La necesidad de compañía es algo que invariablemente, de uno u otro modo, todos hemos sentido en algún punto de nuestras vidas. En la mayoría de las culturas, cuando alguien pasa por un momento de aflicción, por ejemplo, en el fallecimiento de alguien cercano, se tiene la costumbre de reunirse y brindar apoyo y compañía mutuamente, lo que, si bien no alivia la pena, ayuda a sobrellevarla. Con esta idea, y con base en otros sustentos, se ideó el acompañamiento terapéutico.
El acompañamiento terapéutico es una opción de intervención psicológica y social para pacientes psiquiátricos. Uno de sus inicios fue en Argentina, durante los 60´s, bajo la figura de un “amigo calificado”, una persona que brinda apoyo emocional así como orientación en el día a día. Acudían al cine con los pacientes, los ayudaban a socializar, a la búsqueda de trabajo o a concretar los avances que tuvieran en sus respectivos tratamientos. Porque es así como se trabaja, en equipo, con un psiquiatra o psicoterapeuta que dirige el tratamiento y brinda indicaciones al acompañante sobre las áreas a intervenir; por ejemplo, apoyo en las relaciones familiares, en la higiene y organización de la casa, en establecer hábitos y una rutina.
Generalmente el acompañante acude a casa del paciente o a otro lugar de encuentro y pasa algunas horas con su acompañado, haciendo lazo social y brindando apoyo emocional, inserto en el proyecto terapéutico. Es muy diferente, por ejemplo, a la sombras o monitores, ya que estas últimas se avocan a un trabajo de tipo psicoeducativo, orientan y apoyan en tareas educativas, mientras que el acompañante, su trabajo es psicoterapéutico; es decir, emocional.
La importancia de un trabajo tal, radica en que para algunas personas, por ejemplo deprimidas, el levantarse de la cama y tener una rutina es toda una hazaña que requiere del apoyo de alguien más. O una persona con una fobia a los espacios abiertos, salir a la calle en búsqueda de trabajo es una tarea titánica. Son este tipo de actividades, que muchos de nosotros hacemos cotidianamente y sin siquiera pensarlo, las que a personas con algunos trastornos requieren de un acompañante que impulse, motive, contenga, aliente y concrete los avances que va teniendo en sus respectivos tratamientos.
Este tipo de prácticas se encuentran sumamente difundidas en países como Canadá, Argentina, Brasil, y de unos 30 años a la fecha, también en México. Es importante conocerla como un recurso de intervención y apoyo, ya que se ha visto que es tal su eficacia, que incluso en Argentina es parte de lo que en México sería el seguro social.
Es por eso que si estás interesado en conocer esta herramienta psicoterapéutica, conoces a alguien que se podría ver beneficiado por el acompañamiento, o, simplemente estás interesado en el campo de la psicología y desarrollo humano, te invitamos próximamente al Curso en Acompañamiento Terapéutico de Maayán Hajaim, que comienza en octubre del 2013 y que cuenta con el reconocimiento de la Universidad Anáhuac.
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