“Israelíes y palestinos estamos encaminados a chocar contra un iceberg, es un momento crucial”, asegura Dan Meridor, Viceprimer Ministro de Israel y Ministro de Inteligencia y Energía Atómica, quien viajó a México para reunirse con Patricia Espinosa, Secretaria de Relaciones Exteriores, en el afán de alcanzar que el voto de México en la ONU, el próximo septiembre, sea en contra del establecimiento unilateral de un Estado Palestino.
“El paradigma está delineado: dos estados. Los israelíes necesitamos y queremos que surja un Estado Palestino, pero a partir del diálogo y la negociación consensuada. El tiempo y la turbulencia en la zona, no nos favorece a ninguno de los dos”, sostiene.
Dan Meridor, apodado “el Príncipe del Likud” –una de las figuras más respetadas por su ecuanimidad y cordura, involucrado durante más de veinte años en política como Ministro de Finanzas y Justicia, y protagonista de las negociaciones de paz desde Camp David– asegura que Mahmud Abbas tiene tres años de no querer dialogar con los israelíes.
“En 2008, después de 288 reuniones entre palestinos e israelíes, y de que Olmert le ofreció el 100% de la tierra que pedía con 6% de intercambios y la escandalosa internacionalización de Jerusalem, a la que yo me opuse, no regresó más a la mesa de negociación”.
Meridor arguye que el conflicto toral de las negociaciones con los palestinos no son las fronteras, el status de Jerusalén, ni los aspectos de seguridad. “Aunque pocos lo saben, en todo ello estamos casi de acuerdo, incluyendo fronteras cercanas a las líneas de 1967. El verdadero problema es la exigencia palestina del retorno de los refugiados”.
Según cuenta Meridor, en 1998 Mahmud Abbas tomó café en su casa y le aclaró que no tenía intenciones de retornar a Safed, a donde nació. Sin embargo fue él mismo quien en Camp David, en 2000, en aquel foro en el que participaron Clinton, Barak y Arafat, trajo a la mesa el tema de los refugiados.
“Públicamente hoy sostiene que carece del derecho de negociar el retorno de los refugiados palestinos, y que cada uno de ellos podrá elegir si quiere vivir en Israel o en Palestina. Ello implica volver a antes de 1948, implica no reconocer al Estado de Israel. En esas condiciones, aunque hubiera Estado Palestino, jamás se terminará el conflicto”.
Desde su perspectiva no hay otra opción al diálogo. “Para firmar la paz no solo hay que recibir, como pretenden hacerlo con una decisión unilateral en la ONU, también hay que dar: comprometerse a poner fin al conflicto dividiendo el territorio en dos. Nuestra parte será suficiente para nuestra gente, la suya deberá serlo también. Si no, continuarán los reclamos y las exigencias”.
A Meridor le preocupa que Mahmud Abbas, en aras de la unidad, de no ser acusado de traidor, se ha subyugado a Hamas. Esta organización ha estado influida por el fundamentalismo iraní, que intenta exportar la revolución islámica a la turbulenta zona y ha transformado la problemática nacional, en religiosa.
“Usando a Alá, Hamas arguye que Israel no puede existir. Eso es muy peligroso porque con los dioses no hay compromisos posibles”.
Desde su perspectiva, Mahmud Abbas debería cerrar la puerta al fundamentalismo y no perder nuevamente la oportunidad. “Abbas podría ser un hombre de estado como Sadat, el Rey Hussein o el mismo Begin, mi mentor, que supieron arriesgarse a tomar decisiones difìciles. Si cualquiera de ellos hubiera hecho un referendum antes de comprometerse a la paz, sus pueblos les hubieran dicho ‘No’, pero tuvieron la valentía y la visión de tomar decisiones trascendentes, aunque no fueran populares. Y, paradójicamente, su popularidad subió”.
Asegura que el costo de una decisión unilateral en la ONU puede ser muy alto. “No beneficiará a nadie, porque nada cambiará en la realidad. Generará expectativas, frustración y animadversion en la población palestina y, quizá, más enfrentamientos que nos alejen de la ansiada paz”.
Meridor explica que Israel no ha cesado de buscar opciones, pero no ha tenido interlocutor para alcanzar la ansiada paz. “Cinco años atrás, sin un acuerdo, decidimos actuar por sí solos: salirnos por completo de Gaza, dejarles esa tierra para que la gobiernen, y tampoco funcionó”.
Sacaron por la fuerza a nueve mil israelíes que ahí vivían, por el simple hecho de ser judíos. Fue difícil emocionalmente, historicamente. “Por primera vez en la historia hubo un gobierno palestino en esa área, pero Hamas, que como principio fundamental declara que jamás reconocerá a un ‘estado infiel’ en la zona, tomó el liderazgo. Asesinó a los lideres de la OLP y convirtió la zona en un arsenal de misiles. Hay 8 mil cohetes listos para atacarnos. Tratamos en una forma diferente, entregando territorio y no nos llevó tampoco a buen puerto. Estamos listos para negociar y entregar tierra, pero sólo a cambio de verdadera paz”.
· El riesgo iraní
La primavera árabe tomó a Israel por sorpresa, dice Meridor. También a Mubarak. Asegura que gracias al libre flujo de ideas, las revoluciones comenzaron con gente pacífica, gritando ideas occidentales como libertad, justicia y democracia. No alardes islámicos.
Teme, sin embargo, que estas muestras de transformación popular en las que el ciudadano común descubrió que puede hacer una diferencia, puedan ser secuestradas por fundamentalistas islámicos iraníes. En Egipto, por ejemplo, habrá elecciones en septiembre y no se sabe quién ganará: la Hermandad Musulmana o los líderes moderados.
“Todo mundo habla mal de Mubarak. Desde nuestra posición, durante treinta años mantuvo la paz con Israel. Treinta años en los que ni un egipcio ni un israelí fueron asesinados. Treinta años de estabilidad con tratado de paz. Deseamos que el nuevo gobierno siga siendo ancla de estabilidad en la zona”.
Con respecto a Siria, cuestiona la brutalidad del régimen de Assad y la apatía del mundo occidental. “Es horrendo, ha matado más de mil personas en unos cuantos días en las calles. EUA y el mundo presionaron inmediatamente para que Mubarak se fuera y no es un dictador como Bashar Al Assad. Si uno se preocupara por los sirios y por la defensa de los derechos humanos, habría que aceptar que este régimen debe de terminar”.
Meridor asegura que es incierto lo que sobrevendrá: “hay gente inteligente en Siria, educada en occidente, comerciantes y académicos, esperamos que haya un cambio a la moderación para el beneficio de todos”.
El Viceprimer Ministro israelí es cauteloso al referirse a los dictadores de la zona, busca no interferir ni apoyar a nadie: “bastaría que nos pronunciáramos a favor de alguien para que ese líder caiga. Nadie quiere abiertamente ser amigo nuestro, no es políticamente correcto”.
Asegura que Irán –promotor del terrorismo de Hezbolá, Hamas, la Jihad Islámica y Al Qaeda– mina la legitimidad de los regímenes árabes no fanáticos. “Los documentos de Wikileaks, revelan que las naciones árabes moderadas están muertas de miedo. Insistían: hagan algo”.
Irán, dice, construye misiles cada mes y tiene 4.3 toneladas de uranio enriquecido, capaz de producir dos o tres bombas. “Si Irán se vuelve nuclear, no habrá oportunidad para la paz”.
Agrega Meridor: “Piensa en la arrogancia que tendrá Hezbolá o Hamas, y lo débil que sera la OLP y los países árabes moderados, si Irán se nucleariza como potencia. Frenarlo es la gran prueba para el mundo occidental. Si no se logra, será el final para el Tratado de No Proliferación, el final de la influencia de Occidente en el Golfo Pérsico, afectará el precio del petróleo. Será un riesgo no solo para Israel, sino para el mundo entero”.
Combatir a Irán, que usa a Dios como bandera, dice Meridor, es el asunto más importante hoy para Occidente. “Debemos unirnos imponiendo sanciones económicas y políticas para que Irán se detenga porque el mundo está en riesgo”.
· Optimista, a pesar de todo
Dan Meridor dice ser un optimista. “Hace 63 años, para Israel el futuro parecía totalmente adverso. Vivíamos una asimetría dramática y total. Éramos un enano, frente a un gigante. Y contra todas las adversidades, salimos adelante”.
Israel goza de un PIB 15 veces mayor que muchos de la zona. De 600 mil judíos que había en 1948 en su territorio, hoy son 6 millones. “Tuvimos el coraje y la inteligencia para construirnos económica, cientifica, tecnológicamente, militarmente, para ser una nación judía democrática de primer mundo en una zona adversa, en un desierto sin recursos naturales”.
Asegura que si algo enseña la realidad es que hay que tener humildad y creatividad para enfrentarse al futuro. “El despertar egipcio nos enseñó que no sabemos suficiente, que siempre hay algo que transforma la incierta realidad. No sabemos a dónde va el mundo, no bastan los análisis sesudos de los servicios de inteligencia”.
Sostiene que la fuerza militar es fundamental para sobrevivir, pero que no sustituye la diplomacia política, los lazos económicos, sociales y culturales. Hay un límite a lo que los ejércitos pueden lograr.
¿Quién es Dan Meridor?
Dan Meridor (Jerusalén, 1947), miembro del Likud, era de quienes se negaban a cualquier concesión territorial. Fue, sin embargo, el primero a finales de los 80 en declarar que debían compartir la tierra con los palestinos.
Hombre de música y cultura, es hijo de Eliyahu Meridor, socio con Menahem Begin en la creación del Herut, antecedente del Likud. Comenzó su carrera como Secretario de Gabinete de Menahem Begin en 1983 y, a la fecha, ha servido en seis periodos de la Knesset, ocupando la cartera de Justicia y Finanzas. Fue consejero de Barak, durante Camp David.
En 2003 rompió con Netanyahu por desacuerdos financieros, y optó por su vida como abogado y consejero militar. En 2008, Netanyahu le pidió volver. “No me gusta la política, pero es la única manera de incidir para mantener los valores democráticos y liberales. Luchar por la paz, la seguridad militar y la economía abierta”.
A contracorriente con muchos miembros de la derecha israelí, levanta la voz contra las leyes discriminatorias y racistas que ha querido pasar el partido Israel Beiteinu, con quien el Likud hace coalición.
“Los judíos fuimos minoría durante siglos. Debemos tratar a la población árabe que vive en Israel –el 20% de la sociedad israelí– como nos hubiera gustado ser tratados cuando fuimos minoría entre naciones. Es una prueba moral, un asunto de derechos humanos”.
*Una versión corta de esta entrevista fue publicada el viernes 15 de julio de 2011, en el periodico reforma.
Yo aprecio a Dan Meridor aunque para mi es uno de los responsables del conflicto y de los que podian hacer algo para solucionarlo y no lo han hecho. Abu Mazen tomo cafe en la casa de el. Tal cual se perfila el conflicto hace años: los dirigentes no quieren solucionarlo pues en el conflicto esta la fuente de su poder.