“El día de hoy El Eterno, tu Di´s, te ordena realizar estos preceptos y estatutos, y los cuidarás y los perpetrarás con todo tu corazón y con toda tu alma. El día de hoy juraste al Eterno de ser para ti tu Di´s, andar por sus caminos, y guardar Sus preceptos, ordenanzas y estatutos, y atender a Su voz. Y Di´s se comprometió ante ti, de ser para Él un pueblo apreciado (Äm Segulá), como Él te lo ha revelado, pues te ha conferido cuidar todas Sus leyes.” (Debarím 26, 16-18)
Justo después de la mitzvá de la eliminación de los diezmos, y de manifestar por medio de ella nuestra absoluta dependencia del Creador del universo, Moshé renueva ante nosotros el pacto que hicimos en el Monte Sinaí con El Todopoderoso.
El Rambán (Najmánides), ZT”L, dice: “Dijo Moshé Rabenu: Por cuanto decidieron recibir sobre ustedes la Toráh de manera íntegra, con sus explicaciones, pormenores, y novedades, han enaltecido por medio de ello al Todopoderoso, y lo han glorificado, para que sea Él exclusivamente, Quien rija sobre sus vidas.
Por consiguiente, no acepten ningún tipo de idolatría o fuerza ajena a Él.
Y Di´s se comprometió ante ti, de ser para Él un pueblo preciado. Pues este día es para ustedes como la revelación que presenciaron en el Monte Sinaí. Por esta razón, El Eterno también los engrandece al recibir sobre ustedes la Toráh, para que sean un pueblo amado por sobre todas las naciones.”
Es curioso que justamente en esta oportunidad Moshé decida bendecir con estas palabras al pueblo de Israel. Sí dicha berajá dependía del cumplimiento de la mitzváh del diezmo, ésta ya había sido transmitida tiempo atrás, pues en este libro (Debarím), Moshé hace un compendio de todas las mitzvot mencionadas.
Es posible responder que Moshé esperó hasta este momento, al final de los cuarenta años de deambular por el desierto, porque la mayoría del pueblo que ingresaría a la tierra pertenecía a una generación nueva, y con fuerzas y propuestas renovadas.
En este momento, por consiguiente, se encontraban en una óptima condición espiritual para reafirmar su absoluta e incondicional fidelidad a Di´s. Declaración que ratificaría un pacto nuevo de exclusividad. El Creador del mundo será para nosotros Uno y Único, y nosotros seremos para Él una nación única y predilecta, la cual será portavoz del mensaje Divino para la humanidad.
Y todo ello ¿Por qué?
Porque aprendimos a bien-reconocer las bondades que Di´s hizo con nosotros.
Y no se trata de una retribución protocolar, sino de la sincera afirmación que dependemos única y exclusivamente de Su infinita bondad. Como reza en el texto: “Observa desde Tu santificado recinto, desde los cielos, y bendice a Tu pueblo, a Israel, y a la tierra que nos has otorgado, como prometiste a nuestros padres, una tierra de la cual fluye leche y miel.”
De esta manera, los sufrimientos y desgracias acaecidas en el desierto, otorgaron al pueblo hebreo la suficiente madurez para llegar a este nivel de agradecimiento, fe y confianza en Di´s. Como lo explica Rabenu Yerujam HaLeví, ZT”L, de Mir:
“Existen muchos niveles hasta llegar al “Uno” verdadero, el cual es la perfección en la emuná (fe). Pues hay quien cree en el Creador del mundo, pero no en Su supervisión de manera particular.
Porque el fundamento de “Uno” radica en que Es Uno en la luz y la obscuridad, en la bondad y la maldad, y en todo tipo de sufrimientos y desgracias (lo älenu).
Las naciones del mundo aceptan la existencia de Di´s, pero no Su absoluta supervisión.
La emuná es infinita, y lo único que nos puede llevar cerca de su máximo nivel, es la Toráh, ya que ella proporciona vida (espiritual) a nuestro cuerpo, colmando dentro de él la voluntad de Di´s en cada uno de sus rincones. Hasta decir sin lugar a dudas: “Y Lo amarás con todo tu corazón y con toda tu alma”
De esta manera profesamos desde ese entonces nuestro amor por El Todopoderoso, el cual debemos cuidar y preservar hasta el fin de los tiempos.
Shabat Shalom