Bo: ¡Cuéntalo!
“Y dijo Di´s a Moshé: Ven a Parö, pues he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para asentar mis milagros – estos – dentro de él. Y …
El valor numérico de la palabra Bo en hebreo es 3 y en la Parashá que lleva este nombre se describen las tres últimas plagas en Egipto: langosta, oscuridad y muerte de los primogénitos. D-os le dice a Moshé que vaya a anunciar al Faraón la próxima plaga, la de langosta, luego de la cual el país queda desvastado ya que las langostas eran insaciables. El castigo de los egipcios se prolongó por un período total de doce meses aún cuando cada una de las plagas duraba una semana, la generación del diluvio también fue castigada por doce meses. Cada una de las plagas fue dirigida contra una de las deidades que los egipcios adoraban como el Nilo, las ranas -simbolo de fertilidad, y el carnero sagrado, siendo la expresión del poder de D-os como único Creador que dirige todas las esferas y astros y puede producir milagros aún contra la naturaleza. Sirve para demostrar la divinidad de D-os por encima de la brujería y magia negra que tiene su máxima expresión en Egipto.
Las tres primeras plagas fueron traídas por Aharón; sin embargo el corazón del faraón continuaba endurecido. El granizo, la langosta y la oscuridad, por Moshé; las bestias salvajes, la peste y la muerte de los primogénitos directamente por Hashem (D-os) y la de sarna por asociación de los tres. D-os mandó 10 plagas a Egipto para castigar al Faraón quien negaba la existencia del Creador del Universo el cual fue creado a través de 10 Ordenes o Pronunciamientos. Las plagas emergieron de todos los elementos existentes: agua, tierra, aire y fuego, para demostrar que todos derivan y son manejados por D-os.
El primero de Nisán, D-os le dice a Moshé y Aharón que saldrán de Egipto y ese mes debe ser contado como el primero del año. Esto nos señala la importancia del evento del éxodo ya que todos los meses se cuentan en relación a éste; en vez de darles nombres específicos se les enumera en relación a la salida de Egipto, tal como sucede con los días en hebreo, que son enumerados en relación al Shabat: Yom Rishón (primer día), y así sucesivamente cumpliéndose cada ciclo respecto al Shabat. Desde la creación del mundo hasta la salida de Egipto, D-os fijaba el comienzo de cada mes. Al crearse B´nei Israel como pueblo les instruye con la mitzvá -precepto- de Rosh Jodesh -Bendición del Mes- que sería determinado por el Bet Din -Tribunal- a partir del reporte de dos testigos que observaran la Luna Nueva. En la actualidad, nos seguimos por un calendario fijo establecido por Hilel Hanasí en el cual está indicado el comienzo de cada mes que bendecimos. Nuestro calendario es lunar con los ajustes al calendario solar porque Pesaj debe ocurrir según la Torá siempre en Primavera. Los judíos son comparados a la luna cuya luz va disminuyendo hasta que desaparece, pero es precisamente en este instante que renace la luna nueva, creciendo en forma constante. La historia judía a través de las épocas refleja el ciclo lunar en el exilio de Egipto, después de llegar al máximo de la opresión comenzaba la renovación de la esperanza. En nuestra vida personal también a veces ocurre lo mismo. Cuando estamos en un punto donde parece no haber esperanza, debemos recordar que la parte más oscura de la noche es precisamente aquella que se produce antes del amanecer.
En la décima plaga los judíos tuvieron que poner una marca de identificación en sus casas para no ser afectados. Se les ordenó colocar sangre del sacrificio pascual en el umbrar de sus puertas, también simbolizando la sangre del pacto de la circuncisión. Se les advirtió permanecer en sus casas hasta la mañana. El Midrash ofrece una explicación al porqué eran necesarias estas precauciones: “Una vez que al destructor se le da libertad de acción, éste no puede distinguir entre el bien y el mal”, esta señal especial era necesaria para desviar al Angel de la Muerte. Acaso este Angel no tenía libertad de accón en las nueve plagas precedentes? Por qué no tomaron los judíos medidas para protegerse antes? La respuesta está en el hecho que el sacrificio de los primogénitos era esencialmente diferente de las plagas que le precedieron. Las primeras nueve plagas traían un tipo específico y limitdo de daño y desvastación. El Angel de la Muerte no tenía permiso de destruir indiscriminadamente, ni hacerlo de la manera que el escogiese. Durante la décima plaga los primogénitos egipcios murieron en múltiples formas. Aún más fundamental es el hecho de que las primeras nueve plagas tenían com própósito demostrar la existencia y el poder de D-os. La plaga final fue enviada con el único objetivo de castigar y matar. En este punto el atributo “justicia” se quejó ante D-os y pidió que al exterminador le fuera permitido dañar a los judíos. En qué se diferenciaban los judíos de los egipcios? Ambas naciones habían servido a ídolos y ambas naciones han descendido a las 49 puertas de impureza !. Debido a ésto D-os le ordenó a los judíos identificarse con una señal especial para que ningún mal les causara daño.
Antes de salir de Egipto cada familia judía tenía que sacrificar una oveja -Korbán Pésaj- que era una deidad para los egipcios y además debían hacerse el Brit Milá -circuncisión- quienes no la tuvieran. Después de la décima plaga, la muerte de los primogénitos, además de los animales a quienes los egipciones adoraban, el Faraón ruega a Moisés que se lleve a su pueblo. A Egipto llegaron 70 personas y salieron miles, entre ellos 600.000 varones mayores de 20 años. La salida de Egipto se produce el 15 de Nisán del año 2.448 cuya celebración se hace en Pesaj que debe festejarse eternamente en todas las generaciones. Además de las innumerables menciones de la salida de Egipto en nuestras plegarias y la celebración de Pésaj cuando leemos la Hagadá, dos mitzvot sirven para recordarla: “Pidión HaBen” -cuando D-os salvó de la muerte a los primogénitos hebreos, decretó que estos le pertenecían; por tanto los padres deben redimir al primogénito comprándoselo a un Cohén 30 días después de nacido el niño, y la mitzvá de Tefilin -en cuyo interior se encuentran los versículos alusivos a la salida de Egipto- que debe ser observada por todo varón judío después de cumplir los trece años de edad.
Fuentes:
Mati Jakubowicz y Jaya Perman: “Al Compás del Tiempo…”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas, 1991
Publicación “Le´Jaim”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas 1993
Notas personales de Carla de Castro Sosa en www.madregot.com – 2002-2013
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