Ki Tetzé: Llanto

“Cuando salieres a guerrear contra tu enemigo, y lo entregue El Eterno, tu Dios, en tus manos, y tomes prisioneros. Y vieras en ellos una cautiva de bella apariencia, y la deseares, la tomarás como mujer. Y la traerás dentro de tu morada, y rapará su cabeza, y dejará crecer su uñas. Y se despojará de sus ropas que llevaba al ser capturada, y se sentará en tu casa, y llorará a su padre y su madre un mes, y después podrás estar con ella, y será tu esposa.” (Debarím 21/10-13)

En estas líneas la Toráh nos indica de qué manera conducirnos cuando debamos enfrentar atracciones que comprometen nuestra lealtad a la Toráh: Desprestigiando al mal instinto, presentándolo de la manera que objetivamente es: Una atracción pasajera sin contenido real.


El Zohar HaKadosh dice, que en este pasaje se encuentra encerrada una enseñanza más profunda.

“Y llorará a su padre y a su madre un mes…”

“Este es el mes de Elul”

El Ari Z”L, explica el sentido de este pasuk: “Y llorará a su Padre” – Es Dios.“Y a su madre” – Es la congregación de Israel (Kneset Israel). “Un mes.” Es el mes de Elul, días en los cuales se manifiesta la Voluntad y la Misericordia del Todopoderoso en el mundo.”

Agrega Rabí Yoel Shwartz, en su libro “Iemé HaRajamim VeHaSelijot”(Días de misericordia y perdón): “El mes de Elul es un agregado a los días de arrepentimiento y perdón establecidos en la Toráh; Rosh HaShaná y Yom Kipur. Y tuvimos el mérito de acceder a ellos gracias a la actitud de la generación que salió de Egipto. Ya que, después de haber pecado con el Becerro de Oro, se dedicaron a retornar al buen camino, con introspección, súplicas y arrepentimiento a partir del mes de Elul. Como figura en el libro “Jayé Adám”: “Cuando Dios accedió a entregarnos las segundas tablas, y Moshé subió al Monte Sinaí en el primer día del mes de Elul – quedándose ahí hasta Yom Kipur – Israel decidió en esos días ayunar y mortificarse por el pecado del Becerro de Oro. El último día, es decir el diez de Tishri (Yom Kipur) resolvieron ayunar noche y día. Por esa razón se fijó ese día – Yom Kipur – para expiación, por la eternidad. Y ya que esos días se convirtieron en época donde la Voluntad Divina se hace más evidente, de la misma manera año tras año se vuelve a despertar esa inconmensurable misericordia.”

En cierto modo la Toráh nos hace notar, que nos encontramos “secuestrados” por el mundo material.

Durante la mayor parte del año nos encontramos inmersos en actividades mundanas, donde la Presencia Divina no se encuentra muy asida en nuestros corazones. A ellos – además – los cubrimos con un sinnúmero de accesorios, ornamentos e, inclusive, disfraces, que nos dan la sensación de tener otra imagen, con mejor apariencia, más bella, pero también… falsa.

En esta oportunidad la Toráh nos insinúa: “Tienes un mes durante el año, donde puedes quitarte esos agregados que impiden relacionarte con lo que marca verdaderamente tu esencia. Llorarás un mes entero para buscar la cercanía con el Todopoderoso, con tu Padre, quien te ha dado la vida y el sentido de tu existencia. También llorarás por tu sentido de pertenencia con el pueblo judío, madre y cuna de nuestros valores y tradiciones, los cuales te mantienen al margen de los pueblos gentiles y de las abominaciones a quienes ellos adoran.”

El mes de Elul tiene como objetivo ablandarnos el corazón, tocar nuestros puntos más sensibles, para movernos y retornar en Teshuvá. Para ello, el recurso más infalible es el llanto que el alma expresa al sentir anhelo y esperanza de volver a probar esa cercanía con su Creador.

Quizás llegásemos a pensar que este ideal está demasiado alejado de nosotros, pues es sumamente difícil cambiar – incluso – la manera de ver nuestra propia vida. Sin embargo, la Toráh nos revela que en este mes todo ello es posible, y que el retorno está al alcance de la mano con solo un poco de reflexión.

Shabat Shalom

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