El mundo civilizado enaltece la antorcha de la libertad; “El Hombre tiene derecho a elegir” – expresiones que calzan perfectamente con cualquier ideal político.
No obstante La Toráh revindica la idea de la esclavitud.
Nuestra parashá alude a la idea de evitar ser esclavos de cualquier persona, de la siguiente manera: “Porque Míos son los Hijos de Israel esclavos; esclavos Míos son, a quienes saqué de la tierra de Egipto, Yo Soy El Eterno su Di´s”
Explica el Or Hajayim ZT”L.
Esta idea es una novedad total.
Pues ¿Quién puede considerarse verdaderamente libre?
Estamos rodeados de limitaciones, leyes y reglamentos. Al nacer nos registran, y si queremos salir del país, necesitamos pasaporte. En fin, el hombre civilizado vive con la ilusión de ser libre, más, en realidad, se encuentra atado de pies a cabeza por un sinnúmero de ligaduras, algunas impuestas por él mismo, otras, por personas ajenas.
Dice Rabí Shimshon Hirsch, ZT”L: “La liberación personal de Israel se instituyó en la Salida de Egipto; en ese momento se convirtieron en esclavos de Di´s. Esta esclavitud no tolera ningún otro tipo de sometimiento. Un esclavo del Eterno se eleva por encima de cualquier yugo. Su Autoridad no admite poderíos ajenos. Y sobre esto está escrito en el midrash: Dice Di´s. “Mi contrato de compra tiene prioridad, porque vino antes que cualquier otro”. Cualquier chispa de la existencia de Israel, cualquier fracción de sus fuerzas es Mio”. Por ende, no pueden estar sujetos a cualquier otra esclavitud.
Este fundamento quedó guardado en la memoria de todo judío: La libertad individual no se puede anular. Y ésta tendrá vigencia siempre que el estudio de Torá se mantenga firme y constante”
R. Shimshon nos revela la esencia de la libertad, y de cómo hacer uso de ella.
La libertad, en realidad, es un tipo de esclavitud, ya que es imposible ser absolutamente libre en este mundo; pero cada uno tiene derecho de elegir de quién ser esclavo. Podemos ser esclavos de nuestro dinero, del trabajo, de la sociedad, de la politica etc. Limitados, e intrascendentes.
Pero la libertad auténtica se consigue al estar ligado a Lo Verdadero, a Lo Ilimitado, a La Eternidad por definición, al Creador del universo. Pues es la única vía para trascender los márgenes mundanos.
Trabajar es una necesidad, mas no hay que entregarnos al trabajo ¿Recreación y paseos? ¡Claro que sí! Mas no hay que desvivirse por ellos. Hay que comer bien, sin hacer de la comida nuestra pasión, etc.
Fuimos creados con un objetivo mucho más significativo que cualquier fin material ¡Para la verdadera vida! La cual no está sujeta a nada, ni depende de agentes externos. Una vida como El Dueño de la vida misma nos insta a vivir.
Esa es la libertad de facto – la vida que propone La Toráh y nuestras tradiciones – la única que puede romper las cadenas de la monotonía rutinaria.
Shabat Shalom