Hay una famosa pregunta que hace el Bet Yosef (Rab Yosef Caro 1488-1575):
Si había suficiente aceite para encender la Menora un día, ¿por qué celebramos ocho días de Januka? Es decir, el milagro solo fue siete días, Januka tendría que celebrarse siete días…
Los Jajamim que establecieron la fiesta nos querían transmitir un concepto que, justamente, el milagro nos enseña: A fin de cuentas, ¿Cuál es la diferencia entre el milagro y la naturaleza?
Si el pan cae del cielo decimos que es un milagro, pero si el agua cae del cielo decimos: “está lloviendo”.
Cualquier observación mínima de la naturaleza es suficiente para dejarnos impresionados con los “milagros” constantes que nos rodean.
El Ramban (Rab Moshe ben Najman (1194-1270) dice en su comentario a la Tora, que, de los milagros abiertos y públicos, aprendemos que todo lo que nos acontece son milagros, que, en sí, no existe “naturaleza” todo es un milagro.
O sea, que la diferencia es solo la frecuencia y qué tanto nos impresiona.
Por esto Januka es ocho días, para enseñarnos que el primer día, para el que si había suficiente aceite, también es un milagro, que no hay naturaleza, todo es la Voluntad de Dios y todo es milagroso.
Sin embargo, explica el Ramban, que D-s no va a estar haciendo milagros para cada uno que tenga dudas y necesite comprobaciones, por lo que debemos de aprender de los milagros conocidos, llevarlos a nuestras vidas del día a día y vivir inspirado!
El primer día de Januka que el aceite encendió, también es un milagro.
Nuestras vidas están rodeadas de milagros constantes, llevemos la luz de Januka a todo nuestro año!
Artículos Relacionados: