Yom Ashoa

Por:
- - Visto 318 veces

Durante mi primer año de preparatoria en el plantel 4 de la UNAM, en la clase de literatura el maestro me trataba muy bien lo que siempre es bienvenido para un joven que sale al gran mundo; al final del curso reprobó injustamente a mi mejor amigo David Ajzen, así que nos atrevimos a ir a casa del maestro para reclamar y buscar que reconsiderara, al abrir la puerta el maestro puso cara de asombro, resulta que todo el curso mientras agredió a un judío protegió a otro creyendo que era alemán.

En otra ocasión un alumno creyó que era divertido manejar la noción de que se hacía jabón con la grasa de judíos.

Esos fueron mis primeros encuentros con la judeofobia, con personas que parecían no haberse horrorizado con el esfuerzo de un Estado por eliminar a todos aquellos a los que consideraba distintos y los convertía en sus enemigos al grado de hacerlos merecedores de una eliminación industrial. La ética murió junto a los campos de concentración.


Eso fue en la preparatoria, una etapa fundamental en la formación de un estudiante. Más adelante me enfrentaría a otras manifestaciones de odio y de ahí mi reacción cada vez que leo una trivialización del nazismo o manifestaciones de odio.

Con el tiempo leí, vi películas sobre la barbarie, estudie el origen y desarrollo de ese odio insensato e irracional. Mi madre me relató sobre la agresión que sufrían en Polonia por ser judíos y siempre recordábamos la suerte que tuvieron para huir a tiempo, suerte que no tuvo una gran parte de su familia, incluido el tío cuyo nombre llevo.

Los hechos brutales de los alemanes y sus socios contribuyeron para el derecho internacional con la creación del término genocidio, otros lo denominan como Holocausto, pero prefiero recurrir a la palabra en hebreo SHOA.

La palabra Shoá aparece en la biblia para describir el desastre (puranut en hebreo), aunque lo sucedido en la segunda guerra mundial superó con mucho la noción bíblica, cuando el Estado alemán y sus muchos socios se atrevieron a tratar de destruir, exterminar al pueblo judío.

Seis millones de personas asesinadas es un número tal elevado que parece superar la imaginación. En un acto conmemoratorio en Austin se mostró las imágenes pre Shoa de esas familias, de esos pueblos, de esa sociedad asesinada.

Seis millones de sueños, de alegrías, de esperanzas. La Shoá intentó exterminar una cultura, asesinó a grandes artistas, intelectuales, científicos afectando su contribución a la humanidad, pero también asesinó al campesino, maestro, médico, dueño de una librería o tienda de cualquier cosa.

La Shoá atestiguó la ignominia, la ruina de la calidad moral de miles de asesinos que gozaban lastimando, asesinando. Ya sea el soldado que se divertía lanzando niños al aire para recibirlos cruzándolos con una bayoneta, o el médico que experimentaba con seres vivos. El sufrimiento infligido no tenía límites.

La Shoá fue la expresión más brutal de la judeofobia, de ese sentimiento que odia a los judíos a partir de una construcción simbólica falsa. Un judeófobo me dijo un día que los judíos habíamos matado a Cristo. Otro me dijo que los judíos queríamos apoderarnos del mundo. Son interminables los pretextos para odiar.

Nada en el mundo ha sido ni será igual después de la Shoá.

Pero la infamia parece no tener límites. El museo Memoria y Tolerancia en CDMX llama la atención a los genocidios en el mundo.

La locura nazi causó la SHOÁ sobre los judíos pero provocó la muerte de más de 47 millones, provocó un retroceso de la humanidad en todas las áreas y hasta la fecha resentimos la extensión y legitimación del odio contra los otros. Incluida la contribución para crear armas de destrucción masiva.

Unos días antes de recordar la Shoá se celebra la Pascua (Pesaj), durante la ceremonia se lee la historia de la esclavitud y la liberación; cada año hay que leer esa historia para no olvidar que fuimos esclavos y que conquistamos la libertad. Cada año hay que luchar por la libertad que no está garantizada.

Cada año y cada día debemos contar la historia de la shoá para recordar la barbarie, mantener la conciencia de que alguien se atrevió a atentar contra la vida de la humanidad.

Acerca de Samuel Schmidt

Chair, International Advisory Board for Immigration Studies. U.S.-Mexico Research Program. UCLA. Director asociado de la revista Araucaria. Director del semanario El Reto. Testigo experto en juicios de asilo político y para frenar deportación de mexicanos en Estados Unidos. Posdoctorado en Historia, University of California, Los Angeles. Doctor en Ciencias Política (UNAM). 35 libros publicados y más de 1,000 artículos. Traducido al inglés, francés e italiano. Pionero en varias áreas de investigación: análisis de redes políticas, estudios sobre humor político, democratización en México, temas fronterizos (agua, migración y seguridad) y sobre Crimen Autorizado.

1 comentario en «Yom Ashoa»

Deja tu Comentario

A fin de garantizar un intercambio de opiniones respetuoso e interesante, DiarioJudio.com se reserva el derecho a eliminar todos aquellos comentarios que puedan ser considerados difamatorios, vejatorios, insultantes, injuriantes o contrarios a las leyes a estas condiciones. Los comentarios no reflejan la opinión de DiarioJudio.com, sino la de los internautas, y son ellos los únicos responsables de las opiniones vertidas. No se admitirán comentarios con contenido racista, sexista, homófobo, discriminatorio por identidad de género o que insulten a las personas por su nacionalidad, sexo, religión, edad o cualquier tipo de discapacidad física o mental.


El tamaño máximo de subida de archivos: 300 MB. Puedes subir: imagen, audio, vídeo, documento, hoja de cálculo, interactivo, texto, archivo, código, otra. Los enlaces a YouTube, Facebook, Twitter y otros servicios insertados en el texto del comentario se incrustarán automáticamente. Suelta el archivo aquí

Artículos Relacionados: