Estoy llegando a mi casa después de pasar unos días en Acapulco de vacaciones.
En ese puerto soy recibido con cariño por mi hija, su esposo, y mis nietos.
Nos la pasamos muy bien mi esposa y yo.
La lectura me gusta, el deporte lo practico, así que mucho de mi ocio lo lleno con mis dos aficiones.
El ocio los primeros días se adueña deliciosamente de mí.
Ningún plan definido… el tiempo me pertenece…
me siento feliz.
A la carátula de mi reloj le he pasado un borrador; ya no hay horarios…
Mis nervios antes tensos se empiezan a relajar…
Disfruto, descanso, se come bien, los problemas se empiezan a desdibujar…
Días después empiezo a sentir que me sobra tiempo, me gustaría hacer algo mas… ¿pero que?
Por la mañana mi ejercicio cotidiano, bien.
Desayunamos, empecé a leer hace ya buen rato…
Es la tarde; cine, televisión, paseos por los centros comerciales…
El hastío por momentos me invade.
Pienso en mi trabajo con añoranza…
Esos días en que el tiempo se me hace corto para los proyectos del día.
La visitas a los prospectos con visitas planeadas pero que no pude completar.
Los problemas difíciles, aunque solubles al fin.
Ese desinterés por servir a veces con muy poca o ninguna utilidad.
Ese cumplir con mi destino cotidiano que me satisface… Que me llena.
Anochece, me siento ya cansado… A veces muy cansado…
Llegar a casa platicar con mi esposa… Finalmente descansar para mañana volver a empezar…
Dichoso Destino.
Nissim Mansur T.
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