Imaginemos la siguiente situación.
Eres un gran empresario, Gracias a Di´s todo marcha sobre ruedas. Pagas a tiempo a los proveedores, eres correcto, formal. Les otorgas a tus empleados prestaciones conforme a la ley, y aun procuras darles algún incentivo a fin de mes. Por supuesto estás al corriente con los impuestos, y verificas de tanto en tanto que nada haya quedado sin declarar.
Un buen día recibes por correo un citatorio del Seniat para una auditoria.
Comienzas a sudar frío, revisas una y otra vez tu documentación, y compruebas que todo está en orden, simplemente no entiendes que pudo haber pasado. Piensas que seguramente cometieron un error, y se equivocaron de persona, te tranquilizas. A la semana recibes otro citatorio, ya la cosa se va poniendo seria. Llamas a un amigo que tiene influencia para ver que se puede hacer, pero te dice que un citatorio de esa clase está fuera de su control. No sabes que hacer, te desesperas, te tomas un par de semanas de vacaciones para relajarte, mas, los citatorios siguen llegando, cada vez son más imperativos.
Intentas atrasar ese momento lo más que puedes, hablas por teléfono y explicas que estás enfermo, que te den unos días más, pero después de todas las prórrogas, el temible día llega.
Ves entrar a tu despacho tres hombres de traje oscuro, armados con intimidantes portafolios negros, con fingida cortesía los haces sentar. Abren su documentación, y uno de ellos te dice: “Señor Isaac, hace tiempo que lo estamos buscando, pues nos urge informarle que hubo un error en el último pago tributario, pagó usted de más. Lo único que queríamos saber es, si le reembolsamos el monto, o lo dejamos a cuenta del próximo pago.”
¿Cómo te sentirías en ese momento? No hay duda que el hombre más feliz de la tierra. Pero, seguramente, hubieses preferido conocer el final la historia desde un principio, y así evitar esos días de malestar y preocupación ¿No?
Nuestra parashá nos dice: “Y vendrán a ti todas estas bendiciones y te alcanzarán, pues escucharás la voz del Eterno tu Di´s.”
Dice el “Shaar Bat Rabim” que, en ocasiones, la persona trata de escapar de algo que objetivamente es para su bien, porque que aún no lo conoce. Motivo que le impide ver la bondad escondida en ello, mientras va floreciendo poco a poco.
Es por eso que la Toráh nos asegura: “Estas bendiciones que te doy vienen con garantía, pues, aun si intentas escapar, ellas te perseguirán y te alcanzarán.”
Cuantas veces no nos pasa que, por centrarnos en ver materializados sueños y proyectos, no disfrutamos y gozamos de lo que sí tenemos. Tan apurados estamos en conseguir grandes metas, y en comprobar si aquello por lo cual tanto pedimos y lloramos se cumplió, que no vemos los raudales de berajot que ya están con nosotros.
Y la Toráh señala: “Todavía ese tipo de berajot no son al 100%, pues aún falta que sean reveladas ante ti.”
Si, por lo menos, nos esforzamos sinceramente en cumplir lo que Di´s nos pide hacer –para nuestro bien- entonces tendremos la capacidad de ver en todo lo que nos pasa Su “mano” bondadosa.
Incluso en aquello que podría considerarse como algo negativo, siempre veríamos su parte positiva y el bien oculto en él.
El mes en curso, mes de Elul, principalmente nos invita a la reflexión y a la rectificación de nuestras faltas, teniendo siempre presente que Di´s, nuestro Padre, está cercano a nosotros. Con este conocimiento, lo primero que debemos pedir es, que Él abra nuestros ojos, para ver todo aquello que ya nos ha concedido. Y así reconocer Su grandeza, agradecerle siempre, y estar cerca de Él eternamente.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda