Bajar Lluvia

Érase una vez un señor muy apegado a lo material, un abogado con mucho dinero. Un día sale aquel señor manejando su carro nuevo último modelo y para colmo de males, un bus lo choca. El hombre empieza a gritar:
“¡Mi carro nuevo!, ¡mi carro nuevo! …”
Al llegar la policía y ver tal espectáculo uno de ellos le dice: “Señor usted es muy materialista, ¿por qué grita tanto por el carro?”

“Y ¿por qué dices que soy materialista?”
“¿Pero? ¡Es que no ves que en el accidente has perdido una mano!”, le contesta la policía.
Entonces el abogado exclama: “Uyyy, ¿y dónde está mi reloj?”
Nosotros sabemos que todo el judaísmo se basa en la salida de Egipto. Es así que en cualquier Mitzvá o en toda festividad la estamos recordando. Por ejemplo en Sucot, en Pesaj, o en el momento de hacer el kidush de Shabat. ¿Por qué es tan importante este suceso?

Dicen los Jajamim, que cada uno de nosotros, de todo lugar y en cada generación debe sentirse como si estuviera saliendo de Egipto, la pregunta es ¿por qué debo hacer esto? si yo no estoy saliendo de Egipto, ¿cómo puedo lograr sentir eso?


Para entenderlo debemos hacer otra pregunta:
¿Por qué el pueblo de Israel siempre quería volver a Egipto?
Como dice en la Torá, Di-s no le dio a Israel un camino corto o fácil, para que en caso de tener que enfrentar una guerra, ellos de inmediato retornaran a Egipto.

Bien sabido es que en el desierto ellos siempre se quejaron de no tener carne y otras comodidades, siempre quisieron retornar a Egipto, a pesar que en Egipto ellos sufrieron y fueron esclavos, ¿por qué siempre querían volver a Egipto y por qué fue tan difícil sacarlos de ahí?

La respuesta está en la palabra Egipto, en hebreo se dice Mitzráim, que significa “estrecheces, lugares angostos”, y esto lo podemos equiparar con los deseos y las adicciones.

Por ejemplo, un hombre adicto al cigarrillo es esclavo de este vicio, ya que si no lleva su cigarrillo consigo, no puede disfrutar de cualquier situación, o como aquel que tiene el deseo de dormir todo el tiempo. Cada cual tiene su adicción en particular que no lo hace avanzar.

Es decir, en Egipto la gente del pueblo de Israel era adicta al trabajo o adicta a estar en Egipto mismo, pero lo interesante es que eso no es solo para la historia del pasado, aquí vamos a ver que cada uno tiene su Egipto, su salida de Egipto y también su partida del Mar Rojo, hasta su tierra prometida.

El agua, se dice según la Kabbalah, es el origen de los deseos de este mundo, y como está escrito en la creación, que Di-s creó un mundo de deseos: “Ve-Ruaj Elokim Merajefet Al P`nei Amayim” – El espíritu de Di-s estaba flotando sobre el agua; es decir que Di-s creó un mundo de deseos, pero Él hizo una separación en el segundo día entre las aguas terrenales y las aguas celestiales y he ahí todo el secreto, las aguas de arriba como bien sabemos hoy son 99% agua dulce y las aguas de abajo son 99% agua salada y esa es toda la diferencia.

Los deseos de este mundo, los deseos materiales son como el agua salada y esto quiere decir que al tomar agua salada, ésta nos da más sed todavía.

Pero el agua dulce nos da satisfacción al quitarnos la sed y a esto se refieren los deseos espirituales, que nos confortan cada vez que los tomamos (la Torá también fue comparada con el agua, es también un tipo de deseo).
Las personas del pueblo de Israel pasaron el mar, es decir separaron entre los deseos que tenían antes y los deseos espirituales. Se dice que las aguas eran como murallas, muy difíciles de pasar, y cuando lograron pasarlo, entonces cuando aparece Amalek (que es considerado como la duda) ellos no sabían si regresar o quedarse. Cuando uno sale de alguna adicción, por ejemplo dejar de fumar, se necesita una alternativa para no volver a caer. (La gente que deja de fumar normalmente engorda, porque necesitan tener algo en la boca).

