Como expresé en mi primer artículo, la complejidad del presente tema, por lo menos en la República Mexicana, lleva un grado muy alto de dificultad, pues en primer término aparecen como base de las causas para la compra de una póliza de seguro, los insuficientes, incómodos y generalmente ineficientes servicios oficiales de salud que sufre el ciudadano, fenómeno que es extensivo a varios países de Latinoamérica y algunos países europeos; también como causales del encarecimiento hacia la atención médica privada y a través de los seguros, destacan los altísimos costos de la existente red hospitalaria privada (otro de los grandes monopolios del país) que como vimos en el pasado artículo, llamó de “elitista” un conocido funcionario público; y como tercera causal -aunque el orden no altera la problemática- los honorarios también altos, que presentan la mayoría de los médicos que trabajan en la misma, sobre todo cuando se tiene el antecedente de que media, entre paciente y galeno, una póliza de gastos médicos mayores.