El arte culinario es el más placentero que existe y cuando la alta gastronomía nos sumerge en la cultura del lugar donde nos encontramos, funge como un portal sensorial hacia el corazón de cada destino. En Oaxaca, el restaurante Origen logra exactamente esto.
Origen abrió sus puertas en 2011 y cada momento de su evolución ha sido importante para construir su historia actual. El talentoso chef Rodolfo Castellanos muestra en él distintos discursos culinarios para comerse a Oaxaca.
El umami oaxaqueño está tanto en diferentes tipos de maíces como en la vastedad de hierbas, frutas, verduras, hortalizas, frijoles y chiles existentes; también en procesos como ahumados, tatemados, fermentos, cocciones lentas y más. La elegancia de la sencillez y la armonía son dos de los sellos intrínsecos en el menú, que cambia por temporada.
Origen es un espacio que tiene su propia evolución; y así como en Oaxaca hay un mole por cada región, en este lugar las especias, condimentos, hierbas y otros ingredientes se transforman para ofrecernos a los amantes del arte culinario un acercamiento contemporáneo que abre las puertas a técnicas e ideas de distintas partes de México y el mundo.
“Aoaxaqueñar” es una palabra que el chef utiliza para describir sus platillos: risottos, ceviches, carnes y más se mezclan con ingredientes endémicos que les dan una identidad. Origen tiene como fresca alacena la enorme cantidad de ingredientes que se encuentran en los mercados, rancherías, granjas, cultivos y mares de esta tierra.
Aquí disfruté de manjares tradicionales e innovadores, de una cocina sostenible y ética que le da su lugar al valor humano detrás de cada platillo. Origen es una gran familia y aquí se busca que la hospitalidad sea más que una palabra.
El mágico resultado del talento del chef Rodolfo Castellanos, la infinidad de sabores, aromas y texturas de la cocina oaxaqueña, y el auténtico ambiente de este icono gastronómico, Origen es un restaurante cuya alma nos enamora a todos.
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