Eso fue lo que pasó con el pueblo de Israel al salir de Egipto. Necesitaba una alternativa a Egipto, otro tipo de deseo. Y por eso fue tan importante recibir la Torá, que era el deseo espiritual. (Uno tiene que sentir por el estudio el mejor deseo, estudiar con amor y gozar de cada segundo).
Luego llegaron a un lugar llamado Mará – amargura, y ahí Di-s ordena al pueblo de Israel algunas preceptos. Pero se comenta que eran amargos, así que Di-s aconseja arrojar un árbol sobre las aguas amargas. ¿Cuál era el propósito de hacer esto?
Para recoger una fruta de un árbol hay que tener paciencia. No es posible que en el mismo día que sembramos la semilla aparezcan las frutas. Tenemos que tener paciencia y con paciencia la semilla crece hasta convertirse en un árbol y sólo al final podemos disfrutar de las frutas.

Es igual que al primer día no podamos disfrutar del estudio o del rezo, es un trabajo que requiere mucho tiempo, pero al final disfrutaremos de los frutos dulces que se dan.
Por eso Di-s no llevó al pueblo de Israel por un camino corto; hay que tener paciencia, hay que hacer todo el proceso.

Dicen los Jajamim que por el mérito de Yosef se abrió el mar, porque Yosef fue la persona que se escapó de la tentación y el deseo encarnado en la mujer de Potifar. Esto es lo importante, ahora que estamos hablando de deseos.
Por eso podemos entender ahora el porqué Di-s le dice Abraham: “no te preocupes por la esclavitud ya que van a salir con riqueza”, pero a Abraham no le importaba la riqueza y por eso se tranquilizó. Dicha riqueza es la enseñanza de romper con los deseos y esto es lo más grande que uno puede tener en su vida. El judaísmo está basado en este concepto y hasta qué punto, esto es lo que vamos a ver a continuación.

El mensaje es grande: hay que saber combinar las cosas. No tenemos por qué alejarnos de la gente y volvernos budistas o entrar en una cueva cincuenta años y no comer, la enseñanza de todo esto es que el pueblo de Israel pudo salir de Egipto (el lugar más materialista del mundo) y recibir la Torá. Ellos tomaron todo lo que era Egipto, lo combinaron y lo volvieron espiritual, así pudieron entrar a la tierra prometida, la tierra de Israel.

Por eso dice el Talmud, que un día de lluvia es como el día de la entrega de la Torá, es el más elevado, porque la lluvia es dulce, pero tiene su origen en el agua de mar que es salada, el agua se evapora y retorna como agua dulce. En otras palabras, lo más importante es tomar las adicciones de este mundo, ponerles el condimento espiritual y así se convierten en deseos dulces.

Dicen los Jajamim que hay tres cosas tan difíciles como lo fue la partida del mar Rojo:
– La salud,
– El matrimonio y
– El sustento
La pregunta es: ¿difícil para quién y por qué?
La respuesta es que partir agua es lo más fácil del mundo, agarremos un balde con agua y ponemos nuestra mano ahí, veremos que partirla es muy fácil, pero lo difícil es mantener las aguas separadas.

Igual con la salud, podemos tomar una pastilla y tener salud para un día, pero el punto es sostener esa salud. Podemos abrir un negocio prestando plata del banco, pidiendo prestado del amigo y de un lado u otro, pero el punto es sostenerlo y hacer que el negocio prospere.

Y podemos encontrar una chica y fácilmente casarnos con ella, pero el punto es sostener en paz el matrimonio, por eso dicen que es tan difícil como la partida del mar.

Y se dice que la partida del mar sólo se logró cuando el agua les llegó hasta la nariz. La nariz siempre simboliza el orgullo y mientras más alta esté, así el agua tardará más tiempo en llegar y más larga va a ser la partida.

Para casarnos y para tener salud y todo lo demás, tenemos que agachar la cabeza, ceder un poco ante nuestro orgullo y los deseos que tenemos y así vamos a lograr “partir el mar”, porque si no, el matrimonio puede ser como un infierno o algo peor.

Es como el cuento aquel en el que un señor muere y llega al paraíso. El ángel le dice: “No estás en la lista”, así que se fue al infierno y el demonio de ahí le dice: “Mira, aquí tampoco estás en la lista”.

Entonces el hombre exclama: “¡Oigan!, tienes que arreglarlo, al paraíso o al infierno, pero donde mi esposa yo no regreso.”

Que logremos a salir de nuestro Egipto, partir nuestro mar, tomar agua dulce y entrar a nuestra tierra prometida.

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