El gran sabio rabínico Israel Salander (1810-1883) una vez pasó la noche en casa de un zapatero. Vio que el zapatero seguía trabajando hasta altas horas de la noche a la luz de una vela parpadeante y casi extinguida.
El rabino le dijo al hombre: Mira qué tarde es, tú vela está a punto de apagarse ¿Por qué estás trabajando aun? Y el zapatero le respondió, mientras la vela arda es posible seguir remendando…
Pienso por un momento, que todos los seres humanos vivientes somos como velas encendidas…
Se piensa que mientras la vela arda hay tiempo para sanar las heridas… Tiempo para reparar daños… Tiempo para borrar cicatrices…
¡Solo, mientras la vela arda!
palabras muy sabias, mientras la vela arda existe un soplo de vida
mientras hay vida el mundi esta abierto