Es mi fiesta y no estoy ni con melón ni con sandía

Todos los graduados de la preparatoria estaban felices, finalmente habían terminado sus largos años en la escuela. Con sentimientos encontrados los jóvenes sonreían para las fotografías con sus amigos, familiares y los compañeros del salón. Pronto muchos de estos pasarán a ser tan sólo un recuerdo, un rostro y un pasado, otros, amigos por toda la vida. La mayoría de los graduados estaban acompañados de sus padres, hermanos, abuelos y tíos; algunos más afortunados tenían hasta sus amigos y vecinos. Finalmente era un día especial digno de ser compartido.