En nuestra perashá figura: “Y amarás al Eterno tu Di´s con “todos tus corazones” y con toda tu alma, y con todas tus posesiones” (Debarím 6,5)
Y Rashí menciona en nombre de nuestros sabios: “Con todos tus corazones”, es decir tanto con tu buena inclinación como con tu mala inclinación.
Esto merece explicación – así pregunta Rabí Yejezkel Levinstein, ZT”L – pues ¿De qué manera se puede servir al Creador del universo por medio de nuestros bajos instintos y malas inclinaciones? De manera simple se entendería que solamente a través de nuestra buena inclinación es que se le puede amar y servir.
En este mismo orden de ideas encontramos en la literatura de nuestros sabios (Midrash Rabá, Bereshit 9,7) que cuando dijo Di´s: “He aquí que es (la Creación) muy buena”, en realidad alude a la mala inclinación. Y esto mismo requiere ser aclarado.
Solemos aseverar que nuestras cualidades se dividen en dos grandes grupos, aquellas que surgen de nuestra alma divina y pura, y aquellas que se anclan en el mundo físico-material. En ocasiones somos dominados por la parte positiva de nuestro ser, y a veces por nuestras fuerzas egocéntricas.
Falso.
Pues todas ellas tienen su origen en el alma que nos otorgó Di´s, y se dedican a ayudarnos a relacionarnos con el Creador del universo y con quienes nos rodean, y a proporcionarnos cierta estabilidad anímica. Depende solamente de las ropas con que se vistan.
Por ejemplo, la envidia: Desear lo que tiene el prójimo. Puede ser muy negativo si empuja a la persona a desear los bienes del otro. O bien, puede ser un sentimiento sublime si se trata de copiar un modelo positivo del que está a mi lado, y emplear fuerzas para igualarlo o mejorarlo. Es decir, si se viste con ropas de intereses mundanos, nos puede llevar a la decadencia moral. Pero si el atuendo es espiritual, con miras a objetivos trascendentales, eventualmente nos conducirían a un mayor apego a nuestro Creador.
Pero aquí no termina nuestro análisis, ya que justamente al observar nuestras tendencias hacia lo mundano, podremos tener un parámetro certero del alcance de nuestras fuerzas espirituales, y por medio de ello aplicarlas hacia los estratos elevados de nuestra vida; alcanzar el Mundo Venidero, la vida eterna.
Es así que Moshé nos pide servir a Di´s con nuestras dos inclinaciones, la altruista y la egoísta, una marcará la pauta, y la otra nos llevará a las buenas acciones.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda