Generalidades y criterios del Trastorno por Atracón

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En 1959, Albert J. Stunkard, psiquiatra estadounidense, publicó la observación clínica de que algunos individuos informaban tener episodios angustiantes de comer en exceso, que experimentaban como algo fuera de su control. Stunkard caracterizó un atracón alimentario como “teniendo una calidad desenfrenada” y señaló que “se consumen cantidades enormes de alimentos en períodos relativamente cortos”.

Observó que el atracón alimentario “está frecuentemente relacionado con un evento precipitante específico y es seguido regularmente por malestar severo y autocondena”. Cuarenta años después, la observación clínica de Stunkard llevó a la delimitación del trastorno por atracón (TpA). El Trastorno por Atracón se incluyó en el apéndice de la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-IV; American Psychiatric Association, 1994) como un trastorno para estudios adicionales y también se incluyó como un ejemplo de un trastorno alimentario no especificado de otra manera (EDNOS).

El trastorno por atracón supone uno de los nuevos trastornos del DSM-5, ya que aparece por primera vez con entidad propia en esta nueva edición del DSM (APA, 2013). Solo se ha producido un cambio significativo respecto a los criterios de investigación del DSM- IV-TR al DSM-5: el criterio temporal (criterio D). En el DSM-IV-TR, la frecuencia de atracones es de al menos 2 veces por semana en los últimos 6 meses, y en el DSM-5 tanto la frecuencia como la temporalidad exigida para cumplir el criterio es menor (una vez a la semana durante tres meses). El DSM-5, además, incluye para el trastorno de atracones especificaciones de remisión y de gravedad. Además, el atracón alimentario no está asociado con el uso regular de comportamientos compensatorios inapropiados (por ejemplo, purgas, ayuno, ejercicio excesivo) y no ocurre exclusivamente durante el curso de la Anorexia Nerviosa o la Bulimia Nerviosa.


Un episodio de atracón alimentario se caracteriza por ambos de los siguientes criterios: Comer, en un período de tiempo discreto (por ejemplo, en cualquier periodo de 2 horas), una cantidad de alimentos que es definitivamente mayor que la que la mayoría de las personas comería durante un periodo similar bajo circunstancias similares Una sensación de falta de control durante los episodios (por ejemplo, la sensación de no poder dejar de comer o controlar qué o cuánto se está comiendo).

Los episodios de atracón alimentario están asociados con tres (o más) de los siguientes criterios: Comer mucho más rápido de lo normal Comer hasta sentirse incómodamente lleno Comer grandes cantidades de alimentos cuando no se siente físicamente hambriento Comer solo/a debido a la vergüenza por la cantidad que se está comiendo Sentirse disgustado/a consigo mismo/a, deprimido/a o muy culpable después de comer en exceso.

En comparación con mujeres sin trastornos alimentarios u otros trastornos psiquiátricos, las mujeres con TpA mostraron una mayor exposición a ciertas experiencias adversas durante la infancia, como abuso sexual o físico, acoso y problemas familiares (por ejemplo, trastorno psiquiátrico parental, críticas parentales, falta de afecto, falta de participación, sobreprotección). Además, la autoevaluación negativa y la timidez parecen aumentar el riesgo de TpA, y la exposición a factores de riesgo de obesidad (por ejemplo, obesidad infantil, comentarios críticos de la familia sobre la forma, el peso o la alimentación) parece estar asociada con Tpa.

La causa más directa del trastorno por atracón (TpA) es la restricción dietética o la alimentación restrictiva. Los esfuerzos activos para perder peso están contraindicados cuando existen comportamientos relacionados al TpA. Un plan de alimentación que proporcione un esquema de comidas y snacks regulares es fundamental para la recuperación.

Dado que la sobrevaloración de la forma y el peso es un factor de riesgo clave para los comportamientos de Trastorno por atracón, es vital que los especialistas apoyen la aceptación del cuerpo y comportamientos centrados en la salud, en lugar de dietas centradas en la pérdida de peso.

Las personas pueden observar que los atracones a menudo son una respuesta a la alimentación restrictiva, el estrés y/o sentimientos incómodos. Los comportamientos de alimentación compulsiva pueden aliviar temporalmente los sentimientos de aburrimiento, depresión, ansiedad y enojo. Es de mucha utilidad ayudar a nuestros pacientes a encontrar estrategias que los ayuden a resistir los impulsos que vienen anteriormente del atracón. Estas pueden incluir: 1) comer solo en la mesa; 2) notar que los impulsos suelen disminuir después de una hora; 3) encontrar alternativas/distracciones activas, agradables y realistas en lugar de la alimentación compulsiva, como dar un paseo o conducir, llamar a un amigo, enviar correos electrónicos, tejer u otras manualidades.

El tratamiento debe incluir objetivos específicos generales como interrumpir el comportamiento de atracones alimentarios, restaurar hábitos alimentarios más normales, cambiar creencias erróneas sobre el peso y la forma, y desarrollar actitudes más saludables hacia el propio cuerpo.

En conclusión, el trastorno por atracón (TpA) es complejo e involucra episodios angustiantes de comer en exceso, caracterizados por una sensación de falta de control. Su inclusión en el DSM-5 resalta la importancia de comprender y abordar este trastorno de manera específica. Factores como experiencias adversas durante la infancia, autoevaluación negativa y la sobrevaloración de la forma y el peso están vinculados al TpA. El tratamiento efectivo se centra en interrumpir los comportamientos de atracones, restaurar hábitos alimentarios saludables y promover actitudes positivas hacia el propio cuerpo, destacando la importancia de la aceptación y enfoques centrados en la salud en lugar de las dietas restrictivas, son esenciales para una recuperación exitosa.

 

FUNDACIÓN APTA

L.N. Nathalia López Buerón

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