El terruño del Valle de Guadalupe, la región vinícola por excelencia, ubicada en el norte de México, es rico y único, con un clima un poco más cálido y seco que las regiones vitivinícolas de California. Combinando con la niebla y la capa marina que sopla desde la costa cercana, las condiciones son ideales para los viñedos.
Valle de Guadalupe se caracteriza por ser un destino gastronómico acogido por un excepcional paisaje, el cuál nos invita explorar nuestro lado más Salvaje… Una experiencia completa de principio a fin es la que ofrece Salvaje, un restaurante nuevo ubicado en el Valle de Guadalupe, Baja California, que conjuga diversas actividades en torno al vino y la gastronomía mexicana.
Un espacio auténtico y con alma, aquí tenemos la oportunidad de observar desde la fermentación en las barricas hasta cómo se hace el envasado, se trata de un loft sin ningún tipo de barrera que crea un concepto y una nueva experiencia dentro de la región.
El ambiente visual fue diseñado por el arquitecto Mauricio Cohen, joven talento mexicano creador de espacios arquitectónicos que ahora incursiona en el sector de la gastronomía lanzando este gran espacio.
De la mano del chef Armando Vázquez, quien ha colaborado en varias cocinas, entre ellas, la del corporativo del chef Enrique Olvera durante varios años, y el chef Alex Bonilla, quien ha trabajado de la mano con Juan Arroyo el cerebro detrás de masterchef, degustamos una amplia propuesta culinaria elaborada con técnicas provenientes de toda la República Mexicana.
Ambos genios culinarios detrás del menú de Salvaje, han creado una experiencia basada en el perfecto maridaje con los vinos. En medio de un paisaje espectacular, frente al lago con vistas al viñedo de Xolo, donde se encuentra el restaurante Salvaje y a la montaña, degusté los vinos de la casa Xolo, los cuales con su variedad y versatilidad maridan a la perfección con los manjares de este nuevo edén gastronómico. En el corto tiempo desde su apertura, dos de sus platillos se han vuelto célebres – el arroz con mariscos, el cual es servido sobre unas hojas de plátano, sin utilizar platos, sino directo en la mesa, y la icónica barbacoa de picaña, la cual disfrutamos al hacerla tacos con tortillas hechas a mano.
Entre las deliciosas entradas que tuve el placer de probar destacó el pan de elote con mole negro oaxaqueño y plátano frito, un platillo único e inesperado. Me deje llevar por el manjar de setas fritas con puré trufado de coliflor, así las sabrosas almejas chocolatas con piña tatemada, una ensalada césar original, con tocino y un cremoso, así una exquisita coliflor rostizada con mole de cacahuate.
También disfruté de su célebre arroz con mariscos, el cual es servido sobre unas hojas de plátano, sin utilizar platos, sino directo en la mesa, y la icónica barbacoa de picaña. Cabe destacar que todos los platillos van maridados con vinos de la casa Xolo, tinto, blanco o rosado.
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