La esposa del subcontratista estadounidense Alan Gross detenido en Cuba, pidió la movilización de la comunidad judía en EE.UU. con el propósito de presionar a La Habana a que lo ponga en libertad por razones humanitarias, según publicó la agencia de noticias EFE.
Realizó la petición durante un discurso en Denver (Colorado), frente a más de 4,000 asistentes a la Asamblea General de las Federaciones Judías de América del Norte, Judy Gross pidió la ayuda de los judíos y de la comunidad internacional a que intercedan en el caso de su esposo con una deteriorada salud.
Judy negó que su esposo sea un espía y que haya atentado contra el Estado. Agregó que la única razón por la que está en la cárcel es por su labor humanitaria.
“Alan y yo estamos desesperados por que regrese a casa. En vísperas del segundo aniversario de su arresto y encarcelamiento, queremos que nuestra comunidad, nuestro país y el mundo recuerden que Alan Gross necesita ser liberado de Cuba”, acentuó.
Esta recluido en una celda de máxima seguridad y condenado a 15 años de cárcel “por ayudar a la comunidad judía, no tiene ningún sentido ni razón”, quien ha optado por hacer el caso cada vez más público para lograr la liberación de su esposo.
Enfatizó, “es inhumano e injusto. La única intención de Alan era ayudar a las pequeñas comunidades judías en Cuba, nada más, y creo que las autoridades cubanas lo saben”.
Judy explicó que su esposo viajó a Cuba como subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) por sus siglas en inglés, motivado por su “pasión y devoción” para ayudar a la comunidad judía y ayudar a los demás.
El motivo era facilitarle la comunicación a la comunidad judía que está dispersa en toda la isla, además de permitirle la comunicación con el resto del mundo. Alan Gross viajó allí para mejorar su acceso a Internet y para ayudarles a crear una red interna para compartir “recetas, oraciones y hasta resultados deportivos”, aseguró.
Las autoridades cubanas “estuvieron en el mismo juicio que yo presencié: escucharon el mismo testimonio que escuché yo”, señaló Gross, quien afirmó que su esposo ha perdido 45 kilos de peso, está mal de salud y “sufre a diario mental, física y espiritualmente”.
Gross solicitó que, como parte de la movilización nacional, la comunidad judía contacte a sus líderes en el Congreso, escriba cartas a los periódicos y “le deje saber al Gobierno cubano que la comunidad judía quiere a Alan de regreso en casa”.
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