Sarah se dio cuenta pronto que su espíritu era un espíritu de abnegación. Leyó la historia Bíblica. Había cedido sus derechos como mujer cediendo su hombre a Hagar, la esclava. Solo al final triunfo y dio a luz a un hijo sonriente y ciego.
Sonrío por un momento, y comenzó a pensar, como podría vivir sin evadir el circulo de la vida, su infinita génesis de muerte.
La génesis de su espíritu implicaba inminentemente sufrimiento y dolor debido al suicidio de su madre.
El mismo hecho de ser mujer, y estar destinada a sentir dolor. La mujer habrá de sentir dolor en el parto. Que horror! Debería tratarse de un Dios fascista quien creo el programa genético de las mujeres.
Salió de su cuarto con pinturas en las uñas en búsqueda de alguna solución para sus pensamientos.
No había una solución final, sino infinitas posibles pequeñas soluciones.
Sonreír hacia afuera era una de ellas. Sonreír hacia el mundo exterior.
Lloraba, gritaba, y gemía.
Nadie la escuchaba. Los productores la veían como loca. Estaba sola en el mundo, excepto por aquel chico llamado Leo de quien hablaban todos en la universidad por ser un actor maduro y muy atrevido.
Estaba enamorada de el? O solo era una excusa y justificación para tener el poder de seguir existiendo y sentir algo por alguien fuera de sí misma. Estaba en la búsqueda de la teta perdida. El suicidio estaba tan cerca de ella, era un íntimo amigo, por lo que la palabra suicidio estaba escrita en su libreta de teléfonos con un número telefónico.
Tenía que cambiar de palabras, imágenes, olores, colores, y encontrar algo más mágico.
No veía en si misma a una princesa de la Biblia, sino mas bien una especie de muñeca acostumbrada a llamar la atención para ser usada y causar un impacto; y para ello, se tenia que dejar usar, invitar a los hombres a usarla, a entrar en ella.
Seducía, y fingía ser seducida.
Era como un perfume corriente, pero le funcionaba en su vida. A todo mundo le daba aspiraciones, la usaban, la acogían sexualmente, y luego la devolvían, al aparador, como un frasco medio, para que otros productores de comerciales y fotógrafos exigentes la usaran. Comenzó a modelar para amantes, y le pagaban, para tratar de huir de si misma, para sentir que su cuerpo era algo mas que una fragancia oculta y tenía más gracia que el que había tenido su madre.
Los hombres se enteraron e hicieron fila. El directorio de citas estaba lleno, y la botella de perfume corriente se llenaba y se volvía a vaciar. Invitaba a todos. A penetrarla, a usarla, a jugar con ella. Le encantaba besar.
El dolor se confundió con los demás, se transformaba en una sociedad secreta, en un placer efímero y sin sentido. Estaba segura, así llamaba la atención, así existía, era algo mas que un numero del génesis, algo mas que un experimento de su padre y de su madre.
Su padre, un marinero de Italia, su madre, una bailarina de Polonia. Ella, una Americana de California.
Que significaba. Se preguntaba sobre el significado de la palabra significado en el vacío de su vida.
Tras experimentar con placer con los hombres del mundo del modelaje, dejo de ser ella misma, se dejó a sí misma de lado, una muñeca, una telaraña, un juguetero vacío, un frasco de perfume corriente, y se fue transformando en una figura deseada para bolsillos corruptos e infieles.
A veces la invitaban a una sesión de fotografías, se tenia que desnudar, y eso la hacia sentir excitada, la hacia sentir popular, pero sobre todo bien sobre sí misma. Su vida dejaba de ser como una pieza de cobre en un museo de ciencia y se iba transformando en un perfume en una farmacia, donde todos la anhelaban, cerca de las cajas de condones.
Gemía, arañaba, rasgaba, le encantaba ser atacada por animales sexuales.
Empezó a leer en sus ratos libres, y al leer libros de psicología, se dio cuenta, su madre la había abandonado cuando aun bebía de su pecho de leche materna.
Sonrió, era devastador. Leche con whisky, con vodka, con cerveza fría y espumosa donde deliraban rayos del sol, con esperma viscoso y mal oliente, con sudor de noches salvajes y pescado crudo, con estrellas frías que llamaban a una abstracta desilusión.
El mundo se había convertido en una teta y ella estaría hambrienta para siempre de un poco de leche y miel.
Comenzó a leer libros de psicología para matricularse. Acerca de las faltas, las carencias, las dolencias, los vacíos, sobre aquello que ya no era o nunca sería.
Los hombres salvajes y atrevidos le gustaban en lo especial, que no hubiera sino barreras que ellos penetraban y desintegraban, y luego soltaban, como un pañuelo de papel, de papel mache, la usaban, y luego, la olvidaban, convirtiéndose en una figura de decoración digna de ser borrada de la memoria, un placer momentáneo.
En un libro leyó que tenia que hablar con aquello que le faltaba, y la psicología se volvió un juego fascinante, comenzó a hablar con la teta, reía, chillaba de risa, lloraba mientras bebía alcohol, deseaba ser como su padre quien la educo, un marinero, un soldado, un colegial, que había fracasado en la vida, y se había vuelto un alcoholico. Lo único que tenia era su leche y la miel de los hombres. Una luna llena, una luna de miel constante, cada vez con alguien distinto. En busca de la teta perdida, jugando con ella y permitiendo que los hombres la tocaran la desearan, la vieran, la desarrollaran como un producto, una botella de perfume corriente, una botella que alguna vez sería popular y famosa y su contenido seria rociado en todos los hombres que eran su padre, El Padre, el borracho, el hombre que la crió y no la abandono, sino para fingir una postura diplomática en un puesto en una departamento de salud mental.
Leia libros de psicología y se divertía, se divertía jugando con los hombres y haciéndolos silbar, suspirar, aspirar, deseando rociar su aroma sobre todos ellos.
No princesa, jugaba a ser psicóloga de todos, podía así entrar en todos, entrar en ellos y poseerlos.
Pero la teta no la abandono.
El hambre de leche y miel se volvía cada vez más feroz.
Hacia bien en comenzar a estudiar psicología y así se reía de todos, se reía de la teta, se vengaba de la teta que dejo de estar allí para convertirse en un pensamiento, una duda, un vacío, un abandono, el dolor.
El dolor.
El dolor la empezó a llenar nuevamente cuando un tipo llamado Leonardo la conquisto. El era mas atractivo, mas zorro y perverso.
Por un lado leía libros de psicología, por el otro, con el dinero que ganaba se iba a comprar perfumes y trapos de colores.
Amaba los colores. Los colores ocultaban su ser.
No era una persona mala ni una puta, era una flor. Observaba las flores en Internet y deseaba ser como ellas.
Le llamaban los colores, los olores y los estilos y diseños.
Leonardo, el actor, besaba sus pechos y le leía poesía, como acariciando y seduciendo a su herida, pero el día que la abandono y eligió irse a Hollywood sin ella, algo se desgarro y cayo en un vacío sin fin. Empezó a hablar a la teta, empezó a pensar en como llamar a la teta, darle un nombre, y elegir un nombre único para ella. La teta de su madre. La madre olvidada. La madre que se fue y no volvió.
Encontró un nombre que le gusto.
Bar.
Bar se llamaría la teta de su madre.
Comenzó a hablar con Bar, llamar a Bar, invocar a Bar.
Bar era perfecto, allí se habían separado su padre y su madre.
Romántico.
Se amaban? Se amaron? Se llegarían a amar alguna vez?
Amaba la palabra amor, el sexo, hasta que de pronto Leo la abandono.
Decidió alejarse del sexo para siempre y no volver a ver a un hombre nunca mas, ni siquiera a Ray, su amigo de la infancia.
Comenzó a llorar.
Su mama, no podía dejar de pensar en su mama.
Realmente se habría suicidado o la habrían asesinado disfrazándolo de suicidio.
La había abandonado a ella deliberadamente? O Dios mismo se la había llevado dejándola sola en el mundo?
Lloraba silenciosamente.
Entonces llego un mensaje en Facebook.
Su nombre era Ber.
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