Yo soy Álamos

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“Quizás su shul -Álamos- no tendrá los vitrales de Acapulco 70, ni los ladrillos de Bet El… pero posee aquello que no se compra con dinero… Su calidad Humana” -Hindele Taifeld

Yo soy…
Quien reúne al Minián que invariablemente se junta para poder decir Kadish por un ser querido.
La Familia que nunca te falla.
El Refugio para aquellos que no tienen hogar.
El punto de encuentro.
El Shul más cercano a Eretz Israel -está a 15 min del aeropuerto.
El Shul de los milagros.

Soy el testigo que cuenta la historia de los judíos que llegaron de Europa a México y que nunca se fueron. Soy el segundo Templo Ashkenazi más antiguo. Mi único predecesor tiene años de no tener servicios regulares y por la gracia de Ds’ yo sigo aquí Shabat tras Shabat. Sin importar como me llamen. Para algunos soy Shul, para otros soy Templo y para otros más soy Sinagoga, pero para la gran mayoría he sido parte de su Hogar.


Mi existencia continúa por el atesoramiento en los corazones de los que con amor han dejado huella en mí, y que aún hoy, no conciben una Fiesta que no sea en SU Shul. Sigo siendo joven e idealista y muchos que aprendieron conmigo, hoy conservan su identidad y la fortaleza de mantener un hogar judío.

Quienes me pensaron fue porque extrañaban el hogar que dejaron en Europa y construyeron un pequeño espacio para que yo pudiera recordarles de donde vinieron. Aún hoy en las bodas que se celebran conmigo, son las más hermosas y las más sencillas, y me conmuevo al ver las caras de los novios que reflejan en sus miradas la esperanza de formar un hogar judío, esperanza que se reafirma cuando finalmente se escucha el “¡Mazal Tov!” de la gente que está ahí celebrando la continuidad y la espera de la siguiente generación, la cual llegado el momento, se prepara conmigo para su Bar Mitzva y que mejor aún, lo celebra conmigo.

Mis voces tienen el sonido a idish, a hebreo y a un español que me dan el sabor del México Judío que no tiene límites de tiempo, ni de edades ni de procedencia, es una mezcla de lo que ser Judío significa vivir en la diáspora.

Mi gente no es homogénea, tiene gustos y pasiones diferentes, son de distintos colores pero al estar reunidos en mis columnas, se congregan, generan armonía, hermandad, tolerancia y humildad (que, a pesar de lo que se pudiera creer, no se compra en ningún lugar, se trae en el corazón). Pero como todo buen hogar tienen sus diferencias y sus discusiones, pero cuando ponen de un lado los egos, y hablan con el corazón logran recuperar la paz.

Cuando se abre el Aarón HaKodesh, puedo ver las caras de todos los que invariablemente se quedan sin respiración cuando el Jazán levanta el Séfer Tora e invoca a que las almas se unan y que con todo el corazón, y con todas sus fuerzas unidos proclaman “Shemá Israel Ado-nai Elokeinu Ado-nai Ejad”, haciendo vibrar mis paredes y en ese momento todos se vuelven uno, Ejad, con las miradas fijas en el Séfer Torah, recordando pacto que hicimos con Hashem en el Sinaí.

Hace un año la Kehilá me regaló un Séfer Torah, porque los que tengo ya muestran el desgaste de 65 años de uso y dedicación de quienes tienen el privilegio de leerlos, y de quienes aman lo que está escrito ahí. Pero el privilegio no es para unos pocos sino que está abierto para cualquiera que tenga el deseo y el compromiso, y como en todas las buenas familias, siempre hay alguien cerca para ayudar y apoyar a los que desean aprender.

No sólo soy famoso por lo que les he contado hasta ahora, muchos más han oído hablar de mi cocina: el Cholent, el Leikaj y mis Galletas, pero sólo los míos conocen mi “Cholnt a la Mexicana” -o sea tacos de cholnt. Entre las costumbres de mi gente está la de llegar los sábados en la mañana, antes del rezo para tomarse un té o un café junto con un trozo de leikaj o una galleta y se dirigen a tomar un sidur y a ocupar su lugar conmigo, ya que todos tienen uno, aunque no tengan una placa con su nombre.

Si bien disfruto todos los Sábados, la época que más disfruto es cuando unas semanas antes de los yamim noraim todos se reúnen para prepararme; cada espacio es perfectamente limpiado y pulido por aquellas personas que me quieren y me cuidan. Mi Sukah (que en opinión de muchos es una de las más bonitas) es construida por todos dejando cada uno en las paredes de ella su marca y, por supuesto, les obsequio un recuerdo que llevarán por siempre, y que cada año se renueva el compromiso de venir una vez más a ocuparla.

Así soy yo, así me ven quienes hasta hoy dedicaron mucho tiempo y esfuerzo, quienes han compartido en mi mesa una comida o una simple taza de café, pero siempre como iguales. En mi mesa se habla de los recuerdos y los anhelos de los que se han dedicado a seguir construyendo para mantenerme vivo, de tal forma que en esta y las generaciones que vienen de Adat Israel, se cumpla la promesa, de ser un pueblo Eterno.

Si, Yo soy Álamos.

Abraham y Sara Nurko, Manuel y Sara Taifeld. Antonio Sánchez, Familia Matz, Dr Katz, Ing Nulman, Víctor Moreno, Yaron Kaminer, Lalo Ochoa, Rodrigo López, Jacobo Sánchez, Guille y Esther Saba, Israel Aguirre, Esther Anzures y Diana Dávila, Profesor Steers, Fam Zundel, y todos aquellos que con el paso del tiempo han dejado un pedazo de su corazón conmigo…..

Traducción de Ideas Edmundo y Edgar Oliver.

Mosaico fotográfico:
Con el Rabino Sergio Slomiansky, Purim, En la Sucá
Parte de la Directiva

3 comentarios en «Yo soy Álamos»
  1. hace cmo 25 años ke no me acerco a un shul, me parecio emocionante ver esa descripcion ke hicieron del templo. hace muchos años llege a ir ahi, al templo de alamos,tan majestusos y radiante. Recuerdo con todo mi cariño ynostalgia al gabay Kive Akzelrod ke siempre me recibio con mucho calor humano y trato especial Tmbien recuerdo la generocidad y humanismo Leo Toker y a su papa don Jose Toker y a muchas personas mas ke siempre fueron muy atentas cuando llege a ir a cabala shabat. el Sr. Rosenberg, Sr. Flores, Sr.Nurko y muchos mas. Dios quiera ke pronto vuelva a asitir para recibir la magia y bendiciones de sabado.
    un saludo a todos los ke formen la directiva del SHUL DE ALAMOS.

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