Los narcos y los romanos

Entre las primeras noticias reales que nos llegan del nacimiento del Imperio Romano (aparte de las legendarias historias de Rómulo y Remo) aparece aquella del Rapto de las Sabinas.

Cuentan que faltos de hembras los rudos romanos se fijan en la belleza de las esposas (hijas, hermanas etc.) de los vecinos sabinos, y una noche simplemente entran al poblado Sabino y se raptan a las mujeres, lo que hizo que a través de la historia los más grandes y famosos pintores dedicaran muchas horas a hacer cuadros donde se escenificaba este violento hecho. Cuentan también que un año después los romanos decidieron devolver las Sabinas a sus esposos, a lo que ellas se opusieron pues aparentemente estaban muy contentas con sus nuevos compañeros.

Después de esta leyenda-anécdota poco o nada sabemos de los sabinos, simplemente se diluyeron en el polvo de la historia. Sin embargo, los romanos con violencia conquistaron el resto de la península, y más tarde a todo el mundo conocido imponiendo sus costumbres y sus sistemas a los avasallados.

Quien suponga que los romanos eran dulces y amables se equivoca, eran rudos y crueles, el mismo glorificado Julio César en Aquisgrán ordenó matar a treinta y ocho mil civiles. ¿Quién no recuerda la muerte de Espartaco y sus seguidores crucificados a lo largo de la Vía Apia para ejemplo de quien osara retar al Imperio?

Estamos viviendo una experiencia cultural semejante a la que tuvieron los sabinos, el tijuanense era un emigrante chambeador, que buscaba superarse, aprendía inglés, le gustaba ir a los juegos de los Chargers o de los Padres en San Diego, escuchaba el Rock en Español y las baladas, iba a las Universidades y por supuesto quería progresar. Siendo bilingüe y bicultural era mexicanísimo. De pronto aparece un grupo brutal; los narcotraficantes, con su propia cultura, con su violencia salvaje, con su idioma propio, con usos y costumbres diferentes, con sus propios ídolos y hasta con su religión (en la adoración a la Santa Muerte, o Malverde). Grupo que escucha narcocorridos, tiene propios diseños de conducta, reglas y leyes diferentes. Esta nueva “cultura narco romana” invasora va eliminando (haciendo huir) a la antigua y pacífica “cultura sabino tijuanense” que cede espacios y lugares, y quizás como los sabinos históricos irá desapareciendo con el tiempo.

Pero el caso es que no sólo es Tijuana la invadida, sino que esta “narco cultura”, ya se encuentra en todo México, de todos los rincones de la patria se reciben reportes del nivel de violencia, ferocidad y arrogancia a la que han llegado y ya no es un asunto de que con el legalizar la droga desaparece el Crimen Organizado, las diferentes mafias aprenden unas de otras nuevas formas de explotar y lacerar a los mexicanos. Reclutan soldados entrenados por el Ejército para convertirlos en sicarios.

Recibimos noticias de la expansión a otros países, dicen que Guatemala ya está controlada por los narcotraficantes mexicanos y que hay casi un millón de personas en Estados Unidos que de una manera u otra tienen nexos con esta actividad ilícita que va creciendo rápidamente en su virulencia, en su violencia, y ¡claro! en su difusión cultural, haciendo que los jóvenes en las escuelas copien patrones de conducta, incluso amenazando a maestros que intenten corregirlos

¿Dónde están los “capos americanos”? nos preguntamos cuando discutimos con las autoridades americanas, ¿Dónde están los esfuerzos de ustedes?, y ¿cuál es el precio que pagan aparte del pernicioso intrínseco por el uso vicioso de las drogas?, ¿por qué no detienen el envío de armas letales que son superiores en calidad y peligrosidad a las de las policías y Ejército mexicanos? Todas estas preguntas quedan en el aire con una sensación de impotencia.

Creo que hay que entender y detener la invasión de la narco cultura combatiéndola como tal: como cultura. La parte de las armas le corresponde a las policías y al ejército, pero la influencia poderosamente negativa hay que contrarrestarla en los niveles de cultura y costumbres, estudiando el fenómeno y a sus personajes y creando una contracultura que llene a los jóvenes de ideas sanas de éxito y progreso, que les quite las ganas de participar en el alucinante mundo de la ilegalidad y el crimen, y que no vuelva ídolos a personajes como “al pozolero” cuya conducta deleznable no tiene parangón.

Los romanos fueron conquistados culturalmente por un país mas débil: Grecia, que tenia maestros, filósofos, artistas, etc. los que deslumbraron a los bárbaros de modo tal que estos últimos adoptaron la forma hacer y de pensar de los griegos y luego la expandieron en sus dominios.

¿Por qué le fue bien a Petreus el general Americano que pacifico a Irak?, porque estudió las costumbres de su enemigo y lo cooptó, alió, negoció, pactó hasta finalmente lograr la paz, y así si conseguir la Victoria (que nadie le va a reconocer).

Si no revisamos a fondo este fenómeno de violencia, vicio, actitudes, y lo combatimos por las armas (el gobierno), con ideas y resistencia cultural (la sociedad civil, los “neo sabinos”), la arrogancia, y los resultados de su combatividad se convertirá en una penetración más profunda en los tejidos de la sociedad hasta conquistarla. Por supuesto los Estados Unidos tendrán que enfrentar esta lucha (a los neo romanos) en su propio territorio si no nos ayudan a resolverlo aquí.