La primera vez que vi un linotipo fue en el Diario “El Día” de Montevideo, en ese entonces en su edificio de la Avenida 18 de Julio y Yaguarón . La maestra de 6º. año de escuela nos llevó a conocer cómo se prepara un diario. Me imaginaba que veríamos alguna escena como las historietas de Superman, con los reporteros estrella , Clark Kent y Luisa Lane, en la redacción. Pero no. Ninguna señorita elegantemente vestida nos mostró su oficina. No nos presentaron a ningún reportero alto y buen mozo. Un funcionario bajito, casi pelado y con un gran delantal nos llevó a la sala de los linotipos.
-“Van a conocer el corazón del diario”, nos dijo.
El corazón del diario era otro mundo. En esa sala hacía calor, mucho calor, y olía a quemado. El piso temblaba. Como en una caldera del infierno, caían en las máquinas los renglones del diario del día anterior por un embudo gigante. Eran tirillas que parecían de plomo y se derretían con un olor agrio. Desde la otra punta de la máquina, un linotipista escribía y cada nuevo renglón salía ordenado, uno detrás de otro, las letras en plomo todavía hirviendo , para formar el artículo ordenado en casilleros. Eso se publicaría al día siguiente en el periódico.
-¿El diario se hace con letras de plomo?, preguntamos.
– “Plomo y varios ingredientes más. La mezcla es un secreto del oficio”, nos dijo con mirada triunfante el que estaba escribiendo. “Muchachos, están viendo la maquinaria de imprimir periódicos más moderna que existe en el mundo.¡ Todo esto es automático! El linotipo hace todo el trabajo: derrite el material de ayer, escribe, ordena los renglones. Esta preciosidad escribe a espejo, para que al imprimirse las letras se lean derechas”.
Esa maravilla del mundo escribió mi nombre y apellido a espejo en un renglón que me regaló el funcionario. Me la puso en un pañuelo, porque estaba ardiente. “ Será tu sello personal” anunció. Cuando me la entregó, observé sus manos llenas de quemaduras.
-“¡Estas quemaduras son el orgullo de mi oficio!” dijo el hombre .
El linotipo fue inventado por Ottmar Mergenthaler en 1885 . Fue una gran revolución frente a la imprenta anterior, en que la composición de cada página se hacía letra por letra, sacando una por una, de su respectivo cajón. Desarmar las páginas era un trabajo lento y tedioso, limpiando con nafta cada letra hasta dejarla sin rastros de tinta y guardada en su cajón del abecedario. El linotipo fue toda una revolución para los libros, diarios y revistas.
No pude averiguar cuándo aparecieron los linotipos con caracteres hebreo-Yiddish, pero en 1897 estaban funcionando en Nueva York, adaptados para escribir en el que sería el mayor diario en Yiddish de todos los tiempos: el “Forverts”.(podría traducirse ” hacia adelante”). El diario fue fundado por un grupo de inmigrantes judíos y socialistas de Europa Oriental. Entre los fundadores estaba Abraham Cahane, él sería el editor en jefe del periódico de 1903 a 1951. El Forverts ganó enorme popularidad entre los inmigrantes judíos de habla Yiddish, durante la Primera Guerra Mundial llegó a editar diariamente 300.000 ejemplares, con once editoras distribuidas en diversas ciudades de los Estados Unidos. En esas páginas se publicaron desde novelas en capítulos de Shalom Asch, Isaac Bashevis Singer y Elie Wiesel hasta lecciones de inglés, recetas de cocina y prensa comprometida con la lucha por los derechos de los obreros.
Pero pasaron los años, los inmigrantes de habla Yiddish fueron falleciendo, el Forverts empezó a perder lectores.
David y yo conocimos la Redacción del Forverts todavía en su buena época, a fines de los años 1970´. Allí estaban los linotipos en Yiddish , en el edificio de la calle 33 casi Park Avenue de Nueva York. La primera vez que fuimos a visitar la redacción, vimos los linotipos. Cantidad de máquinas enormes e hirvientes que tragaban plomo y largaban renglones para publicar. ¡ Renglones en idioma Yiddish! Vi tantas máquinas enormes que pregunté:
-¿ Por dónde entraron todas esas máquinas a esta sala?
Todos a mi alrededor se rieron.
