al cabo una crónica es una postal siglo XXI,
Yossi May , Zurich 16=12=2013
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