Kipur: Y mis palmas extendí

El esperado y venerado día del perdón y la expiación de nuestros pecados vuelve a nosotros. Gracias a Di´s logramos llegar a este día, el cual, sin lugar a dudas, aprovecharemos para cambiar nuestro futuro personal, familiar y comunitario.

¿En qué debemos concentrarnos el día de Kipur? ¿Cuál deberá ser el eje en ese día, para que todo lo demás gire armónicamente y podamos conseguir el verdadero perdón?

Analicemos


Los días temibles son dos: Rosh HaShaná y Yom Kipur.

Al primero se le llama “Día del Juicio”. En él somos juzgados minuciosamente, el gran fiscal está pronto para acusarnos, nuestros expedientes se abren y nosotros quedamos expuestos frente al Todopoderoso, y lo único que puede salir de nuestra boca en ese momento es: “Padre Nuestro Rey Nuestro, no tenemos a nadie más que a Ti”

Tratamos de cubrir nuestras malas acciones del año anterior, y hacemos sonar el shofar, como cuando se recibe a un Rey grande y honorable. Este shofar, no obstante, es curvo. De hecho, si fuera recto no sería kasher. De alguna manera diciendo: “Hay que recibir al Rey de reyes, pero cuidándonos de no exponernos totalmente ante él, emulando la curvatura del shofar. Además, la idea en Rosh HaShaná es la introspección; el sonido del shofar regresa a nosotros y nos motiva a despertar de nuestro letargo anual.

Pero en Yom Kipur, la idea es totalmente inversa. En este día el Creador del universo le da licencia al temible fiscal, y le está prohibido acusarnos. Somos comparados a los ángeles y por ese motivo muchos de nosotros vestimos ropa blanca.

Durante Kipur no se toca el shofar, es prohibido, simplemente nos dedicamos a declarar abiertamente quiénes somos de verdad, no ocultamos nada, nos extendemos y mostramos nuestras faltas y debilidades ante Nuestro Padre piadoso.

Y así decimos en selijot: “En Tu Nombre confié y mis palmas extendí, tomé conmigo palabras y me aproximé a Ti”

Es decir, como en Ti deposito mi confianza porque eres Mi Padre Y MI Rey, y con plena seguridad no tomarás mis declaraciones en contra mía. Mis palmas extendí, no dejo nada oculto ante Ti, y declaro con palabras quién soy de verdad. De mí no tengo nada, todo lo que tengo Te pertenece. Si así es nuestra actitud, sin lugar a dudas nos aproximaremos ante Ti sinceramente”

El único shofar que se tocaba en Kipur era el de Yobel, éste debía ser recto ¿Por qué? Por lo que justamente acabamos de decir, ya que esta es nuestra principal labor en Kipur, descubrirnos lo más posible. De esta manera cambiar nuestras vidas, y realmente acercarnos a nuestro Creador.

 

Jatima Tová y Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda

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