-“Madame”, me dijeron con orgullo. “Este edificio fue construido hace casi 100 años, especialmente para el diario Forverts. Los linotipos entraron primero. El edificio se construyó después. El día que saquen estas máquinas, le quitarán el corazón al diario. ¡Tendrán que tirar abajo las paredes del frente para que salgan los linotipos!“
En ese momento, todos nos reímos, ¡parecía una idea disparatada! Pero el disparate se volvió realidad. Unos años después, rompieron las paredes del frente de la redacción del periódico y varios camiones se llevaron los viejos linotipos del Forverts a los depósitos de hierros viejos. Todas esas fieras enormes que vomitaban plomo se cambiaron por unas pocas computadoras que pasaron tranquilamente por la puerta de las oficinas.
En 1983, los cambios generacionales llevaron al periódico a lanzar una sección en inglés y recortar la frecuencia del texto Yiddish a una por semana. Las ediciones completas en inglés aparecieron en 1990 (con el nombre Forward)y en ruso fueron entre 1995 y 2005 . Pero ya no era lo mismo. No salía todos los días. Veíamos esos periódicos a la venta los viernes de mañana, en algunos puestos de periódicos de las calles de Nueva York .
Las cartas al Director .
Desde 1906, los lectores del Forverts podían mandar cartas a la redacción preguntando cómo solucionar sus problemas. La sección se llamaba “A Bintl Brief”. (un atado de cartas)¡Cada cosa preguntaban esos lectores! El Director tenía que saber de todo; finanzas, relaciones laborales, noviazgos, alquileres, restaurantes baratos. ¿A quién otro podían preguntar los inmigrantes? Años más tarde, en el 2006, cuando David y yo hicimos el curso intensivo de Yiddish en Vilna,
David fue a 4o. año y yo a 2o . El profesor Dr. Ian Schwartz traía a mi clase esas viejas cartas de los lectores del Forverts y teníamos que inventar respuestas como deberes. Las preguntas eran divertidas , inventar respuestas me resultaba fácil. ¡Lo difícil era suspender en mitad de cada frase, para buscar las palabras que me faltaban, en los diccionarios de Yiddish que teníamos con nosotros! Fue una preciosa experiencia…
El ultimo linotipo en Yiddish
¿Quedan linotipos en actividad? Si, aunque no para la tarea diaria, solamente para museos. Hoy en día, los periódicos se componen con computadora. Sin embargo, uno de los tantos linotipos en Yiddish que fueron del Forverts sigue aun hoy, funcionando. Posiblemente es eI último “dinosaurio” de su especie. Lo vimos en la sala dedicada a museo del Yiddish Book Center, cerca de Boston, Massachussets . Alli lo recogieron , lo consiguieron armar, arreglar y lo pusieron en funcionamiento. El último linotipo en Yiddish hace más ruido que una locomotora, pero sigue tragando la vieja receta de plomo y trabajando para los escolares cuando vienen de visita al museo. Muchas veces les entregan a los niños , escrito en un renglón de pasta de plomo, su nombre en Yiddish.
El Forverts del siglo XXI continuó la tradición de periodismo serio con conciencia social. La conducción del periódico pasó a manos femeninas. Jane Eisner se convirtió en la primera mujer editora en jefe del Forverts en 2008. Actualmente la responsable de la sección en Yiddish también es mujer : Ruchl Schaechter. Y aunque pueda parecer extraño, ese periódico en Yiddish ¡ahora cada vez tiene más lectores! ¿Cómo es eso posible? Ah, es que cada vez hay más lectores en Yiddish, ahora el Yiddish crece como materia de estudio en Universidades de todo el mundo. Leer el Forverts de hoy en día es toda una experiencia. El texto del Forverts está en internet, hay que suscribirse y llega solito a nuestra pantalla. Para disfrutarlo sólo hace falta estudiar un poco de Yiddish. ¿Se animan?
Desde el 2018, IWO Buenos Aires está dando clases de Yiddish para la Kehila de Montevideo y desde el año pasado ¡son por zoom! Las clases 2021 comienzan por zoom el Martes 7 de Abril, con el Prof. Lucas Fiszman. Pueden informarse en el e.mail [email protected] o en la Kehila.
Hola Diario Judío Mexico! Hace años , ni recuerdo cuántos, publiqué este artículo en “Semanario Hebreo Jai” de Montevideo. La primera sorprendida al leerlo hoy en Diario Judío Mexico debo haber sido yo. Gracias por acordarse de mi !
Esther