“Y dijo Di´s a Moshé: Ven a Parö, pues he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para asentar mis milagros – estos – dentro de él. Y para que relates a oídos de tu hijo y el hijo de tu hijo la manera que me burlé de Egipto, y de Mis milagros que puse en ellos, y sabrán que Yo Soy el Eterno” (10, 1-2)
En estas palabras se resume el propósito general de la salida de Egipto; el poder relatar sobre todo lo que se vivió allá. Desde la esclavitud y las penurias de Israel – quienes fueron sometidos durante doscientos diez años – pasando por las plagas, hasta el momento de la redención final, culminando con la partición del Mar Rojo.
“No obstante – señala Rabenu Zerajiá HLevi, ZT”L – el orden debería ser al revés, en primer lugar dar a conocer a nuestra descendencia Quién es el Creador del universo, y después contar sobre Sus maravillas.
Pero la Toráh nos comunica un gran principio en lo relativo a la nuestra propia educación: Muchas veces es justamente por medio de hablar y enseñar judaísmo a las nuevas generaciones, y educarlos por el camino de la Toráh, que los mismos padres se acercan más y más por sí mismos al origen, hasta llegar a un entendimiento amplio y profundo de Di´s. Y común y frecuente que los mismos padres, a pesar de encontrarse un alejados de las tradiciones, llegan a ellas gracias a “Y para que relates a tu hijo y al hijo de tu hijo…”
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda